Capítulo XII. Zozobra

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A Nunew le toma dos días más para sentirse con la fuerza suficiente como para levantarse de la cama por sí solo.

El suelo aún se siente inestable bajo sus pies débiles, pero ya no es tan malo. Todavía necesita un poco de ayuda al caminar, pero Hanna permanece a su lado la mayor parte del tiempo.

Su estómago sigue sin aceptar alimento sólido, pero Nunew hace lo posible por comer un par de bocados en cada comida. No es suficiente. Lo sabe. No es el único que piensa lo mismo.

Afortunadamente en cada ocasión Hanna trae menos comida que la primera vez. Es un alivio, aunque la carne sigue siendo el menú principal. Nunew todavía no encuentra el valor de decirle sobre su poco gusto por consumir animales.

—Comes como un pajarito, Chawarin —le dice Hanna mientras lo ve comer tan despacio como un pequeño niño que no quiere terminar sus verduras.

No es un reproche, pero hace a Nunew querer disculparse por los inconvenientes, sin embargo, no tiene el tiempo para decirle nada a Hanna porque la mano de la mujer ya está en su frente.

Ella sigue comprobando su temperatura la mayor parte del tiempo. Y cada vez su entrecejo se profundiza con descontento.

—Pretendía esperar a verte mejor antes de tener que darte esto —le dice mientras hurga en el bolsillo derecho de su vestido-. Nunca es bueno tomar brebajes con el estómago tan blando, pero tú fiebre no parece menguar.

Ella coloca un pequeño frasco con un líquido blanco demasiado familiar sobre la mesa.

Nunew lo reconoce casi al instante y frunce el ceño con desconcierto mientras lo observa. ¿Qué hace el brebaje ahí? Nadie además de su madre sabe preparar su medicina. Nadie además de ella sabría que Nunew la necesita.

—Lord Panich ordenó que se te entregara.

Él parpadea, estira una mano temblorosa y toma el frasco. Sus cejas siguen fruncidas. Hay preguntas acumulándose en su cabeza, pero no fórmula ninguna de ellas. No puede. Su lengua se siente torpe en su boca seca. Tan solo mira el frasco, después a Hanna.

Ella no dice más, se limita a limpiar la mesa. No parece dispuesta a ofrecer explicación alguna.

Nunew se pregunta si Lawan sabe que ha sido elegido por el Alfa de la manada. Está casi seguro que lo hace, después de todo, ha enviado la medicina de Nunew. Las noticias debieron esparcirse como la pólvora en la aldea, aunque siempre tarda un poco en llegar a la comuna.

¿Cómo habrá reaccionado?

Él no está seguro de querer saber la respuesta, aunque muy dentro de sí mismo ya lo sabe. Lawan nunca ha sido partidaria de las tradiciones. Es un hecho que no debió haberlo tomado demasiado bien. Ni siquiera un poco.

Nunew espera que ella no se entere de su salud actual. Su madre puede llegar a ser demasiado sobreprotectora con él a veces, sobre todo cuando se enferma.

— ¿Puedo tener un vaso con agua, por favor? —pregunta con voz insegura.

Nunew sabe exactamente la cantidad de medicamento que tiene que mezclar con el agua. Lo ha hecho demasiadas veces como para hacerlo con los ojos cerrados.

No le gusta beber el brebaje. Tiene un regusto amargo que quema su garganta en un principio. Le hace fruncir toda la cara y querer escupirlo. No lo hace, por supuesto.

Casi había esperado librarse de esto, pero sabe que lo necesita. Ha estado medio entumecido estos días, nadando entre el calor y el frío. Entre el estupor confuso que lo tiene indispuesto.

Nunew se estremece. Detesta su medicina tanto como detesta enfermarse, pero no puede evitar ninguna de las dos cosas.

— ¿Puedo tomar un baño ahora? —pregunta, esperanzado después de un momento.

Lobo de Invierno |Zeenunew Where stories live. Discover now