Capítulo III

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— Alba... — una dulce voz resuena en mis oídos. Me muevo ante el suave tacto de su piel con la mía — Alba — Insiste forzando su tono haciendo que suene más fuerte.

Me estremezco un poco al sentir su toque.
Abro lentamente mis ojos y la veo. Observo a mi madre quién muestra una cara de preocupación y ojeras leves. Parece como si hubiera estado despierta desde temprano.
— ¿Si? — Digo extrañada por su presencia.

— ¿Hasta qué hora vas a dormir? Son las 10 de la mañana.

— ¡Mierda! ¡La escuela!  — expreso algo anonada, exaltada por la hora.

Intento salir de mi estado adormecido y sacar la sábana que cubre mi cuerpo, empero inmediatamente al ver este completamente descubierto debajo de la fina tela, tapo todo lo que por un segundo observo.

¿Por qué demonios estoy desnuda?

— No te preocupes. Hoy temprano cancelaron las clases por un incidente que sucedió. — explica al notar mi cara de asombro y confusión.

— ¿Eh?

— Si, ayer en el festival hubo tres asesinatos.

Se nota la preocupación y el miedo en su rostro, pues mi madre siempre ha sido de esas personas que le tienen terror hasta a una cucaracha por lo que no me sorprende en lo absoluto su expresión.

— ¿Asesinatos? — pregunto consternada por la noticia.

Según las personas que conforman la comunidad, este es un pueblo pacífico donde puedes criar a tus hijos sin ningún tipo de inconveniente, por lo que, si fueron asesinadas tres personas, es motivo de pánico.

— Si, murieron tres chicos de tu escuela. Si mal no recuerdo sus nombres eran Jordán, Erika y Erik —aclara con temor.

— ¿El trío de Jordán murió? — frunzo el ceño, me resulta realmente imposible de creer.

No sé qué ha sucedido, no obstante, estoy segura que cuando asista de nuevo a la escuela todos van a hablar sobre el tema.

Una rápida imagen pasa por mi mente, haciendo que duela un poco mi cabeza. Veo algo raro que no deja de reproducirse, una y otra vez, como un vídeo que no se detiene. Muestra un chico cubierto de sangre caminando en mi dirección con un cuchillo en mano.

¿Qué demonios? —Digo a mis adentros mientras esa imagen se repite sin cesar.

— Mamá, si ellos murieron ... — El nerviosismo se apodera de mí, de forma inmediata mi expresión y voz cambian — Si ellos murieron la policía vendrá a verme.

— ¿Porque vendrían a verte a ti?

Ella se encuentra de pie justo al lado de mi cama y al escuchar mis palabras temblorosas se sienta justo al lado. Es notable su preocupación.

— Bueno... — Exhalo hondo, la miro fijamente.

Tengo que confiar en ella lo que en años he estado ocultando con tal de evitarle preocupaciones de más, aunque sé que a raíz de callar mi boca me encuentro en esta situación. Sé que le traerá el doble de intranquilidad, pero ¿Quién podría saber que ese imbécil se iba a morir de un momento a otro?

— Lo que sucede es que desde hace un tiempo... — Hago una pequeña pausa y respiro hondo — exactamente desde hace unos 4 años ellos me hacen bullying, no cosas como hablarme feo delante de los demás, o acoso social. Más bien, hay cosas que tal vez me podrían haber matado.

— ¿Que? — Su rostro delata la estupefacción — ¿Porque no me lo dijiste?
— Alza su voz molesta, casi al gritar.
Al principio, su rostro refleja a una madre preocupada por la noticia, pero después cambia. Ahora está roja de la rabia. Solo le falta echar humo por los oídos. Nunca la he visto tan alterada.

El Alba de la oscuridad. [En Proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora