Capítulo 9

Mulai dari awal
                                    

- Dylan, por favor, piensa un poco en lo que estás haciendo. ¿Cómo puedes acus...?

- Tengo pruebas, Blake – me interrumpió. Guardó una de sus armas para rebuscar con una mano por uno de sus bolsillos. Sin más, tiró al suelo unas tres fotos. Con cuidado, me agaché para recogerlas-. Tengo varias copias más de cada una.

Recogí las fotografías y me erguí de nuevo. En una de ellas aparecía yo internándome en la fábrica. En la segunda de estas, aparecía arrastrando a los dos demonios, los cuales yacían inconscientes. Por último, en la tercera, salía dejando el reguero de gasolina ante la entrada de la antigua y ruinosa edificación. Arrugué las fotos entre mis manos y dirigí la mirada de nuevo hacia Dylan. Volvía a apuntarme con sus armas. Entre la ira y la impotencia me había quedado sin saber qué hacer.

Desarmado, recurrí a mi última baza.

- Dylan, ¿cómo has obtenido esto? ¿Por qué no confías en mí?

- Hoy, hará una media hora, una mensajera llamó a mi puerta. Sin decir nada, me entregó un sobre. Dentro de este habían varias copias de esas fotografías, así como un folio negro cuidadosamente doblado. Cuando lo abrí, pude leer: "que comience la partida. Es tu turno; tienes 45 minutos". Estaba escrito en un color rojo sangre. Aún no sé cómo tomarme eso, ni quién ha sido el responsable, pero las pruebas son claras. Como he dicho, si vienes conmigo estudiaremos el caso en juicio y, si eres inocente, se demostrará.

Percibí como la voz de Dylan se iba quebrando poco a poco a medida que hablaba. Comprendí que estaba manteniendo un duro debate interno. Entonces lo entendí: tenía que elegir entre dos de las cosas que más le importaban; tenía que decidir entre el gobierno o su único amigo.

- Dylan...

Di un paso hacia él pero un movimiento brusco por su parte me hizo retroceder. Tenía que ser delicado en aquella situación y saber muy bien qué y cómo lo hacía.

- Diez. Nueve. Ocho...

Y siguió contando. Iba totalmente en serio. Parecía inevitable que tendría que enfrentarme a Dylan.

Me quedé totalmente quieto; tenía la mente en blanco. ¿Cómo habíamos llegado a aquella situación? Me parecía increíble. Y los segundos seguían pasando.

- Cuatro. Tres. Dos...

Uno. Pude ver como Dylan cerraba los ojos con fuerza.

Comenzó a disparar sin tregua; un balazo detrás de otro.

Conseguí desviar las balas, aumentando o reduciendo su velocidad para alterar su trayectoria. Aún así, no sabía cuanto podría aguantar desviando sus ataques; cada bala que desviaba era un nuevo y doloroso pinchazo en la cabeza. Una cosa estaba clara; Dylan había elegido a Crawl.

Apreté los dientes. Estaba furioso. ¡Le había elegido a él, estaba luchando por el cerdo que había destrozado todos mis sueños! Ya no había vuelta atrás, si iba a dejarlo todo atrás, lo dejaría absolutamente todo atrás.

Giré la mirada hasta dar con Klaine, que estaba petrificado a mi lado. De repente, grité:

- ¡Klaine, detrás de mí!

Sabía que Dylan no tendría intención de herirle, ya que él no tenía nada que ver en el caso del "asesino de demonios", pero era mejor prevenir.

Mi grito actúo como un despertador para Klaine, el cual, de una forma algo torpe, se colocó a mi espalda. Era comprensible que estuviera asustado; él nunca se había visto en una situación como aquella.

Los siguientes segundos fueron unos de los más intensos de mi vida.

Dylan se quedó sin munición; tenía que recargar. Debía aprovechar aquellos segundos para acabar con el enfrentamiento. Quién sabe si sobreviviríamos a otra ráfaga como aquella.

Salí disparado hacia Dylan. Él, impasible, recargó la primera pistola. Paré con decisión y lancé una patada a su costado. La evitó con una ágil finta. No lo recordaba tan escurridizo. Se agazapó en el suelo acabando de recargar la segunda pistola. Recobré la postura y tras dos largas zancadas salté ligeramente apuntando a su cabeza con una nueva patada. Se impulsó hacia atrás, irguiéndose. Apuntó rápidamente y disparó. Las balas redujeron su velocidad drásticamente a unos centímetros de mi cuerpo. Pasé de largo las balas, agachándome, y lancé un gancho cuando estuve cerca de Dylan. Trató de fintar de nuevo; sus movimientos resultaron más rápidos de lo normal y se desestabilizó. Su cuerpo se estrelló contra una pared causando un doloroso estruendo.

- Deberías cuidar los excesos de velocidad. Podrían multarte.

No rió. Se apartó de la pared. Parecía que ya se estaba recuperando del golpe. Disparó a bocajarro. Aumenté la velocidad de las balas y salieron de su trayectoria. Me lancé de nuevo a por él. Apoyó una pierna sobre la pared y se impulsó hacia delante. Me pilló por sorpresa. Paramos de golpe. Descubrí un cañón apoyado contra mi sien.

Una de sus pistolas apuntaba hacia mí. La otra hacia Klaine. Nos tenía contra las cuerdas a ambos.

- Ríndete, Blake. No quiero tener que hacerlo – dijo de repente.

- ¿Va en serio, Dylan? ¡Antes has intentado acribillarnos! Y no me digas que es porque confiabas en que sobreviviéramos.

- Vale, no lo diré.

- Pero lo piensas.

- Por supuesto. Siempre has sido el mejor en todo. Aunque no quisieras sobresalir, siempre conseguías llegar a lo más alto. Te he tenido cierta envidia desde el momento en que te conocí, pero es una envidia sana. Algo que me impulsa a mejorar. Y hoy, por primera vez, he ganado yo, Blake. Ríndete.

- No, Dylan, aún no has ganado.

Pude percibir su confusa expresión antes de que sus dos armas saliesen impulsadas hacia atrás; el dolor de cabeza que comencé a sentir no tenía precio. No las soltó; sus brazos se flexionaron.

Me agaché y con un rápido barrido conseguí que cayera al suelo, no sin antes arrebatarle sendas pistolas mientras él caía al suelo y yo me erguía de nuevo.

Cuando cayó yo estaba de espaldas a él. Me di la vuelta y le apunté con ambas armas. Él, contra todo pronóstico, sonrío.

- ¿Ves? Eres el mejor.

- Sí, lo soy.

Y giré el rostro hacia Klaine. Su expresión de sorpresa no dejaba lugar a dudas; nunca había visto una pelea tan intensa como aquella.

- Klaine, nos vamos. Llama al ascensor, por favor.

Y, después de asentir un par de veces, corrió hasta llegar al ascensor, sin mirar atrás. Pulsó el botón y entonces sí que nos miró. Tenía una expresión afligida. Observé sus ojos durante unos segundos. Luego volví con Dylan. No se había movido ni un milímetro.

- Me rindo – dijo al final.

Yo sonreí levemente. Sabía que Dylan, por muy suyo que fuera, era alguien honesto, tenía su honor; no iba a atacarnos. Tiré sus armas sobre él. Las cogió al vuelo.

Avancé hasta Klaine y cuando me giré para ver de nuevo a Dylan seguía en el suelo, sentado esta vez. Tenía la mirada perdida y agarraba con fuerza sus armas. Decidí no decirle nada. Era mejor guardar silencio.

Klaine y yo entramos en el ascensor sin apartar la mirada de mi antiguo compañero. Sin pensarlo dos veces pulsé el botón que nos llevaría a la planta baja. Me dolía dejarlo atrás, pero era evidente que Dylan no traicionaría al Gobernador. Y eso podía torcer mis planes.

Antes de que se cerraran las puertas del ascensor Klaine me apretó con fuerza una mano. Sabía que estaba asustado, y que, aunque quería hacerme muchas preguntas, no se atrevía a formularlas. También pudimos ver como Dylan orientaba su mirada hacia nosotros. Tenía una sonrisa triste mal dibujada sobre su rostro.

Las puertas se cerraron y me marché sin decirle adiós.

El Ángel de Lucifer [Completada]Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang