💜𝙿𝙰𝚁𝚃𝙴 3💜

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En el techo de esa mansión, Chat Noir trató de buscar a Ladybug o a Argos, pero al no verlos por ningún lado, entró por la ventana de su antigua habitación. El silencio que había en esa casa era sepulcral, más de lo normal, por ello, tenía que caminar con sumo cuidado para no llamar la atención de Gabriel Agreste.

Continuó avanzando por todas las habitaciones en busca del dueño de la mansión o de alguno de sus compañeros, pero al no haber nadie, su temor aumentó cada vez más y tuvo que devolverse a su habitación. Temía por él. Aquel sentimiento de pérdida y angustia hacía que su corazón latiera con más y más fuerza.

-¿Qué me está pasando? ―decía tratando de no soltar lágrimas―. ¿Por qué no puedo hacerlo? ¿Por qué siento que perderé y solo quiero llorar?

Llevó su mano a su pecho y se sentó en su antigua cama para tratar de mantener la calma, pero fue en vano. Allí, al ver la foto de su madre en su escritorio, la tomó para dejarse caer en el suelo y llorar. No sabía qué estaba haciendo. No podía pensar con claridad. Todo lo que quería era lamentarse y quedarse allí donde estaba.

Mientras tanto, a algunas paredes lejos de ese sitio, aquel hombre enmascarado salió de ese pasaje secreto bajo el cuadro de su esposa. Él, aún con su traje de villano, se mantenía contemplando los anillos mágicos que tenía en su mano, en especial ese anillo de bodas plateado que había dejado de usar desde que supo la muerte de su hijo. Pero ese día, al luchar contra Argos y darse cuenta que Chat Noir estaba con él, consideró la idea de reusar esa joya.

Al pensar en esto, sus ojos se posaron en ese cuadro de su esposa. Habían pasado muchísimas cosas desde que él había prometido traerla de regreso y ahora, estaba seguro que estaba muy cerca de cumplir su deseo.

―Nooro...

Él quiso destransformarse, pero fue entonces cuando una sombra oscureció la luz de la luna que entraba por una de las ventanas. Él dio un paso atrás y se puso en señal de alerta, mas al ver que se trataba de su villana akumatizada, se tranquilizó un poco y extendió sus brazos para recibirla con una sonrisa forzada.

―Es agradable verte de nuevo, querida Éperdu. ¡Bienvenida! Te hubiera recibido con galletas y té, pero odio las visitas inesperadas.

Ella no dijo nada. Simplemente entró por esa ventana y dejó que el agua cayera por el suelo, sin tocar los pies de ese villano frente a ella. Su rostro, a pesar de que seguía cubierto por esa nube, se podían apreciar el odio y el dolor que emanaban sus ojos.

―Te aprovechaste de mi vulnerabilidad... ―le dijo con voz temblorosa y cargada de ira.

―Te estoy ayudando, querida Éperdu. Sé lo triste que es perder a alguien y...

―¡Tú no lo sabes! ―le gritó cuando se acercó amenazante a él―. Ahora sé quién eres y sé que en el funeral de tu propio hijo... estabas feliz de que le hubiera pasado eso.

―¿Feliz? ¿Has perdido un hijo, Éperdu? Así que no digas que no me dolió.

―No he perdido un hijo, pero sí un novio, un amigo, a mi alma gemela, al único chico que seré capaz de amar... y todo por tu culpa...

Con sus ojos brillando cual luz roja, la chica trató de acercarse aún más a ese villano con malas intenciones, pero Monarch tuvo tiempo de levantar su mano frente a él para detenerla.

―No intentes hacerme algo, Éperdu. Te di el poder de cambiar de apariencia estando akumatizada, te di el poder de que otros se angustien y sean infelices como tú, así como te di tus poderes, así mismo puedo quitártelos. Recuerda que tú debes sentirte mejor al ver a los demás sufrir como tú y claro, solo debes traerme los miraculous de Ladybug y Chat Noir y todos ganamos.

Angustia | Historia Corta | Miraculous Where stories live. Discover now