Cap 20.

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Éstas llegando al final de ésta historia

–¿Ya nació el bebé?–

–Si Emel ¿Quieres ir a verlo?–

–¡Nosotros también queremos verlo!– exclamaron los niños.

–Bueno, los llevaré a los 4 a ver al primito– dijo mi padre, nos llevó a los cuatro al hospital, no nos querían dejar entrar hasta que dijimos nuestro apellido, ellos comenzaron a temblar, cosa que me causó bastante gracia. Un doctor nos guió hasta una sala donde habían un montón de bebés dentro de cuneros, pero él al ser prematuro, lo metieron en uno especial.

–¿Es el?– pregunté con un tono de felicidad, el doctor asintió –Es hermoso–

–Parece una mini rata– dijo Wyatt, yo le golpeé el hombro, el me puso mala cara.

–Bueno Emel– me habló mi hermano –Ya somos tíos–

–¡Siii!– exclamó Sirin, mi papá fruncio el ceño.

–Pero si es primo– yo negué con la cabeza.

–No papá, Melten es nuestra prima, y al ella tener un hijo se vuelve nuestro sobrino– el soltó un a

Era hermoso, en el momento que estaba frente a nosotros estaba despierto, se le podía notar unos cortos cabellos de color negro, y unos ojos chinos iguales a los de Melten. Era más pequeño de lo que me había imaginado, las cejas ni se le notaban, movía las manitas con suavidad...Era simplemente, un bebé hermoso, creo que el padre es muy apuesto, por que en el rostro no se parecía en nada a Melten.

Los doctores nos comentaron que Melten se encontraba en un mal estado, ya que pasó trabajo para traer al nene al mundo. Después de apreciar la belleza de Cris, todos decidimos irnos a casa, la tía Miray se quedó junto a ella, hasta que le dieran de alta.

Fui a mi cabaña para encontrarme con Osman ahí. En cuanto llegué corrí a llenarle la cara de besos, cosa que a el le causa ternura, por eso siempre lo hago. El abrió la puerta de la cabaña, yo me quedé mirándole el culo, es simplemente perfecto

Pero Emel

No podía quitar la mirada, hasta que el notó que lo estaba mirando mucho y soltó una risita. Lo siento mucho no puedo evitarlo, es que me encanta tu cuerpo por completo, de arriba a abajo, cada detalle de el, cada centímetro de su cuerpo, hasta los más mínimo.

Su color de piel era de mis cosas favoritas, ya que no era ni negra ni blanca, una especie de mulato claro, por eso me gustaba tanto, ya que en mi país no se encontraba muchas personas con ese tono de piel. Tenía una nariz perfilada, junto con unos labios carnosos, muy apetecibles que cualquiera se moriría por besar. En su oreja derecha llevaba un arete de diamentes blancos, cosa lo cual me hacía verlo más sexy de lo que ya era. Con el siempre llevaba un cabello rizado que nunca se peinaba, siempre lo tenía alocado.

–Me éstas mirando mucho– me dijo, yo solté una risita, se acercó a mi para unir sus labios con los míos, cerré mis ojos tímidamente cuando pude sentir que me ponía ambas manos en la cintura. Mientras me besaba, para mi solo existía el, sentía como el mundo de mi alrededor desaparecía poco a poco. Aunque ya lleváramos un año juntos y, nos hayamos dado besos muchas veces, para mi cada uno de sus besos era especial. Mi corazón aceleraba a toda velocidad, podía sentir su respiración agitada. Sentí como tocaban la puerta de la cabaña y ambos nos separamos, solté una risita, ya que incluso estaba ilusionada porqué pensaba que podíamos hacer algo en la cama, pero nada. Abrí la puerta y Wyatt se encontraba ahí parado con una sonrisa de oreja a oreja.

–¿Que quieres?–

–Disculpa por interrumpir querida prima–

–Más vale que sea algo importante– le puse mala cara.

Una joven Mafiosa. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora