Capítulo 39

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39.- Suerte la próxima vez.


Agarré con fuerza dos de aquellas vigas de metal. Pensé que, si seguíamos intentándolo, podríamos tumbarlas con facilidad. Pero había algo que nos impulsaba a esperar. Aunque Sapphire Y Benjamin tuvieran más motivos para saldar cuentas con Steer y Pressure, todos sabíamos que Klaine y Blake también tenían sus propios motivos.

Allí ya sobraban las palabras. Tras unos segundos de intenso silencio, miradas que chocaban entre ellas, Steer chasqueó los dedos. Las sierras chirriaron moviéndose frenéticamente a su alrededor. Pronto se lanzaron a probar la carne de Blake y Klaine. El primero retrocedió un par de pasos y, con un movimiento ágil, el demonio se plantó frente a las cadenas dentadas sin pestañear. La sangre que se arremolinaba sobre sus manos se tornó fina y elástica. Pronto tejió una red pegajosa al rededor de las cadenas, atrapándolas en una red escarlata.

Pressure no quiso quedarse atrás: al ver las sierras inmovilizadas se desplazó a gran velocidad, acercándose a ellos por la derecha. Su taconeo rápido y constante flotaba en al ambiente. Sin embargo, cuando alzó la palma de su mano, buscando golpear el cuerpo de Klaine, chocó contra la pierna de Blake. Con una fuerte patada, cargada con un impresionante aumento de velocidad, la mujer se volvió a ver obligada a retroceder. Blake, impulsado por la fuerza de Pressure, acabó agazapado en el suelo junto a Klaine.

- Son más duros de lo que parece -musitó la mujer-. Déjate de tonterías, Steer.

- No me des órdenes.

Con una fina risa estiró una de sus manos. Las sierras, alteradas, comenzaron a moverse a una velocidad mayor, reptando entre los hilos de sangre. Pronto estos se vieron destrozados. La sangre volvió a las manos de Klaine y este retrocedió, cediendo el turno a Blake. Extendió ambas manos en un movimiento rápido y fluido. Las cadenas y sierras parecieron detenerse en el aire; se movían tan despacio que parecían no moverse.

De nuevo aquel taconeo rápido e intenso. La mujer amenazaba con volverse a lanzar sobre ellos. Sin embargo, cuando creía que iba a alcanzar su objetivo, pareció perder el equilibrio. Se detuvo y miró al suelo. Un charco de sangre la rodeaba impidiendo que se moviera con libertad.

- Eres muy previsible. No vamos a caer en un truco que hemos visto tantas veces -dijo Klaine apoyando una mano sobre uno de los hombros de Blake.

El charco de sangre se agitó convirtiéndose en varias estacas que atravesaron la piel de la mujer; sus piernas y torso comenzaron a sangrar. Profirió un grito ahogado y dio un fuerte pisotón que hizo temblar todo el lugar. La sacudida nos hizo perder a todos el equilibrio. Cuando pude enfocar la mirada de nuevo vi que Blake y Klaine trataban de incorporarse. Las sierras de Steer habían vuelto a su velocidad normal y se clavaban al rededor de nuestros compañeros. Entonces, antes de que ninguno lo esperara, Pressure, con una estaca clavada en el costado y otra en la rodilla, se impulsó hacia delante dando un único salto que la colocó frente a sus rivales. Tensó los hombros y flexionó los brazos; su rostro era una mueca de ira desfigurada.

Las manos de la mujer golpearon con fuerza los cuerpos de Blake y Klaine, que salieron por los aires. El golpe fue tan intenso que el suelo al rededor de ella se resquebrajó.

Cuando habían volado, movidos como dos muñecos sin peso, unos cinco metros por el sótano, la velocidad a la que se desplazaban se redujo considerablemente. Al final se posaron en el suelo con suavidad. Blake se mantuvo en pie con un ligero temblor en las manos y un hilo de sangre brotando de sus labios. Klaine calló de rodillas tosiendo con fuerza. Parecía que le había golpeado en la boca del estómago. Escupió sangre y, jadeando, alzó la mirada. Blake se acuclilló a su lado y pasó una mano por sus hombros. Aunque no dijo nada, aquel gesto fue suficiente para darle fuerzas a su compañero.

El Ángel de Lucifer [Completada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora