Lost And Found - Fnaf Fazbear Fright [Count The Ways Au]

Bon-Bon

Millie gritó, pateando sus brazos y piernas y sintiendo que sus huesos latían y la piel se magullaba mientras golpeaba contra el metal.

—¡Grita todo lo que quieras, nadie puede oírte, Tonta Millie!— La voz que la había perseguido durante semanas se burló. —Solo somos tú y yo, ¡pero pronto seré solo yo!— La risa era como clavos en una pizarra, tallando su cerebro.

—¡No quiero morir! ¡No merezco morir!— Millie chilló, desesperada. —¡Estoy haciéndolo mejor! ¡Estoy siendo mejor! ¡Solo soy una niña!

—¡Oh, de ninguna manera, ¡Millie! ¡Sigues siendo egoísta! ¡Ni siquiera te importa lo que yo quiero! Cómo me he aburrido hasta la médula, solo he podido escucharte gemir y gemir sobre la muerte y la miseria.— Riendo de una forma psicópata. —i Mientras estudias libros incluso mas viejos que yo. Y después de todo, tomaste tu decisión, ¡y ahora tienes que vivir con las consecuencias! Bueno, en realidad seria, ¡morirás con las consecuencias!

Su cuerpo entero traqueteaba a su alrededor, sus ojos azules brillando desde todos los ángulos como si estuvieran llenando el espacio vacío a su alrededor. Trató de abrir la puerta a la fuerza con sus manos, sollozando y tratando de escapar de esos malditos ojos , eventualmente lanzando todo su cuerpo contra la puerta sin éxito.

Escuchó que el animatrónico comenzaba su alegre cuenta regresiva, un acento francés verdaderamente terrible rechinaba sus oídos, y gritó llamando a sus padres.

El traqueteo se detuvo.

El sonido de una cuchilla.

Dolor.

Millie se despertó de golpe, luchando por moverse. Su cuerpo se sentía paralizado, como si todavía estuviera atrapada en la pequeña cavidad del vientre de Funtime Freddy.

Sus ojos giraron frenéticamente en su cabeza, casi como un animal moribundo, y deseó frenéticamente que sus miembros se movieran. Aunque su habitación estaba completamente a oscuras, podía sentir al horrible animatrónico en algún lugar justo fuera de su visión, sonriendo con su horrible sonrisa desquiciada y esperando para saltar. El terror se filtró a través de ella, hasta sus mismos huesos, y lloró en silencio, con lágrimas cayendo por su rostro.

¿Eso fue una risa?

¿Un crujido?

¿Un destello de metal rosa grisáceo?

¿Ojos de plástico que parecían casi humanos?

Cuando finalmente pudo moverse, Millie hundió la cara en la almohada y sollozó. Con manos temblorosas, abrió las cortinas para dejar entrar la luz de la luna y encendió la lámpara de la mesita de noche. Rápidamente abrió su propranolol y tomó una dosis, goteando agua sobre sus sábanas mientras lo hacía.

Luchó por respirar uniformemente, recordando los consejos de su psiquiatra. Echó un rápido vistazo por la ventana para asegurarse de que no había nada allí, luego alrededor de la habitación y lloró de alivio.

Llevó las rodillas al pecho y lloró de verdad, de forma gutural y agonizante, hasta que no pudo llorar más. Se quitó el pelo mojado de la cara y respiraba con dificultad, con las extremidades temblorosas y gelatinosas. Cogió su botella de agua y gimió cuando vio que estaba vacía, lo último se derramó sobre sus sábanas.