—Extrañaba tu compañía asi que bastante mal, pero adelante, pasa, ya quiero probar el postre de hoy.— susurro divertido.

Me guio hasta la sala donde ambos nos hicimos en un sofá cercano, de la bolsa de papel saque un pequeño pastel que le entregue, mientras Damon probaba un poco mire la alfombra.

—¿Eso es sangre?

—¿Lo que tiene tu postre lo es?

—Stefan me ayudo.— respondí. —Dijo que la sangre animal te iría bien y ayudaría a tu sistema a "limpiarse"

—Bien jugado, Stef.

Lo mire fijamente.

—Anne, no es sangre, Stefan y yo tenemos una actividad con pintura roja, accidentalmente debió caer una gota muy espesa y bastante extraña en la alfombra.

No dije nada, solo lo mire.

—Esta bien, esta bien, lo es pero en mi defensa... No tengo una, pero la pensare.— hizo una mueca intentando convencerme.

—Vamos a desintoxicarte gran vampiro mal peinado.— me levante ofreciéndole mi mano, a regañadientes la tomo con delicadeza, esta vez fui yo quien lidero el camino hacia la cocina, dándole un vaso de agua me recosté sobre el mesón.

—¿Podemos hablar de lo que sucedió el día de la tumba?

—¿A que te refieres?

—Anne, ¿Qué viste?

.

.

.

—Vivianne...— oí un susurro, voltee a mirar a Damon no parecía que el lo hubiera escuchado, venia directamente de las ruinas.

—Vivianne.— se hacia mas fuerte.

Tuve el impulso de seguirlo, sin pensarlo dos veces y como si no controlara mi cuerpo empecé a caminar hacia la dirección de la voz. La oscuridad hacia eco en los espacios, más aun asi sabia exactamente a donde ir, recorrí varios pasillos hasta llegar a uno casi al fondo de todo, en la pared aprecie vívidamente las marcas talladas en la piedra, respire hondo tratando de saber que pasaba.

le faire.reconocí la voz inmediatamente, di un paso atrás.

Asustada quise encontrar la salida, mire hacia los lados en el espacio que me encontraba, no podía reconocer nada.

le faire.

le faire.

le faire.

Me di la vuelta con fuerza y toque inmediatamente la pared, el intenso dolor de cabeza inundo todo mi ser, dentro de mi dolía sentir, siempre me había considerado consciente de mis sentires y experiencias pero en ese momento todo lo que en mi era presente causaba extrañeza.

El dolor me sofoco, el mareo cada vez mas crecía, grite, me ardía los músculos de la piel, como si algo se activara.

Cuando el dolor paro fue cuando sabia que no estaba despierta, volvía a ser parte del interior de mi mente, aquel lugar que calmaba con pastillas para dormir, como si de otro espacio se tratara ante mi se hizo presente en imágenes borrosas y poco detalladas sucesos que no habían ocurrido o esperaba asi fuera.

𝑳𝒆𝒕𝒕𝒆𝒓𝒔 𝒇𝒐𝒓 𝒉𝒊𝒎 | damon salvatoreWhere stories live. Discover now