Prólogo Nayeon

124 6 6
                                    

Todos los hombres son unos bastardos.

Así es como era; así es como seguiría siendo.

Mientras observaba como el novio de mi prima comenzaba a perder los estribos, froté mi hinchado estómago aliviada de que el bebé que crecía en mí fuese una niña. Quiero decir, lo habría amado sin importar su sexo, pero al menos estaba aliviada de no tener que verlo crecer para convertirse en uno de los bastardos.

—Solo estoy diciendo —masculló Jungkook entre dientes en tato se paseaba por la pequeña cocina—, no podemos permitirnos seguir comprando todas estas cosas para Nayeon. ¿Para qué necesita un cambiador de pañales? ¿Por qué no puede cambiar un maldito pañal en el sofá, o la cama, o demonios... en cualquier lado?

Le concederé esto; él había durado con su paciencia más de lo que yo esperaba. Pero eventualmente, cada chico tenía un punto de ruptura dónde no podía aguantar más. No podía esconderlo por siempre.

Cruzando los brazos sobre mi pecho, lo miré mientras SiYeon -mi prima, mejor amiga, heroína personal y la novia de Jungkook- se sentaba en la mesa luciendo culpable y se acurrucaba en la silla abrazándose a sí misma. Odié lo mal que la estaba haciéndose sentir cuando yo fui la culpable por rogarle que me comprara el estúpido cambiador de pañales porque hacía juego con la cuna que ellos me habían comprado, y yo... demonios, solo quería lo mejor para mi bebé.

Pero seguía olvidando que ya no era una mimada niña rica, y el dinero en este hogar no fluía cual el agua como lo había hecho en mi antigua casa. Me tomaría tiempo darme cuenta de que ya no tenía el dinero de papi para desperdiciar. Excepto que deseé apurar el paso y enderezarme a mí misma porque odiaba ver como SiYeon asumía la culpa por mis transgresiones derrochadoras.

Abrí la boca para defenderla, pero ella me cortó con una mirada rápida y mortal. Prometí antes de mudarme que jamás interferiría en ninguna pelea que tuviese con su novio, promesa que no había sido difícil de mantener, porque en general SiYeon y Jungkook eran asquerosamente felices juntos. No parecía normal que rara vez pelearan. Y por eso confiaba en Jungkook menos que en nadie. Justo como mi padre, él podía mostrar una buena fachada. Podía sonreír y batir sus pestañas de niño bonito y la gente lo adoraba. En público, no cometía ningún error. Incluso SiYeon lo idolatraba como si fuese una especie de maldito santo.

Pero sabía que debía tener un bastardo escondido dentro de él. Tenía un pene; era inevitable. Y ya que era tan bueno escondiendo su interior podrido, era especialmente cautelosa con él. Incluso había sido todo un caballero conmigo una noche en una fiesta cuando traté de meterme en sus pantalones... tiempo antes de que SiYeon lo conociera, por supuesto.

Había escuchado los rumores. La gente decía que era un gigoló, tenía sexo con las mujeres por dinero. Eso por si solo lo iluminó en mi radar como un candidato para sacarme de mi lugar seguro y entumecido. Pero luego él me rechazó. Me dijo que estaba demasiado borracha, e incluso me ofreció llevarme a casa. Ahí fue cuando supe que era el peor de todos. Él era otro Im TaeWoo. Tal cual, como mi papá, un bastardo escondiéndose bajo la máscara de un caballero.

Había estado viviendo aquí con SiYeon y Jungkook desde hace tres meses. Y cada noche me quedaba despierta hasta tarde esperando por ese inevitable momento cuando Jungkook trataría de entrar en mi habitación y se pondría manoseador. Como solía hacerlo mi padre. Incluso apilé latas de soda vacías frente a mi puerta para que hicieran un escándalo y despertaran a SiYeon. Ella podría pillarlo en el acto y patear su trasero de una vez.

Pero él jamás había hecho algo contra mí.

Después de todo este tiempo ocupando el mismo apartamento que él y teniendo en cuenta de que no había intentado ninguna maldita cosa, me hacía comenzar a preguntarme si quizás, después de todo, estaba la posibilidad de que existieran chicos buenos.

✔ 𝓞𝓷𝓵𝔂 𝓨𝓸𝓾 ||Libro 3 - KIM SEOKJIN||Where stories live. Discover now