🎈𝗖𝗮𝗽í𝘁𝘂𝗹𝗼 𝟒🎈

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Permaneció un par de segundos inmóvil procesando todo lo ocurrido mientras Bill, junto con Richie, la sostenían cada uno de un brazo

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Permaneció un par de segundos inmóvil procesando todo lo ocurrido mientras Bill, junto con Richie, la sostenían cada uno de un brazo. Se sentía aliviada.

Luego de haber dado frente a las atrocidades que Henry, junto a su grupo, le hicieron a Ben y, sin querer imaginar lo que le habrían hecho a ella, no podía sentirse más que a salvo ahí rodeada de esos chicos que, estaba segura, eran inofensivos.

El quejido de Ben la alertó nuevamente colocándose de pie para correr hasta la orilla del río donde Eddie y Stan lo habían llevado. Se agachó a la altura de su amigo que yacía sentado en el suelo y lo observó, sintiéndose culpable.

―No sabes cuánto lo siento, Ben ―se disculpó, aunque sabía era en vano―, nada de esto hubiera sucedido si hubiese llegado a la hora acordaba a la biblioteca.

―Oh, rayos, ¿qué fue lo que les paso? ―la voz de Richi se hizo presente a sus espaldas siendo ignorada por todos los presentes.

―No fue tu culpa ―habló un adolorido Ben―. Me ayudaste.

Ben sabía que su amiga había hecho todo lo posible por ayudarla, no podía culparla de la atrocidad que Henry le había hecho. Ella no era culpable de nada.

―No fue suficiente ―vociferó llena de tristeza.

Todos se quedaron en silencio un par de minutos hasta que Bill habló.

―Va...vamos a a...ayu...ayudarles.

―Sí ―apoyó un tanto temeroso Stan―, hay que salir de aquí.

Los demás solo asintieron en silencio.

Milán, que se encontraba tomando la mano de Ben, se giró, observándolos con agradecimiento.

Les había costado un poco salir de los baldíos, más que nada debieron ser cuidadosos para evitar encontrarse con Henry o cualquiera de sus amigos, aparte de que no querían que Ben lastimará más su herida.

En ese momento iban todos en sus bicicletas; Bill llevaba a Ben y ella iba con Stanley.

―Está bien ayudar a los nuevos, pero ¿qué hay de nuestra seguridad? ―empezó a hablar un alarmado Eddie.

Milán no pudo evitar rodar los ojos.

―... está sangrando y ya saben que hay una epidemia de sida en este momento.

Milán no pudo evitar soltar una carcajada.

―Nadie aquí tiene sida, Eddie ―habló cansada de la histeria del chico.

―Él podría tenerlo ―habló Stan ganándose una mala mirada por parte de Milán―. Dicen que Henry le cortó con su cuchilla y...

―No tiene nada ―lo interrumpió molesta en cuanto Ben la volvió a ver asustado. Le regaló una sonrisa a su amigo diciéndole que todo estaría bien.

𝗘𝗩𝗜𝗧𝗘𝗥𝗡𝗢 | 𝗕𝗶𝗹𝗹 𝗗𝗲𝗻𝗯𝗿𝗼𝘂𝗴𝗵 ✔Where stories live. Discover now