Lobo de Invierno |Zeenunew

Capítulo V. Ceremonia

La tensión alrededor de su madre crece a medida que avanza el día. Nunew mayormente la observa en silencio. Ella habla sobre la quietud de las noches, el frío helado que viene de vez en cuando y la posición de las estrellas en el cielo. Es tan supersticiosa cómo precavida.

Lawan trabaja en el arte de la curación con hierbas medicinales. Algunas veces incluso con algo más que solo eso. Nunew no comparte su don. Ha intentado escuchar a las plantas y los árboles antes. Ella dice que les hablan, pero él ha nacido sordo. Se frustra a veces, pero trata de no desesperarse demasiado. En este punto, ambos han aceptado que Nunew no nació para ser un sanador igual que ella.

—Aquí, bebe esto. Necesitas mantenerte fuerte.

Lawan suele darle un brebaje oscuro que sabe un poco ácido. Ese día el sabor salado explota en su lengua. Nunew trata de no escupirlo, pero tiene el estómago hecho un nudo tan apretado que no puede beberlo.

Ella le da la espalda, ocupada como está alisando los pliegues de un abrigo, y Nunew aprovecha para verter el líquido espeso por el vertedero y en su lugar bebe un poco de agua para quitar el sabor de su lengua.

Ha tomado toda clase de brebajes desde que tiene memoria. Nació siendo un bebé prematuro y enfermizo. Lawan se ha asegurado de mantenerlo sano de una manera y otra, sobre todo en invierno. El frío suele ser cruel y despiadado.

Apenas puede probar un bocado desde que se despertó esa mañana. La luna llena está ahí. A solo unas horas.

No hay turnos ese día. Tampoco lecciones. Todo el pueblo parece estar preparándose para el festival de esa noche. Nunew no es la excepción, aunque no haya mucho que él pueda hacer por sí mismo.

Su madre guarda silencio mientras lo acompaña fuera de su choza para despedirse por esa noche con una expresión sombría que no es habitual en ella. Probablemente Lawan tenga demasiadas cosas para decir, sin embargo, ha decidido mantenerse callada al respecto. Parece haber aceptado y desistido de sus vanos intentos por impedir que Nunew acuda a la época desde la conversación con Gigga.

Todavía hay un toque de amargura en su rostro que no puede ocultar ni siquiera a Nunew mientras abrocha el collar de cuero alrededor del cuello de su hijo. Es ancho, duro e incómodo, También pica un poco y en algunos lugares se encaja y duele pero es necesario. Las mordeduras de apareamiento es algo que se debe evitar a toda costa.

—No importa cuánto te diga Gigga. Veteranos o no los Alfas no son gentiles. No está en su naturaleza, Nunew. Ellos solo toman —Lawan le dice con una mirada sería e inquisitiva—. Eres joven, eres hermoso y eres ingenuo. La época de apareamiento es lo que es. No más.

Nunew asiente y absorbe sus palabras. Sabe que no todas las experiencias durante la época de apareamiento son necesariamente buenas. El que un Omega tenga capacidad de elección de su pareja no asegura que dicho compañero sea del todo amable o complaciente. Después de todo, los Alfas tienen un instinto territorial y de dominio que raya lo salvaje si no logran controlar sus impulsos. Los cambia formas son los más difíciles, su madre le ha advertido repetidamente que se mantenga lejos de ellos porque algunos alcanzan la transformación de sus bestias.

Nunew se estremece visiblemente ante el pensamiento y en un acto de reflejo su mano sube hasta el collar. Su madre lo nota porque sujeta su mano libre con fuerza en un intento por infundirle valor.

Ella no puede ir más allá de la comuna de Omegas. Como una mujer que no tiene la capacidad de concebir, no tiene permitido participar en la época de apareamiento. En su lugar, tiene que permanecer dentro cuidando de los cachorros toda la noche.

—Recuerda lo que te dije. No te acerques a ningún Alfa antes de tiempo. Es mejor permanecer hasta el final para hacer tu elección. No antes —su madre le abrocha el botón superior de sus pieles. Son las mejores que tiene. No son las más elegantes ni las más bonitas, pero al menos son relativamente nuevas.