CAPÍTULO 4

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Narrador omnisciente

-- ¿A que te refieres? ¿Quieres trabajar aquí?

-- Si.

-- Gracias por el ofrecimiento, pero ya encontré a alguien.

La muchacha con una mueca lo miro.

-- Esa mujer dijo que iban a considerarlo,  ella no cuenta como alguien.

-- Esa mujer se llama Kim Jang-mi y no es eso pequeña loba, pero te ganaron.

-, ¿Cómo?

-- Digamos que Sae-ro-yi tiene un gran corazón.

Se abrió la puerta dejando ver a un joven castaño de labios carnosos, uno que Jang-mi y Yi-seo conocían una más que la otra.

-- Yi-seo.

-- ¿Geun-soo?

-- ¿Qué te trae por aquí?

-- ¿Que pasa? ¿Qué cuernos haces aquí?

-- La loba ya saco los colmillos. -- Le susurró la pelinegra a Sae-ro-yi, el solo la miró con una mueca.

El empleador con la intención de evitar un malentendido volvió a integrarse a la platica.

Narra Jang-mi

-- A partir de ahora trabajará aquí. -- Contesto Sae-ro-yi.

-- Así es.

-- ¿Que? ¿Tu lo dejaste?

-- Yo no tengo nada que ver.

-- Eres su socia.

-- Lo sé, pero preferí no gastar saliva, de cualquier manera iba a contratarlo fuera útil o no, sin ofender chico.

Podría escucharme grosera, incluso cruel, pero para se honestos Geun-soo era al se que más odiaba después de mi padre.

Flashback.

-- Mamá.

Aun recuerdo ese día, lloraba desconsoladamente en aquella habitación llena de lujos.

-- Mamá, contéstame. -- Golpeaba la cama como vil niña mimada. -- ¿Por qué nos vamos a ir? ¿Que va a pasar con mis juguetes?

-- No los podemos llevar cariño, me temo que a donde iremos no podemos llevar tanto.

-- ¿Por que nos vamos? Yo no me quiero ir, no quiero dejar mis cosas.

Siempre había sido consentida por mis padres, mi madre me llenaba de amor y abrazos mientras que mi padre llenaba mis brazos con juguetes y ropa cara.

-- Por que tenemos que irnos.

En ese momento y a esa edad, no había notado lo rota que se sentía mi madre, me preocupaban más mis juguetes que su ojos inchados, me preocupaban más mis lujos que sus manos temblorosas y voz rasposa.

Itaewon ClassWhere stories live. Discover now