- Tranquilo, luego te lo explico. Tenemos que darnos prisa.

Me sorprendió que se quedase callado, mirándome, sin hacer ninguna pregunta más. Cuando me agaché para toquetear la esfera metálica permaneció a mi lado, observando con expectación. Cuando di con una pequeña tecla apareció en la esfera un pequeño teclado brillante, táctil. Toqué un par de veces sobre la superficie metálica y el aparato profirió un agudo pitido.

Klaine y yo nos erguimos de nuevo. Le agarré una mano con fuerza.

- Tenemos que irnos.

- ¿Irnos? ¿A dónde?

- Pronto lo verás.

- Venga, Blake, ¡no me fastidies!

- Tómatelo como una sorpresa. Sólo espero que sea de tu agrado.

- Si es una sorpresa tuya, seguro que me gusta.

Le miré de reojo y me forcé a sonreírle débilmente. Aunque me gustaban aquellas ocurrencias suyas, me iba a costar un poco de tiempo acostumbrarme a ellas.

Antes de abrir la puerta tiré el móvil al interior de la casa.

- Tira tú también el tuyo.

- ¿Puedo preguntar por qué?

- Acabas de preguntarlo. Forma parte de la sorpresa.

A regañadientes, Klaine tiró su teléfono móvil al interior de la vivienda. Después de eso, abrí la puerta y antes de cerrarla, tiré las llaves dentro de la casa. Cuando comprobé que la puerta estaba bien cerrada, me di la vuelta para observar a Klaine. Su rostro estaba descompuesto en una mueca aterrada. Seguí su mirada, girando sobre mí mismo, y fue entonces cuando encontré el cañón del arma de Dylan apuntando hacia mí.

Busqué su mirada y encontré sus ojos verdes bañados en una inmensa ira. Por más que trataba de encontrarle sentido a aquella situación, por más que preguntaba el por qué, no hallaba ninguna respuesta.

La voz de Dylan me llegó en algo más fuerte que un susurro, pero no dejaba de serlo.

- Blake Heather, en función de mi cargo como Capitán de la División de Asalto, vengo a arrestarte por tráfico de armas y asesinato de un grupo de siete demonios. Si no opones resistencia y me acompañas al cuartel del Edificio Ómicron, serás procesado y permanecerás a la espera de juicio, en el cual se tratará tu caso en profundidad.

No supe qué pensar, qué decir o cómo actuar. ¿Aquello era real? ¿Realmente estaba Dylan a punto de detenerme? ¿Cómo se podía haber enterado? Aris siempre se encargaba de encubrir los trabajos de sus trabajadores. Aunque, claro, al igual que podía encubrirlos, también podía delatarlos. Aquello había sido culpa suya, estaba totalmente seguro de ello. Pero, ¿por qué? ¿Acaso había descubierto mis planes? No, no podía ser, sólo le había susurrado algo a Jane en su coche. ¿Lo habría escuchado de alguna forma? ¿O era Jane un peón? Era imposible. La única explicación que encontré fue que ya sabía lo qué iba a pasar. Ya sabía cómo iba a reaccionar y lo que iba a hacer. ¿Acaso era eso posible? Conociendo a Aris, seguro que lo era.

Me centré en Dylan. Tenía que hacer algo. No podía permitir que me detuviese, pero tampoco podía darme a la fuga dejando que fuese a por refuerzos. Además, estaba el factor Klaine. Traté de decir algo, pero las palabras murieron en mis labios. Dylan, en cambio, sí que tenía fuerzas para hablar.

- Tienes diez segundos para entregarte. Si no lo haces, dispararé a matar. Si te resistes, se considerará otro delito más y tu pena será más dura. Te aconsejo que te entregues cuanto antes.

Sacó otra pistola, una repetidora de color plateado, igual que la que ya había desenfundado. Por la posición que adoptó supe con claridad que no estaba bromeando. Ante esa certeza encontré formas para enfrentarme a él aunque fuese sólo verbalmente.

El Ángel de Lucifer [Completada]Where stories live. Discover now