2. "Un amigo del pasado"

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2. Un amigo del pasado

JOSH

Vuelvo al salón y veo que Jay recoge la camiseta de Alice del suelo y se la lanza. Vicky y Jenna siguen besándose sin tregua, están enfermas.

—Venga, cojones, os he dicho que tenéis que marcharos ya. —Rick gruñe mientras mete la marihuana en un cajón.

Me dirijo hacía ellas y tiro de... ¿Jenna? No tengo ni puta idea, soy incapaz de distinguirlas. Ella se gira para mirarme y se levanta sonriendo coquetamente. Rodeo su cintura y le como la boca una vez más. Hago lo mismo con la otra.

—Venga, largaos. —Les doy un pequeño azote para que caminen.

Una de ellas se acerca a Rick y le besa, mientras él aprieta su culo y se despide de ella. Jay choca mi mano y sale con Alice por detrás. Nos despedimos todos y yo me acerco para cerrar la puerta. Cuando me doy la vuelta, veo que Rick sigue recogiendo las cosas, pero a mí comienza a entrarme el sueño.

—Hermano, deja toda esta mierda. Llama a Margot, joder, para algo la pagamos.

—Tardaría demasiado. Quiero recoger todo antes de que salga Wendy.

—Tú mismo —bostezo—. Hasta mañana.

—Oye, no te olvides que mañana tengo que ir antes así que vete en tu coche.

—Vale.

Entro en mi habitación y me tumbo en la cama sin abrirla, tan solo me quito los pantalones. Los párpados empiezan a pesarme y la imagen de la mocosa en la bañera aparece en mi mente antes de caer rendido por el sueño.

WENDY

Salgo de la bañera y me pongo unos pantalones cortos de pijama y mi camiseta de los San Francisco 49ers. Todavía no me creo que ésta vaya a ser mi habitación.

Voy hacía el salón y veo a Rick recogiendo todo. Está él solo, al parecer ya ha mandado para su casa a toda la jauría.

—Deja que te ayude —digo cogiendo un par de botellas de la mesa.

—No, déjalo Wen, ya lo hago yo.

—¿Esto es algo común? —pregunto enseñándole la tarjeta de crédito con restos de cocaína.

—Oye... —Se incorpora y me mira.

—¿Lo es?

—Solo de fiesta —elevo las cejas con incredulidad— y no siempre.

—Ya sé cómo me dices. —Vuelvo a tirarla sobre la mesa.

—Oye, mañana tengo que irme pronto. ¿Tú que vas a hacer? —Decide cambiar de tema.

—¿Dónde vas?

—A trabajar. ¿Recuerdas aquel concesionario del que te hablé?

—Sí. Lo compraste, ¿no?

—Sí, hace un año más o menos. Va de puta madre, me da bastante pasta y estoy contento.

—¿Josh trabaja contigo? —pregunto con indiferencia mientras sacudo los cojines del sofá.

—Para mí. Trabaja para mí —matiza. Interesante. Así que es un subordinado.

—¿En serio? ¿Y qué hace? Espera no me lo digas, ¡limpia los coches!

—No —responde mirándome mal—. Hizo un grado de mecánica. Es muy bueno así que le di trabajo en el taller del concesionario y ahora es el jefe.

—Vaya, me sorprende que sea bueno en algo aparte de drogarse y follarse a tías.

ClandestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora