—Bang Chan ¿Podemos hablar a solas? –interrumpió Felix aún sin dejar de ver a Jeongin con el ceño fruncido —En un minuto regresamos.

Bang Chan siguió a Felix casi como un perrito persiguiendo a quien le diera comida, eso fue motivo suficiente para que Hyunjin sonriera.

Ya apartados de ambos chicos, Felix pudo poner un semblante más neutro y relajarse un poco, incluso el ligero temblor en sus manos desapareció.

—¿Que pasa?

—Que no estoy de acuerdo con que Hyunjin sea el pediatra de nuestra hija. No sé qué clase de situación es esta, pero Jeongin si lo sabe y me lo explicará luego. Aún así, no quiero a nadie de mi pasado en mi presente y mucho menos tan cerca de la única persona a la que deseo proteger a capa y espada ¿Lo entiendes?

—Felix pero Hyunjin es un gran pediatra, en este mundo de mafias no podemos confiar en cualquiera y él es conocido por ser el pediatra de los hijos de algunos mafiosos. ¿Que va mal?

—Ya lo dije. No quiero tenerlo cerca de mi hija ¿De acuerdo? Me encargaré de conseguir un buen pediatra para nuestra hija y tú te encargarás de decirle a ese tipo que estamos agradecidos por sus servicios, pero que no lo necesitamos.

—Felix... –solo suspiró —No siempre haré lo que tú quieras ¿Bien? En esta ocasión lo haré, pero no creas que será así siempre.

—Si, lo entiendo –sonrió —¿Puedes tener a Dae toda la tarde? Tengo que hablar con Jeongin

—¡Por supuesto! Ella y yo nos llevamos bien ¿Cierto nubecita?

Felix sonrió, quizás el apodo a Dae le hizo sentir un ligero revoloteo de mariposas en su estómago. Y su hija estaba más que feliz por el trato.

[•••]

Cuando Seungmin era pequeño solía escuchar que después de la tormenta viene el día soleado, pintándolo como un día más tranquilo, pero ahora mismo no se explica porqué pintaron el día caloroso como uno bueno, ya que el motivo de su despertar fue por estar casi sudando.

Un poco más y se asaba por completo. Y despertar mojado por sudor no era de sus cosas favoritas, por eso solo tomó una toalla y comenzó a limpiarse, dándose cuenta en seguida que no solo estaba mojado por sudor, él realmente había despertado con muchas ganas de sexo y con su trasero lleno de lubricante.

Haciendo cuentas justo hoy debía sucederle, pero no estaba feliz, antes de caer en manos de Changbin le era agradable ese momento de su ciclo, ahora mismo no. Puede desearlo sexualmente, pero no quiere hacerlo tan rápido, no quiere jugar ese ridículo juego en el que es casi obvio que ninguno de los dos gana, pero si hacerse el idiota le va a traer bastante sexo, él puede soportarlo.

—Una vez al año no hace daño... una vez por mes tampoco, una vez por semana lo dudo y una vez por día... –suspiró —Voy a considerarlo.

Volvió a salir de la habitación, se encontró con muchos rayos de luz entrando por algunos lugares y ahora entendía perfectamente porque se estaba cocinando en su cama. Definitivamente detesta esa mansión.

Y por más que quiso averiguar dónde estaba Changbin, no lo encontró. No es como si esperara verlo a las diez de la mañana cocinándole algo delicioso, pero al menos esperaba que lo despertara con un balde de agua y palabras malas, sin embargo, no había ningún Changbin.

Sintió curiosidad por la grandeza que lo rodeaba, una mansión que parecía construida con solo madera. Era calurosa y tal vez perfecta para el invierno, pero en este momento era terrible, quiso utilizar su poca inteligencia matemática y geográfica para analizar en qué maldito punto estaba situado y porque a su habitación parecía que le había tocado estar con el sol de frente durante toda la mañana. Abriendo más puertas se dio cuenta que la de enseguida no tenía el sol en la ventana, que incluso era un poco fresca.

don't blame meWhere stories live. Discover now