Guerra

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Regresé a Nueva York como acordé a un inicio para filmar la película. Estar cerca de Zac Effron me cortaba el aire, sinceramente no me parecía tan guapo cuando lo veía en High School Musical pero estar frente a él era diferente, el tipo imponía cada que llegaba a algún lugar.

Druig de vez en cuando me acompañaba al set de grabación, decía que era agradable salir de vez en cuando del pueblo. Yo era re feliz cuando venía conmigo.

Una vez que la película estaba lista, me grabaron muchas veces dando algunas entrevistas para sacarlas a la luz conforme avance el tiempo debido a mi ausencia para hacer promoción.
Era de las películas más esperadas del año solo por estar involucrada.

Pasaban los meses y mi tiempo por fin estaba bien administrado en la Amazonía. Pasaba el día entero entrenando con las Amazonas, cuando comenzaba a atardecer regresaba con Druig y cuando ya había luz del día, visitaba el reino de Deméter para luego regresar con las amazonas y repetir mi rutina una y otra vez. Creí que esto me cansaría, pero nunca pasó, es más, me sentía a gusto manteniéndome ocupada.

A veces me distraía quedándome días enteros con las amazonas en el laboratorio buscando una solución para reconstruir el portal. Resulta que era muchísimo más complicado encontrar una forma de hacer que funcionara, cada vez que creían haber tenido éxito, algo fallaba y tenían que reconstruir.

A las pocas semanas de llegar al paraíso, conocí a los hipogrifos, criaturas con cabeza de águila, patas delanteras de águila, cuerpo de caballo y patas de caballo, junto con dos alas gigantescas a cada lado. Tenían una manada completa de estas criaturas bastante elegantes que, las amazonas usaban en sus ejércitos junto con los caballos. La única diferencia era que los hipogrifos eran muy inteligentes para seguir órdenes o entender cualquier tipo de oración; si bien no hablaban, se expresaban muy bien con los ojos.

Los hipogrifos venían en todo tipo de tamaño y color. Se me hacían la cosa más preciosa que había visto, eran muy elegantes todo el tiempo; muchos de ellos ordenaban también a los caballos o los instruían cuando las amazonas no podían con los más rebeldes.

Cuando no tenía entrenamientos y no quería salir del paraíso, me iba con la manada de hipogrifos a descansar, les llevaba variedad de alimento y me sentaba a almorzar con ellos hasta quedarme dormida. Eran tan cariñosos que daban ganas de abrazarlos y no soltarlos nunca; sin mencionar que se veían ultra adorables con la armadura puesta.

Durante un momento de ocio hice una retrospección a mi vida en la realidad actual y me sorprendí bastante de todo lo que había logrado. Yo nunca, ni ebria, ni drogada estaría sola con criaturas tan grandes sola y sin cuidado, jamás habría accedido a salir de mi hogar para ir a otro lugar sumamente remoto como Asgard para buscar algo en la lejanía de la Tierra. En ese mundo me sentía imparable, podía hacer todo lo que yo quisiera, sin limitaciones. Ya ni siquiera le tenía miedo a las alturas en esa realidad. 

Aunque aún no sabía nadar. Nadar estaba sobrevalorado para mi que soy de Bolivia JJKSKJJA

Los entrenamientos eran muchísimo más pesados que los que tenía con los Vengadores, porque por medio de tecnología hicieron que realmente me canse haciendo cada ejercicio, era como si nuevamente fuera una persona normal realizando el entrenamiento de una persona fit.
Aprendí a montar a caballo y también me subí a los hipogrifos para que me llevaran volando.

Ni cuando hacía ballet sufrí tanto como con las Amazonas.

Ya eran mediados de octubre cuando me encontraba en medio de un entrenamiento con armas; ahora me llevaba bien con la general que no me quería ahí cuando llegué; si bien era muy seria, era un amor cuando la conocías bien, siempre se preocupaba por los demás. La reina ordenó darme el mejor entrenamiento posible durante mi estancia para mantenerme a la par ante cualquier tipo de ataque de parte de los demás dioses. Por eso fue que las amazonas modificaron sus entrenamientos para que yo pudiera mejorar.
Tiempo después, al verme al espejo lucía completamente diferente que no pude reconocerme, ya no parecía una lombriz alta andante, mi masa muscular había crecido bastante y por fin en mucho tiempo me sentía segura conmigo misma.

Tres vidas (Shifting)Where stories live. Discover now