Prólogo

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La tierra es inmensa. Mucha gente vive a lo largo del globo terráqueo. Para agrupar las masas de tierra están los continentes, y después los países. Hay un país aislado del mundo en Europa, con un clima muy frío. Apenas viven trescientos setenta mil personas. Aproximadamente la tercera parte de la gente en Islandia vive en la capital, Reikiavik.

Una de esas personas es Emil Steilsson, un joven de diecisiete años. No tiene muchos amigos pero pasa el tiempo con un grupo de cinco personas que conoce desde que tenía tres años. Todos los viernes quedan en casa de alguien, al no poder salir por el frío que hace.

Ese viernes tocaría ir a la casa de Emil si no estuviera preparando la maleta para irse y no volver jamás.

Su hermanastro, Lukas Bondevik va a ir a la universidad en Nueva York. ¿Y eso por qué le afecta a Emil? Su padrastro y su madre le van a mandar a una escuela secundaria cercana a la universidad para que se adapte a las ciudades grandes. El islandés se va a la otra punta del mundo. Desde una ciudad pequeña y fría a una ciudad enorme, con mucha gente de muchos lugares distintos. Tiene que empezar desde cero. Dejar a sus amigos para no verlos nunca, dejar las mañanas frías de su amada Reikiavik y dejar su vida para empezar una nueva.

Emil bajaba las escaleras por última vez con su maleta cerrada a presión mientras se le escurría alguna lágrima. Su padrastro le ayudó a subirla al coche. Acto seguido Lukas y Emil se subieron en la parte trasera del coche e iniciaron su ruta hasta el aeropuerto.

- No me digas que estás llorando, hermanito - dijo Lukas. Esto enfadó a Emil.

- No estoy llorando, y no me digas hermanito. No soy tu hermano y ni siquiera eres de Islandia - replicó Emil. Lukas es de Noruega y se mudó a Islandia a los diez años.

- Lo que tú digas...

Llegaron al aeropuerto y después de despedirse de sus padres se fueron al avión. Emil se sentó al lado de la ventana. No estaba listo para pasar las próximas seis horas y quince minutos sentado, viendo como dejaba atrás Islandia.

El vuelo se le hizo corto. Se pasó casi todo durmiendo hasta que su hermanastro le despertó diciendo que estaban llegando. Se podía ver la Estatua de la Libertad desde su ventana. Emil la miró con los ojos brillantes. Nunca antes había visto algo tan grande. Se prometió a él mismo que algún día iría ahí con sus amigos o con su novia. Lukas notó que a su hermanito le había llamado la atención eso, pero no le dio importancia.

Después de media hora en taxi, llegaron a un bloque de pisos bastante cutre.

- ¿En serio no se han equivocado? - preguntó Emil. Era horrible a sus ojos. Se había emocionado demasiado por la Estatua de la Libertad.

- Pues sí, tonto - respondió su hermano. - Y es el... Quinto C - Lukas llamó al timbre.

- ¿Sí? - preguntó una voz dulce. - ¿Son los nuevos huéspedes?

- Sí - en cuanto el noruego dijo eso, la puerta se abrió.

Tomaron el ascensor al quinto piso. Cuando salieron, un joven de pelo rubio y ojos violetas les esperaba en la puerta. Medía menos que Lukas y que Emil y llevaba un pijama con la bandera de Finlandia en grande.

- Me llamo Tino. Tino Väinämöinen - les saludó con un apretón de manos. - Soy vuestro nuevo compañero de apartamento. Soy de Finlandia ¡Estoy muy emocionado de conoceros!

Tino les llevó hasta el piso. Era pequeño y acogedor. Cuando entraron había un chico rubio con el pelo bastante despeinado y ojos azules jugando con Legos. También había otro chico rubio, con ojos azules y gafas esperando a Tino en la puerta. Todos eran rubios.

El trabajo de Biología // HongIceWhere stories live. Discover now