Tanjiro: Señorita Akiko, siento el olor del demonio, al principio era algo sutil pero conforme iba avanzando se volvía más fuerte e invasivo. - Dijo mirando serio a la joven.
Akiko: Ah cierto, tú tienes ese don. - Habló mirándolo. - ¿Eh? ¿Esa que viene ahí no es tu hermana, la demonio? - Miró detrás del joven a una pequeña niña corriendo hacía él.
Tanjiro se volteó y miró sorprendido. - ¡Nezuko! ¿Qué hacés aquí? - Preguntó angustiado poniéndose de rodillas para igualar su altura. Nezuko solo abrazó al menor y lo miró preocupada. - Gracias por ayudarme a despertar, Nezuko. - Le sonrió. - Necesito que vuelvas y hagas lo mismo con los otros, ¿sí? - Nezuko se soltó del abrazo, asintió y se fue del vagón.
Akiko: Que bonita es, me recuerda a una pequeña niña. - Dijo sonriéndole al menor. - Bien, ¿dijiste que el olor del demonio cada vez era más invasivo verdad? Entonces debe estar o fuera del tren por encima o dentro de algún vagón de adelante y casualmente el chico que estaba molesto siguió adelante asi que él cubrirá esa zona, nosotros podemos ir por encima de los vagones para sacarnos la duda.
Tanjiro: Sí, es mejor apresurarnos ¡Vamos! - Y empezó a caminar hacía la puerta del vagón que daba para afuera. Abrió la puerta y dijo - Aquí el olor es mucho más invasivo, señorita Akiko, debe estar aquí fuera el demonio.
Akiko: ¡Bien, no perdamos más tiempo! - Habló y empezó a correr hacía la puerta, se agarró del marco de la puerta y se balanceó hasta lograr llegar encima del vagón. - ¡Joven Kamado, suba! - Gritó.
Tanjiro la miró sorprendido y con admiración sonrió. - ¡Sí! - Imitó la acción de la chica y logró llegar dónde ella.
?: Oh, ¿Ya despertaron? - Habló interrumpiendo a los jóvenes. Al momento de escuchar eso, Akiko se posicionó en defensa y Tanjiro desenvainó su katana.
?: Que lástima podrían haber dormido más~ - Dijo mientras levantaba su mano derecha. - ¿Acaso no les gustó su dulce sueño? - En su ojo derecho había un kanji el cuál decía "Inferior Uno".
Akiko: "¡Es él! Es la Creciente que estábamos buscando" - Dijo mientras sus manos empezaban a temblar. - "Nunca me he enfrentado a una Luna, no puedo evitar temblar. ¿Así se siente? ¿Ésto sienten los hashiras?" - Hablaba entre pensamientos hasta que el joven la sacó de su mundo.
Tanjiro: ¡Señorita Akiko! No se distraiga, es a él a quién buscamos. - Habló decidido. - Sí él vuelve a usar su habilidad contra usted ¡Suicidese! Es la única manera de despertar del sueño en el que nos encierra. - Gritó.
?: Oh~ ¿Qué pasa? ¿No les gustó su sueño? - Dijo persuasivo. - Si yo hubiese elegido sus sueños hubiera hecho que masacren a sus familias. Después de todo ambos sufrieron situaciones similares~ - Soltó una carcajada. Entonces miró al pelirrojo y dijo - Entonces a ti te mostraré un sueño....Mmm veamos... Dónde tu padre vuelve a la vida~ - Mucitó con una gran sonrisa en su rostro. Akiko vió a Tanjiro y este se encontraba con el ceño fruncido y mirando con enojo a la Luna Inferior que tenía enfrente.
Tanjiro: ¡No permitiré que juegues así con los sueños de las personas! - Gritó enfadado. - ¡Ésto que hiciste es imperdonable!
Akiko miró sorprendida a aquel joven y luego volteó con una mirada decidida a la Luna demoníaca que tenían frente a ellos. - ¡No te dejaré salirte con la tuya, eres culpable de miles de muertes! ¡Pagaras cada pecado que cometiste con tu cabeza! - Gritó.
La Luna Demoníaca solo miró a Tanjiro con una cara de confusión por unos segundos y luego sonrió en grande. - ¡Eres aquel de aretes que mi señor busca con tanta impaciencia! Y como insecto hacía la luz, has venido hasta mí. Si logro matarte, mi señor Muzan me dará más de su sangre. Oh~ Esta noche se ha vuelto tan hermosa~ - Gritó extasiado con los brazos extendidos hacía arriba y una gran sonrisa en el rostro. - Y cuándo logre tener más poder, podré desafiar a un demonio de rango superior y tomar su lugar. - Miró hacía el cielo.
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Entre las Glicinas de la Cálida Primavera
Random~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ --"Son hermosas, ¿Verdad?"-- --"Lo son, realmente lo son."-- --"Entonces permíteme verlas a tu lado por el resto de mi vida, por el resto de la eternidad. Que cada Glicina que veas te recuerde a mí, que cada pétalo sea...