Capítulo 11 - No soy un perro

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— ¿Q-Qué está pasando? — Pregunta Uraraka al ver que la puerta de nuestra aula está llena de gente que no nos permite salir al almuerzo un día de clase.

— ¿Qué asuntos tenéis con la Clase A? — Pregunta Iida cortésmente, como si se tratara de una reunión de diputados.

— ¡No podemos salir! — Exclama Mineta. — ¿Para qué vinieron?

— Investigar al enemigo, basura. — Le responde Katsuki. — Nosotros fuimos quienes sobrevivimos al ataque de los villanos. Probablemente quieren investigarnos antes del Festival Deportivo. No tiene sentido que lo intenten. — El Festival Deportivo es un evento que hoy mismo nos ha explicado Aizawa que ocurrirá en dos semanas. Me sorprende lo rápido que puede afectar al comportamiento de los alumnos de la UA el saber que no se cancela este año, incluso tras el incidente que pasó con los villanos. — Fuera de mi camino, extras. — Les espeta Katsuki a los alumnos que tratan de observar el interior de la clase.

— ¡Deja de llamar a las personas "extras" solo porque no las conoces! — Dice alarmado Iida mientras Izuku y Uraraka le miran atemorizados. No puedo evitar reírme levemente.

La cantidad de veces que me he visto en situaciones así por culpa de mi hermano.

— Vine a ver cómo era la Clase 1A, pero tú pareces muy arrogante. — Entre la multitud aparece un tipo alto de pelo morado. Nos dijo que venía con una declaración de guerra, y algunos de clase reaccionaron pensando que el tipo era espeluznante, pero a mí me pareció interesante.

— ¡Oíd, oíd! — Dice otro. — ¡Soy de la clase B, la siguiente puerta! — Empieza a decir más cosas pero mi mente no procesa tan rápido después de unas clases intensivas. Parece que se dirige a Katsuki, pero éste pasa de su cara y hace ademán de irse. — ¡¿Me ignoras, bastardo?!

— ¡Espera un momento, Bakugo! ¿Qué harás sobre esto? ¡Es tu culpa que nos odien! — Le dice Kirishima.

— No me importa.

— ¿¡Eh!?

— No importa mientras te hagas con la cima. — A veces mi hermano dice las cosas de forma algo dramática. No como yo. Yo soy completamente madura.

— ¡Ah! ¡Eres tú! — Un chico se hace paso de forma brusca entre la gente. Es el mismo chico rubio de ojos azules con el que me choqué el día que entraron los periodistas. Me agarra de las manos, cosa que me pilla de baja guardia. — Me llamo Neito Monoma, ¿tú? Qué pena que seas parte de la penosa clase 1A, mi enemiga. Si no, podríamos haber sido amigos.

— Eh...— Se acerca mucho y me empieza a incomodar, de repente mi hermano retrocede y aparta a Monoma de un empujón, me agarra de la camiseta y me arrastra con él sin mediar palabra. — ¡Oye! — Me arrastra y la gente nos abre paso, mirándome sin comprender. Cuando ya nos alejamos lo suficiente me paro en seco y no dejo que me siga llevando. — ¿Por qué siempre me tienes que llevar así de los sitios? No soy un perro.

— No, pero sí un lobo y un gato, los mezclas y te sale un perro.

— No sé qué parecido ves tú en un gato y un perro.

— Los dos son domésticos, no como el lobo. — Anda rápido y me cuesta seguir su paso haciendo que vaya medio corriendo.

— ¿Quién te da permiso para arrastrarme mientras estoy manteniendo una conversación? — Me paro en seco con fuerza y se gira con exasperación.

— ¿Y qué si lo hago? Ese tipo me estaba cayendo mal.

— Ni que fueras mi guardaespaldas. Soy completamente capaz de arreglármelas sola, gracias. — Me voy enfadada. No soporto cuando se comporta como si siguiera siendo una niña de cinco años.

Haiyoru Bakugo - TEMPORADA 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora