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Alguna vez en toda su vida, Felix llegó a escuchar que haga lo que haga, su destino ya estaba escrito y nada de eso iba a poder cambiar su final; su cuerpo en una caja cinco metros bajo tierra. También escuchó que al morir solo se llevan aquellas cosas que uno disfruta en vida, que lo material, el dinero y las personas no podrían acompañarte, pero los momentos si. Le era sorprendente la filosofía de la vida, ese ciclo de las personas en un mismo mundo, pero había algo más que le sorprendía.

Estar filosofando acerca de la vida solo porque hoy faltará a su trabajo sin previo aviso.

Y no es que Felix sea una persona totalmente entregada a su trabajo, no llega ni a ser un poco responsable de su vida, sin embargo, el hecho de faltar a este por primera vez y por una situación tan tonta, le ponía nervioso. Sabía que podrían despedirlo, porque repito, no era un motivo importante por el cual faltar, el solo quería salir de fiesta con su amigo.

Ya, en serio ¿Que tan importante es ir todos los días al trabajo?

—Si me despiden, busco otro –se convenció de aquello mientras retiraba el jabón de su cuerpo —¿Y si la vida me da una lección?

Jeongin solo reía, porque aún desde la habitación de su amigo, le era capaz escucharlo reflexionar y repetir una y mil veces que el karma le haría pagar, piensa que trabaja salvando vidas o que de su trabajo muchas personas dependen, aunque en realidad el único dependiente a su trabajo es él, si no le pagan, no tiene dinero, si no tiene dinero, no come, si no come, se muere y si se muere, piensa que la vida le ha dado su merecido por faltar al trabajo una sola vez.

—Felix, solo puedo escucharte reflexionar y créeme que no es algo divertido, por favor date prisa.

—Me saldré solo porque siento mis dedos en peligro de desaparecer, están muy arrugados

—La cosa entre tus piernas debe estar igual

Jeongin volvió a escuchar más quejas, pero solo se burlaba de su amigo. Su amistad llevaba ya muchos años, estaban presentes en la vida de cada uno desde que ambos tenían solo diez años, aunque su verdadera unión surgió cuando ambos fingieron ser novios solo para que un par de chicas dejaran de acosarlos, a los catorce años era escalofriante pensar en tener novia o que una chica estuviera detrás de ti, pero ahora ellos con veinticinco, deseaban volver a gustar de chicas y esta vez corresponderles, o quizás solo Jeongin, porque Felix se dijo abiertamente gay desde que cumplió veinte, y no es como que hubiera sido una noticia muy impactante para su amigo.

Felix era una persona muy sencilla y tenía un aura demasiado elegante, así mismo su sola presencia declaraba demasiada belleza y feminidad, no porque él forzara su caminar, sus gestos o incluso su sexualidad. Es algo con lo que nació, desde pequeño supieron que será alguien demasiado bello, pero entre más iba creciendo, su figura iba cambiando y sus caderas iban haciéndose un poco ancha, si madre supo primero, no porque su espalda fuera pequeña, no porque sus hombros fueran delicados. Lo que la hizo darse cuenta de la naturaleza de su hijo, fue nada más y nada menos que la marca de nacimiento en el vientre, una mancha cualquiera.

Había una leyenda que surgió en los tiempos en donde la madre de Felix era solo una niña. Se decía que desde la antigüedad, existían los embarazos de hombres pero que con el tiempo fueron disminuyendo por el simple hecho de ser señalados como seres humanos dañados, entonces los padres de aquellos tiempos solían no mostrar a sus bebés a sus hijos en poca ropa para que no vieran sus marcas y una forma de evitar los embarazos de hombres, es ocultándoles que podían tener bebés, por esa misma razón algunos hombres murieron sin saber que podrían traer vida al mundo.

Luego aquella niña se convirtió en mujer, pasaron algunos años y fue esposa para luego ser madre de un varón, mismo que al nacer sería identificado como doncel de luna, de los primeros en aquellos años.

don't blame meWhere stories live. Discover now