ANYONE NOSTALGIA 𝗜 kooktae

𝟕

—¡No! Calor, calor. Mucho calor —negó Taehyung, armando un berrinche y procurando alejarse sin éxito—. ¡¿Por qué quieres pegarte a mí?!

Si bien Jungkook parecía estar medianamente lúcido todavía, una migaja de sensatez entre sus pupilas dilatadas, Taehyung descubrió que aquella timidez característica, podía convertirse en descaro sin modales con unos cuantos litros de alcohol.

—Porque te necesito tan cerca como se pueda, hyung. Justo ahora, quiero sentirte y que tú me sientas. Completo. Sin descanso, temerario, y totalmente impúdico.

No comprendiendo en su totalidad y decidiendo que el culpable de sus acciones precipitadas era el licor en su sistema, Taehyung se subió encima de Jungkook, rodillas a cada lado de su cintura y, sin darle tiempo para preguntar, para dar un respiro largo antes de ahogarse, lo besó, hambriento, repentinamente escalofríos tomando posesión de su garganta.

El beso era diferente. No era el mismo que se daban en las mañanas tras lavarse los dientes cuando se encontraban en el baño, no era el mismo que surgía cuando alguno de los dos actuaba adorable, no era el mismo que sellaba el día para tornarse noche y era momento de ir a dormir. No. Este beso era feroz y con intenciones distintas, con intenciones de compartir un fuego interior, a pesar que no fuera necesario, ya que Jungkook, detrás de su imagen cohibida de un ebrio ejemplar, estaba ardiendo igual que él, quizá más.

Adrede, codicioso de querer competir, Taehyung abrió más la boca, ladeando la cabeza cada vez que sentía que iba a desmayarse, o su nariz, despistada, necesitaba aire para respirar que no fuera el perfume ajeno. Por unos segundos, pensó que él tenía el control de la situación, decidiendo con un básico movimiento de cabeza lo que iba a suceder y a qué ritmo iba a suceder, pero olvidó que Jungkook también prefería el control, incluso si no lo decía en voz alta.

Gruñendo, Jungkook metió la lengua dentro de su boca, buscando con la punta la suya, y una vez que se encontraron, la obligó a danzar con ella, a chocar con los dientes y desgastar el interior de sus mejillas. Taehyung jadeó en respuesta, un sonido vergonzoso y novedoso escapando de él.

Cuando una mano intentó colarse por debajo de su camiseta, yemas palpitantes tanteando la línea de su columna, Taehyung se enderezó y soltó un jadeo hacia el techo mientras arqueaba la espalda, sumiso, como un buen chico. Jungkook aprovechó y se sentó correctamente, teniendo total acceso a sus clavículas, a su boca y a su corazón, a su corazón latiendo en brasas. Ahora ya no era una sola mano sobando su piel, sino dos, diez largos dedos vertiendo piropos inmorales a sus caderas titilantes.

Sintiéndose mimado y bien tratado, Taehyung llevó las manos a la espalda de Jungkook, derritiéndose cual mantequilla al toque de esa desnudez, carne tierna y huesos juveniles, una columna recién endureciéndose en una espina dorsal fina y rodeada de músculos medianos.

No se reconocía. ¿Quién era esa persona sumisa, engullida y atiborrada en desfachatez, ruidosa por un bulto duro golpeándose contra su trasero?

—¡¿Qué se supone que están haciendo?!

Ni siquiera el grito de Jimin fue el idóneo para detenerlos, siendo necesario que los apartaran, Taehyung arrastrado por Hoseok, Jungkook por Seokjin. Su mirada permaneció en ese cabello azabache totalmente caótico, por lo que no notó si es que alguien más habló, o sí Namjoon que se frotaba la sien con avidez, parecía querer llorar.

Desde ese entonces, luego de una charla, a menos que hubiera un tercero acompañándolos, no los dejaron solos en la misma habitación hasta que Jungkook cumpliera la mayoría de edad.

La situación en el presente era distinta, ampliamente alejada de lo que alguna vez fue; sin embargo, era cómico comparar ambas circunstancias, porque mientras cohibieron a un Taehyung de 20 a existir en la misma habitación que Jungkook, era ahora Seokjin quien, tan crédulo y como si no existiera repercusión alguna, empujaba a un Taehyung de 23 al acantilado, a un caverna embrujada con un lobo vistiendo un traje de cordero dentro.