5. "Efectos secundarios"

109K 5.9K 1.3K
                                    

5. Efectos secundarios

JOSH

Subimos en silencio en el ascensor y entramos en el ático. Siento los ojos de Wendy fijos en mí y los de Rick fijos en ella. Voy hacía mi habitación, cerrando de un portazo, busco alcohol y gasas para curarme las putas heridas que esos dos malditos cobardes me han hecho. Oigo otro portazo e imagino que es Rick, ya que Wendy entra con cara de susto en mi dormitorio. La miro pero no le digo nada. Me acerco al espejo, ignorándola, y comienzo a limpiar la sangre seca de mi nariz. Veo que tengo otro corte en la ceja, sin mencionar que han destrozado mi estómago, joder. Sé que no tengo ninguna costilla rota porque ya me ha pasado más de una vez y el dolor es insoportable.

—Déjame a mí —dice claramente nerviosa mientras sujeta mi muñeca para quitarme la gasa.

Sin decir nada me siento en la taza del váter y ella se arrodilla entre mis piernas. La miro fijamente mientras limpia mis heridas. Se muerde el labio por los nervios y eso solo hace que me enfurezca más por mis ganas de besarla.

—Ya está, puedes irte. —Me levanto y la rodeo para tirar la gasa en la papelera del baño.

Me quito la camiseta y me tumbo mirando al techo, doblando los brazos tras la cabeza.

—Eso debe dolerte mucho —señala los moratones que comienzan a formarse bajo mi pecho.

—¿Qué quieres, Wendy? —pregunto sin mirarla.

No responde, solo se queda ahí sin hacer nada, así que me incorporo apoyándome sobre los codos y la miro. Sigue mordiéndose el labio y jugando con sus dedos.

—Como sigas mordiente el labio así, vas a terminar haciéndote sangre

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

—Como sigas mordiente el labio así, vas a terminar haciéndote sangre.

—Connor me dio éxtasis —dice de repente.

Me levanto despacio y la miro con atención para comprobar si está mintiéndome, pero ella solo agacha la cabeza.

—Maldito hijo de puta —murmuro intentando controlar mi ira.

—No fue culpa suya... —levanta la vista, asustada— yo acepté.

—¿Pero por qué coño querías drogarte?

—Yo te vi con esa pelirroja y... me habías besado esta tarde y después desapareciste... Cuando me la ofreció me pareció una buena idea, pero...

—¿Pero qué? —pregunto con impaciencia.

—Pero estoy un poco nerviosa.

Entonces me fijo bien y veo que está sudando. Su pecho sube y baja demasiado deprisa y sus ojos son más oscuros de lo habitual. El éxtasis puede sentarte bien o mal, como todas las drogas, pero si es la primera vez que lo tomas y empiezas a rayarte, desde luego que la hostia que te da es monumental.

ClandestinoWhere stories live. Discover now