— ¿Taehyung?— Se asustó y volteó rápidamente. Respiró.

— Sra. Min.— Era su vecina. Una adorable anciana que vivía frente a su departamento.

— Niño ¿A donde habías ido?— Le abrazó. Tae respondió el abrazo.— Desapareciste de la nada.

— Si... Emmm... Sra. Min ¿Acaso alguien cambió la clave de la puerta?

— Mi niño, eso...— Uno de los vecinos se asomo por los pasillos y Tae casi entra en pánico.

— Sra. Min ¿Puedo pasar a su casa?

— Sí, claro.— Volteó para abrir la puerta.— Así hablamos más cómodos.—Entraron.— Pasa, ponte cómodo, te serviré un poco de té.

Tae se adentro más. En realidad, a pesar de conocer a la Sra. Min de tantos años, nunca había entrado a su apartamento, porque nunca tuvo tiempo de hacerlo, a pesar de las innumerables veces que la señora amablemente lo había invitado a pasar.

Tae se sentó en un sofá que estaba al costado de la pared. Sus piernas estaban inquietas. Estaba nervioso. No tenía tiempo que perder.

La Sra. Min llegó con una tacita de té.— Ten.— le ofreció la taza. Tae la tomó. —¿Por qué estás tan nervioso?— Tae lo notó y dejó de mover las piernas.

— Eemm, por nada.— Era muy arriesgado abrir la boca.— ¿Que decía sobre mi apartamento?

— Eso... Taehyung, cuando desapareciste hace seis meses, el dueño vino hasta aquí porque no habías pagado el mes, amenazaron con desalojarte, así que lo pague por ti, pero al siguiente, tampoco regresaste y ya no pude pagarlo. Sacaron todas tus cosas.

— ¿Todas mis cosas?— No podía ser cierto.

— Lo siento mucho, Taehyung. Intente recuperar todo lo que parecía tener valor sentimental. Saque dos cajitas, y bastante ropa, lo demás era solo muebles, pero se perdió, lo siento.

— ¿Dos cajitas dice?— Se emocionó. La abrazó.— Sra. Min, muchas gracias. Esas dos cajitas era lo único que me importaba de todo el apartamento. Gracias también por pagar ese mes, no tenía que hacerlo. Se lo pagaré en cuanto lo tenga.

— No, no te preocupes. Con verte feliz, me basta y me sobra.— Eso también se lo quedaba debiendo.— Ven, sígueme.— Se puso de pie y Tae la siguió.— Aquí están. — Se las entregó.

— Gracias.— Tae las tomó. Busco debajo de una de ellas y sacó las llaves que estaban ocultas. Abrió una de las cajitas. Era una foto de él y su padre. La única que le quedaba, y una cadena, perteneciente a su padre, que si presionabas el dije, se abría y eran dos fotos, una de él de bebe, y otra de su padre cargándolo cuando nació.

Era todo lo que le quedaba de su padre. El único recuerdo de la única vez que alguien lo amo verdaderamente.

Se colocó la cadena. Abrió la otra. Eran los ahorros que tenía de todo el tiempo que llevaba trabajando. Lo suficiente como para salir del país y vivir unas semanas (dependiendo del país que eligiera).

— Aquí está la ropa también.— La ropa estaba en una maleta.

— ¿Puedo llevarme la maleta?

— Sí, por supuesto.— lo miró.— Pero ya te vas, tan pronto.

— Sí, lo siento. Tengo prisa.

— Taehyung... ¿Estás bien? Puedes decirme cualqui...

— Estoy bien, Sra. Min. No se preocupe. Estaré bien.— Todo saldrá bien.

— Al menos déjame hacerte algo de comer, así te vas con el estómago lleno.

— No, esta bien. De verdad tengo mucha prisa.— tomó la maleta, la abrió y entró las dos cajitas allí, no sin antes sacar suficiente dinero para hacer lo que tenía pensado hacer.— De nuevo, muchas gracias por todo. Encontraré la manera de pagarle esto que hizo por mi.

Cautivo | Kookv (omegaverse)Where stories live. Discover now