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Las lágrimas se formaron en los ojos de Rin al instante. Un sollozo surgió de lo más profundo de su garganta, ante aquella noticia tan atroz.

Había conocido a Sango durante muchos años, más que una cuñada se había convertido en una amiga. Saber que había partido de aquella manera tan inesperada le provocaba un profundo dolor.

-¡Rin!-se preocupó Sesshomaru levantándose de un salto de la cama al verla llorar de aquella forma tan desconsolada.

La muchacha negó con las lágrimas corriendo de cada lado de su cara. Levantó su mano derecha en señal de "alto" y recolectó su ropa para dirigirse al baño.

Sesshomaru se quedó confundido, viendo la puerta que acababa de cerrarse. Tenía muchas preguntas en su mente, pero no sabía por dónde empezar. Lo único que tenía claro era que, sea lo que sea que hubiese pasado, era algo muy grave, por lo que no debía presionar.

Rin salió unos minutos después, con sus ojos completamente enrojecidos. Sesshomaru se disponía a hacer su primera pregunta cuando la joven nuevamente lo detuvo.

-Mi cuñada murió en un accidente, debo irme-explicó dirigiéndose a la salida.

El albino quería decirle algo, alguna palabra de consuelo o tan siquiera abrazarla, pero sabía que aquel no era un buen momento, por lo que únicamente se ofreció a llevarla.

-¡No!-se negó Rin como si hubiese dicho una cosa terrible-. Quiero decir, es una pésima idea, a donde iré estará Kohaku, no quiero que...

-Entiendo-la corto Sesshomaru comprendiendo que no era el momento para que lo de ellos se supiera.

Rin se marchó de aquella casa como alma que lleva el diablo. Al salir se tropezó con Inuyasha, pero aquello pareció no interesarle, su mente estaba lo bastante perturbada como para reparar en ese detalle. Sin embargo, el albino menor sí que notó lo raro de toda aquella situación, más cuando su hermano la veía partir con aquella cara extraña.

-¿Acaso tú y Rin...?-trato de cuestionarlo, pero Sesshomaru lo ignoro cerrándole la puerta de su habitación en la cara cuando quiso entrar para increparlo.

[...]

Rin llegó al hospital donde habían llevado a su cuñada. En ese lugar ya no había nada que hacer, pero ahí seguía Kohaku aferrado a la idea de que el médico aparecería nuevamente para desmentir su diagnóstico anterior.

"Fue una equivocación, joven. En realidad su hermana está viva", era lo que se imaginaba cada vez que veía a un doctor salir de las puertas de terapia intensiva.

-Kohaku-dijo la joven llegando hasta él para abrazarlo.

Kohaku se aferró a aquellos brazos tan conocidos y se permitió llorar todo lo que había estado conteniendo en ese tiempo. Sabía que debía ser fuerte, su madre había sufrido un desmayo producto de la noticia y ahora también se encontraba recluida en urgencias.

«¿Pero cómo se podía ser fuerte en una situación así?», se preguntó el chico, mientras era consolado por los brazos de su novia.

Los días siguientes fueron igual de difíciles, con cada día que pasaba la muerte se volvía más real. Ya no había "buenos días", ya no había preguntas al desayunar, solamente un puesto vacío, solamente una inmensa soledad.

Kohaku dejó de asistir a la universidad, simplemente el duelo le impedía pensar en otra cosa que no fuese la ausencia de su hermana. Rin se mantuvo a su lado en todo momento, incluso le ofreció dormir en su casa.

Cuando el castaño se quedaba en la casa de Rin se sentía un poco mejor. En ese lugar podía engañarse, pensar que tal vez todo estaba bien y que cuando regresará nuevamente a su casa vería a Sango en la entrada. Pero siempre que regresaba la ausencia de su hermana lo recibía, su madre se la pasaba en cama llorando y su padre ocultaba su dolor en una fachada de falsa indiferencia.

-¿Te quedarás a dormir?-preguntó la madre de Rin a su yerno.

El chico bajó la mirada apenado, porque la realidad era que sí quería quedarse al lado de su novia, pero empezaba a sentir que incomodaba.

-No, señora, regresaré...

-No, nada de eso-lo interrumpió la mujer con dulzura-. Quédate a dormir, esta también es tu casa.

Rin y Kohaku dormían juntos todas las noches. Se suponía que había un colchón en el suelo dispuesto para el joven, pero el mismo quedaba abandonado en todas las visitas.

Sus padres no parecían estar incómodos con que un muchacho durmiera en la misma habitación de su hija, simplemente la madre de Rin se había encargado de recordarle los métodos anticonceptivos más efectivos.

Pero Rin no necesitaba que le recordaran esa información, puesto que se consideraba una chica responsable que sabía cuidarse de embarazos o enfermedades. Aunque, debía reconocer que en esas últimas semanas algo extraño sucedía.

La muchacha se encontraba en el baño de su habitación con una prueba de embarazo en su mano. Sus ojos se mantenían cerrados, mientras esperaba por el resultado. Había decidido comprarla únicamente por precaución, puesto que estaba convencida de que su retraso no se debía a un embarazo.

Rin estaba completamente convencida, hasta que el resultado arrojó todo lo contrario.

Las manos de la chica temblaron ante aquel resultado tan inesperado. «Es un error», pensó haciendo memoria de todas las veces en que había tenido relaciones.

Recordaba a Sesshomaru colocándose el condón cada vez que se veían y recordaba a Kohaku aquel día en el yate haciendo exactamente lo mismo. ¿Entonces cómo era que...?

La muchacha mantuvo la serenidad y se decidió por un examen de sangre para salir de dudas. Lamentablemente, el resultado de la prueba fue el mismo: positivo.

Pero Rin no tenía ni la menor idea de quién era ese niño...

Error | SesshrinHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin