CAPÍTULO 21

237 33 0
                                    

Narra Jang-mi

Estaba en camino a DamBam, antes de todo iría por café y aperitivos para los muchachos. Cuando subí a mi auto, mi celular vibro por la llegada de un mensaje.

Al abrirlo noté que era una publicación de nadie más que Yi-seo, me la había mandado Sae-ro-yi. En la publicación Yi-seo parecía hablar del trato tan despectivo hacia Toni. Me alegro de que haya hecho eso, pero sé que no lo hizo porque le haya nacido realmente, además que no fue con palabras acertadas, seguía negando lo que Toni tanto nos decía.

Cuando llegue todos estaban ahí, excepto Toni, claro está.

— Buenos días. — Salude a los chicos, parecían estar en una conversación bastante entretenida.

— Te ves fatal. — Me dijo Seung tan encantador como siempre.

— ¿Resaca? — Sae-ro-yi me ofreció un jugo, uno que se había vuelto mi favorito.

— Sí. — Gire para verlo. — No gracias, traigo café.

— Nop. — Me quito de la mano mi café junto a los que traía para ellos. — Tienes insomnio, la cafeína solo te afectará más.

— Hum. Hazle caso al jefe. — Hyeon-yi me miró con una sonrisa mientras levantaba las cejas a manera de “complicidad”, de la misma manera como lo hacía en ocasiones con Yi-seo.

— Bien. — Lo miré “enfadada”. — Eso te costará una comida deliciosa.

— Llegaste. — Me hablo Yi-seo mientras salía del baño.

— Sí. — Respondí indiferente mientras tomaba de aquel jugo de manzana.

— Qué bien. — No dijo más, tampoco es como que tuviera muchas ganas de escucharla.

— ¿Toni tampoco vendrá hoy?

— ¿Me buscas? — Hablo una voz a mis espaldas.

— Vaya que tiene dones para manifestar. — Dijo en un susurro Seung que claramente todos escuchamos, simplemente decidimos ignorarlo.

— Toni. — Lo vi cabizbajo, entre decepcionado y frustrado. — Nos tenías preocupados.

— Lo siento. — Paso de mí para ir hacia Yi-seo.

— Soy Coreano. — Le mostró su teléfono.

— ¿Sabes qué? No pareces coreano. ¿Por qué dices que lo eres?

— Y dale con lo mismo. — La miré con molestia.

— Mi papá es coreano. — Replicó. — Mi papá vino a Corea a buscar a mi abuela y yo vine para buscar a mi papá.

— ¿Por qué no nos habías dicho eso? — Pregunté. — Abríamos tratado de ayudar.

— Si lo encuentro obtendré la nacionalidad coreana. — Nos miró y después a Yi-seo. — Soy coreano.

— Pero la verdad es que aún no tienes la nacionalidad coreana, o sea que no lo eres.

— Esta niña. — Estaba a punto de reclamar cuando ella prosiguió con su charla.

— Yo, te ayudaré a buscarlo. — Todos la mirábamos sorprendidos. — Yo lamento no haberme puesto de tu lado. — Me volteó a ver a mí para desviar su mirada nuevamente hacia Toni. — Lamento haber sido tan desconsiderada.

Yo solo sonreí. ¿Me agradaba? No, aún tengo esa sensación de que lo hace para su beneficio, que por verdadera “redención”, pero me agradaba saber que al menos estaba recapacitando las cosas.

Itaewon ClassOnde as histórias ganham vida. Descobre agora