Capítulo 1.

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Miré al señor que tenía frente a mí, impaciente.

Llevaba cinco minutos esperando a que se decidiera cuáles eran los condimentos que quería ponerle a su hamburguesa. Definitivamente no soportaba a las personas indecisas.

Y eso que tú eres una.

Por eso mismo.

-Creo que prefiero una sin verduras y con un poco de beicon.-terminó por decantarse el señor.

-Perfecto.-dije poniendo mi mejor sonrisa para después irme y enviar el pedido a cocina.

Una vez llegué a la barra vi que los pocos perdidos terminados los estaba repartiendo el señor Makoa.

Decidí tomarme un pequeño respiro mientras esperaba a que salieran más pedidos. Quedaba poco para que mi turno terminara Estaba realmente agotada, cosa que me daba mucho coraje.

Casi veinte años y no aguanta un turno de tarde, valiente juventud.

Puede ser que anoche no durmiera casi nada por culpa de estar leyendo, pero a ver, dije que un capítulo más y terminé acabándolo, no es mi culpa que sean tan adictivos.

-¡Kaena!- Haila chasqueó los dedos frente a mí.

-¿Eh? Si, si.-Dije medio atontada.

-A ver si dormimos un poco, que cualquier día los niños se hacen fotos contigo creyendo que eres un panda.-Rió-Mesa número siete.

Agarré de mal humor el plato que me extendía y seguí trabajando, contando los segundos para que mi turno terminara de una vez.

~~~~~~

Me quité rápidamente las sandalias para poder andar cómodamente sobre la arena.

Aunque ya era de noche, necesitaba ir a la playa y despejar un poco mi mente, hoy no pude ir por la mañana y el resto del día estuve en el trabajo. Por lo que venía ahora, tenía la manía de cada día ir a la playa y estar aunque sea unos minutos.

Observé el mar revuelto, agudizando el oído para relajarme completamente.

La playa no tenía apenas iluminación, lo único que alumbraba era la luz de la luna.

O bueno, eso fue hasta que ese ser  interrumpió mi preciada paz.

Vi de reojo como bajaba por las tablas con una linterna en su mano, mientras que en la otra llevaba sus zapatos.

Tan cagueta como recordaba, aunque hace unos años no se había atrevido ni a bajar, por lo menos ahora lo hace, con linterna, pero lo hace.

Capaz tú eres la anormal que decide bajar a una playa poco iluminada sin una linterna.

Es que yo soy muy natural y no necesito aparatitos teniendo a la luna.

Me levanté antes de que él se diera cuenta de mi presencia y subí hacia los aparcamientos , donde se supone que había quedado con Leilani, mi mejor amiga, para que me recogiera.

Lo que no me esperaba era encontrar otro coche distinto al de ella, supongo que sería su coche.

No veas que calidad.

No veas que ridiculo ir a la playa en un Jeep, encima azul oscuro mate.

Deja de criticarlo que si no fuera de él estarías haciéndole hasta fotos.

¿Tú de qué parte se supone que estás?

De la que me mantenga.

Miré el coche y lo analicé por cuarta vez, era bonito, en realidad ese tipo de coches me encantaban, pero era suyo, así que este no me gustaba.

¿Sería de muy resentida pinchar las ruedas?

Sería muy tú, que es diferente. Pero la cosa es ¿con que lo vas a hacer?

Cierto, bueno no pasa nada, para la próxima vengo preparada.

Suspiré mientras buscaba mi móvil en la enorme bolsa de tela que llevaba colgada del hombro. Cuando lo encontré, lo saqué para marcar el número de Lei.

Pegué el móvil a mi oreja nada más escuché el primer pitido, después vino el tercero, el cuarto... ¿Qué estará haciendo la loca...?

-Non puoi vivire senza di me o cosa? So di un taselllo fondamentale ma ormai sono a migliaia di chilometri di distanza.- Su voz me sacó de mis pensamientos, haciendo que diera un brinco en el lugar.

Estaba subiendo las tablas, así que no me había visto todavía.

Nerviosa corrí metiéndome entre los árboles. Por si no lo había mencionado la playa está rodeada por un bosque y el aparcamiento estaba dentro de él.

Agudice el oído y escuché como el coche se abría.

-Non un momento di pace posso avere.-me asomé un poco y pude distinguir que hablaba por teléfono gracias a la luz que salía del interior del coche.

No se a ti, pero yo me he calentado cuando ha hablado en italiano enfadado.

Calla, nos cae mal.

Supuestamente, a ti te cae mal, aunque eso no quita que te pueda parecer caliente.

Creo que en cuanto pueda voy a buscar en Google como apagar la conciencia.

No lo has negado.

Justo en ese momento escuché que decían mi nombre a lo lejos. Miré a mi alrededor pero no se veía nadie.

Me empecé a asustar, hasta que caí en cuenta que en ningún momento colgué la llamada. Llevé el móvil a mi oreja mientras me adentraba más en el bosque para que no me escuchará el ser humano que había en el aparcamiento.

-¿Lei?-susurré.

-¡Por fin! Me estaba empezando a asustar, idiota.-gritó enfadada.

-Shhhh, no grites y ven a recogerme ya, que está aquí el maldito italiano.

-Estoy de camin...-Se calló abruptamente.-¿Cómo que italiano? ¿¡TU ITALIANO!?

-¡No es mi italiano!-subí el tono, aunque seguía susurrando.- ¡Y no grites!

Escuché como me remedaba por lo bajini antes de colgar.

Decidí guardar el móvil y acercarme de nuevo a la zona del aparcamiento, ya que no me hacía mucha ilusión seguir en medio del bosque a oscuras.

Me asomé un poco para comprobar si el idiota seguía ahí.

Pero ni me dió tiempo a mirar, ya que el sonido de la bocina de un coche me asustó haciendo que cayera al suelo del saltó que pegué.

Que golpe, verás tú el moretón mañana.

Desde el suelo pude ver que ahora había otro coche en el aparcamiento. Sentí como mi móvil vibraba en mi bolsa, pero no me hizo falta mirarlo para saber quién era.

La pedazo de loca que tenía por amiga, acababa de llegar y no tenía otra mejor idea que aparcar al lado del maldito italiano.

Se avecina movida.

Almas SurferasWhere stories live. Discover now