Sin cuidado alguno empujó a Jeremy hacia adelante, dejándolo a la vista de esas dos mujeres, que inmediatamente se pusieron en guardia al notar la presencia de un hombre el cual no era Nash.

—Bastardo..—murmuró entre dientes, él pelianaranjado.

—Tú—hablo una de las mujeres apuntándole con un arma.

—¿Yo?—se señaló a él mismo con una sonrisa.

—No te hagas el idiota. Se que fuiste tu quien asesino a una de mis hermanas.

—¿Hablas de la pelinegra?—puso uno de sus dedos sobre su labio inferior fingiendo pensar, porque estaba más que claro que Jeremy no pensaba—Si. Fui yo quien la desmembro. ¡Fue muy divertido!—solto una risa que hizo enfurecer a la mujer.

Hiromi quien aún se encontraba oculta volteo para encarar al moreno, pero para su sorpresa, este habia desparecido. Lo maldijo internamente apretando sus puños, siempre hacia lo mismo. Primero los metía en problemas y luego desaparecia como si nada. Era todo un bastardo.

Dejándole el pequeño trabajo a Jeremy a la vuelta del pasillo desde donde oía gritos escandalizados y estuvo segura de oír también una carcajada divertida del pelianaranjado. Sabía que se estaba divirtiendo.

De pronto, el seguro de un arma a sus espaldas la hizo fruncir ligeramente el ceño. Si la mataban ahora, iba a culpar a Roan por esto y lo iba a atormentar hasta la eternidad. Giro lentamente su cuerpo, hasta quedar enfrente de aquella persona que le apuntaba con un arma. La vio, y abrió sus ojos con sorpresa. Su cabello color violeta al igual que sus ojos, ella no era nada más que una niña, quizás una adolescente por las facciones de su rostro.

—No te muevas o disparo—advirtió ella con el ceño fruncido.

Hiromi pudo reír ante tal amenaza, pero no lo hizo. Simplemente alzó sus manos, indicando que ella estaba desarmada.
Sus ojos se clavaron en el arma que apuntaba justo a su cabeza, le parecía extraño. No es que fuera precisamente una experta en armas, pero cuando se vive en la piratería y las armas de fuego constituyen una amenaza constante, debía tener algunos conocimientos básicos.

—Parece muy peligrosa esa arma, no es bueno que una niña como tú la use de esa forma tan inapropiada—su voz salió de forma suave y tranquila.

No tenía planeado intimidarla, al menos no por ahora. Primero debía sacarle algo de información, preguntarle un par de cosas sobre el sistema de seguridad de este lugar. Además, ella ya parecía alterada debido al los gritos, disparos y carcajadas que provenian de donde estaba Jeremy, posiblemente torturando a la mujer o volviéndola loca.

—Tus amigos mataron a mis hermanas—comenzó ella con voz hostil—Pagaran por eso.

—No son mis amigos, has lo que quieras con ellos—se encogió de hombros.

—¿Entonces por qué estas con ellos? Son hombres—exclamó con desagrado.

—¿Qué tiene de malo que sean hombres?—pregunto.

Si, admitía que eran algo estúpidos, pero no le veía nada de malo a eso. Todos somos estúpidos, incluso ella lo era en algunas ocasiónes.

—Son mentirosos, crueles, idiotas, inmaduros, engañosos. Todo lo ven para su conveniencia. Son egoístas—cada palabra de su boca salía con repugnancia, como si detestara el simple hecho de hablar sobre un hombre—Viven para si mismos, sin importar el daño que les causan a los demás. Se creen reyes pero son basura. Los hombres son completamente esco...

Sus palabras quedaron ahogadas en su garganta, el arma cayó al suelo, y sus pequeñas manos fueron hacia su cuello en donde tenía enredado una cadena dorada que le estaba quitando el aire y no solo eso. Hiromi bajo sus manos dejándolas en su cintura, pasando su vista por la persona detrás de aquella joven. Aquel hombre, él cual se había cansado de verla hablar.
Apretando la cadena para inmovilizarla y que se dejara de retorcer de una buena vez.

𝑃𝑅𝑂𝑇𝐸𝐶𝑇𝐸𝐷 ❙ ONE PIECE Onde histórias criam vida. Descubra agora