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La mañana llegó un poco muy cálida para la perspectiva de una pequeña bebé de solo ocho meses recién cumplidos, misma que había despertado por el calor que le provocó tener a dos personas de su lado, eso mismo también causó sorpresa en su pequeño interior, porque esta vez no era una almohada, era papá de su lado.

Ella había aprendido a sentarse, pero aún era un poco perezosa para gatear, solo recuerda como su padre la colocaba en posición y se desesperaba, no quería sentirse tan cercana a una superficie plana, ni llegar por su cuenta a otro extremo, por lo que su mejor remedio era llorar y mostrarse así cada que intentaban enseñarle a gatear, pero ahora mismo estaba aprendiendo una forma diferente. Antes debía arrastrarse como gusanito por la tierra húmeda, ahora, podría ser un gatito en cuatro patas.

Estaba feliz y hambrienta, pero aún no desbloqueaba muchas cosas, por ejemplo eso de tomar su biberón de un lugar del que ella no tiene alcance. Por lo que solo le quedó sentir felicidad y demostrarlo de una manera poco amigable para Bang Chan, quien fue despertado porque su pequeña hija le colocó su trasero en la cara.

Eso no hubiera estado mal si Dae no tuviera orines en su pañal, lo que no ocasionaba un mal olor, pero si extraño para un padre primerizo en este tipo de hazañas. Así que tan pronto como detectó a su hija encima de él, no le quedó de otra que reír entre sueños y atraparla entre sus brazos.

—Vamos, sé que ya despertaste de tu sueño pero yo aún no he llenado de dormir, ven aquí –la ocultó muy bien en sus brazos, pero fue mala idea ya que Dae no tenía el sentido que se necesitaba para distinguir pechos que dan leche y pectorales por ejercicio. Por eso se le hizo fácil en cuanto vio los pectorales al aire libre, no lo pensó un segundo en llevarlo a su boca, provocándole dolor a su padre —¡Uh mierda, mierda, mierda! –se dijo en voz baja —Bebé, esto no te dará leche, de ninguna parte de mi cuerpo saldrá tu comida, esa es la función de papá –Dae solo estaba confundida —Tienes razon, debe ser confuso para ti. Entonces Felix será mamá, pero tiene que ser un secreto entre nosotros ¿De acuerdo? –Dae sonrió —Solo mamá puede darte comida de sus pechos, yo solo puedo hacer esto por ti –y terminó por alcanzar el biberón y darse cuenta de que Dae lo tomaba sola —Creciste muy rápido en una semana, eres linda, muy linda mi pedacito de cielo.

Dae solo escuchaba mientras observaba a la nada y tomaba leche. No sabía porqué, pero había perdido esa guerra a la que se fue con bastantes armas. De la nada, su padre la había vencido y la había logrado dormir sin siquiera insistirle. Solo sucedió.

Y eso por supuesto que no se quedaría así. Al cabo de una hora ella volvió a despertar pero con sonidos de quejas, su pañal estaba sucio y necesitaba un cambio, pero parecía que ambos padres habían caído en un sueño tan profundo que nadie le daba atención. Entonces tuvo que optar por llorar en serio.

Pensó que Felix la tomaría, porque él siempre lo hace, pero los brazos de su otro papá la levantaron de la cama y seguramente si fuera más grande se daría cuenta de que fue peligroso que tu padre recién despierto, con poca conciencia y sin playera te cargue por toda su casa de esa manera y con ese balance mañanero, pero para Bang no importaba, entendía la necesidad de su pequeña, así que le pareció muy fácil caminar adormilado hacia la habitación de Felix. Tomó pañales, ropa nueva y todo lo productos de limpieza. Los colocó dentro de la bañera y si alguien lo viera se burlaría de él por su manera de verse, pero en ese momento solo eran él y su hija.

Pronto se encaminó a la habitación que le estaban preparando, no había estado tan pendiente de lo que ocurría con la construcción, por eso se sorprendió cuando notó que todo estaba perfecto. No era una habitación común, pues estaba ambientada con un método de crianza el cual se basaba en hacer que todo estuviera a su alcance y fuera de su talla. Si, había una cuna en medio de esta habitación, pero al rededor había una cama pequeña, muebles pequeños, repisas al alcance de una Dae con más años, juguetes al rededor y algunos peluches. Le había gustado como quedó, incluso cuando no pidió la opinión de Felix, le parecía un lugar hermoso para que su hija pudiera descansar.

don't blame meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora