Cuenta regresiva

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ㅡUhehara-san llegará hoy, así que asegúrense de deshacerse hasta del último gramo de polvo que haya en la casa ㅡindicó Testsu a las criadas de la casa, quienes asintieron y rápidamente corrieron en busca de los utensilios de limpieza para comenzar con su labor ㅡ. Y ustedes deben arreglarse y ponerse presentables para recibirlo.

Como todo en el mundo, los buenos tiempos también llegaban a su fin, y JeongGuk apretó los puños, maldiciendo en silencio tanto la hora en la que Uehara-san regresaba a Daegu como al mismo hombre.

Uehara Haruhiko era un hombre de cincuenta años que, en sus años mozos, fue diputado en Japón e Íntimo amigo del difunto emperador japonés Keiko Tenno. De allí que ahora, ya retirado, contase con una excelente reputación en Japón y una pequeña fortuna en Joseon. Era conocido por sus obras de caridad y generosas donaciones a diversas organizaciones, hospitales y templos.

Uehara Haruhiko era también el dueño de la casa en la que habían vivido Tetsu, Ayuri, JeongGuk y Jimin durante todos esos años, y debido a que nunca les pidió cuota de arrendamiento, Tetsu siempre lo recibía con un banquete, sonrisas, elogios y geishas.

Sonaba a que era una buena persona, ¿verdad? Pues no del todo.

Todos tenemos nuestro lado bueno y nuestro lado malo, y no necesariamente hablando de estética. 

Detrás de todos esos actos de caridad, se escondía un acosador sexual de quien JeongGuk había estado a punto de ser víctima muchas veces. Desde que conoció a Uehara Haruhiko, supo que no sería una buena compañía. Percibir su vibra aterradora y ver sus ojos malvados le provocó una sensación que no se le había olvidado incluso luego de ocho años... porque cada vez era como la primera.

Y después de haber sufrido acoso por parte del repugnante viejo, sintió una alegría inmensa cuando supo que éste se iba a Japón por tres años, justamente una semana después de su debut.

Pero los tres años habían acabado más rápido de lo que esperó y hoy debía ver volver a Uehara-san. 

De sólo imaginarlo le daban náuseas, pero no había mucho que pudiera hacer de todos modos, pues si quería seguir teniendo un lugar en donde vivir, era mejor mantenerse al margen.

Dos horas después, las cuatro geishas ya estaban vestidas elegantemente en la espera de su casero, con comida deliciosa recién hecha por las criadas y la casa reluciente. No pasó más de media hora para que el viejo Alfa llegase a la casa, y tal como lo temía JeongGuk, fue él el primero al que vio.

ㅡBienvenido, Uehara-san. ㅡsaludó Tetsu con la voz aterciopelada, haciendo una pronunciada reverencia hacia el hombre y siendo imitada por el resto.

ㅡ¿Estuviste bien en tu viaje? ㅡcontinuó Ayuri.

ㅡSin duda ㅡrespondió el viejo ㅡ. El viaje fue maravilloso, pero no me iré de nuevo... no en un buen tiempo al menos. ㅡy JeongGuk quiso vomitar cuando Haruhiko lo miró asquerosamente al decir lo último.

ㅡ¡Me alegro tanto de saber eso, Uehara-san! ㅡexclamó Ayuri con evidente contento ㅡMe he aburrido tanto sin ti, además tú conoces a tantos hombres agradables... últimamente no me han contratado Alfas que valgan la pena. ㅡlloriqueó.

ㅡEso puede solucionarse, Yuri-chan ㅡsonrió el viejo ㅡ. En cuanto pueda te llevaré a ver de nuevo a mis mejores amigos. ㅡprometió, sin poder alejar su vista del Gamma que ya estaba comenzando a hartarse, sintiendo a su lobo gruñir a la defensiva.

Aún así, rogaba por que su aroma no comenzara a tornarse fétido y dejara en evidencia su molestia.

ㅡUehara-san, debes tener hambre, ¿no? Apuesto a que fue un largo viaje. ㅡhabló Jimin, invitando al dueño de la casa al comedor para comenzar a cenar.

𝐃𝐢𝐭𝐜𝐡𝐢𝐧𝐠 𝐭𝐫𝐞𝐚𝐬𝐮𝐫𝐞 ᵗᵃᵉᵏᵒᵒᵏ ᵒᵐᵉᵍᵃᵛᵉʳˢᵉWhere stories live. Discover now