¿Cierto?

Felix había tenido que pasar por ciertas burlas desde su embarazo, la de un matón fornido no iba a detenerlo. Él solo acostó a Dae en sus brazos, levantó solo un poco su camisa y le dio directamente el pecho a Dae, quien antes de tomarlo sonrió y comenzó a comer muy feliz. La pequeña boquita de su  hija cubría muy bien su pezón, por lo que no se molestó en cubrirla con alguna manta, aparte de que eso no le gustaba a la niña.

Mientras Dae comía, el pudo dar un bocado a su comida sin estar apurado o con miedo de que ella le sostenga la cuchara y lo tire. Todo en esa mesa era silencio a excepción de los sonidos que soltaba la bebé al estar comiendo.

Bang Chan quería ignorarlo, pero le era posible hacerlo, menos si él era el elegido por Dae, pues cada vez que era alimentada en público, se quedaba viendo fijamente a alguna persona y en esta ocasión fue él. No se sintió incómodo, le gustaba que ella lo mirara con mucha curiosidad, le pusiera atención y mientras comía, sonreía aún cuando no podía ni siquiera hacerlo tan bien.

Le sonrió por lo bajo y se arrepintió al instante porque ella que estaba acostada, rápidamente se sentó en las piernas de su padre y levantó sus brazos, queriendo estar en el regazo de Bang Chan.

—Dae –dijo Felix demasiado incómodo —Dios...

—Está bien, puedo cargarla –intentó con todas sus fuerzas ocultar la sonrisa boba que creció en su rostro —Yo he terminado de comer, la llevare a que conozca el entorno y así quizás deja de sentirse incómoda

Felix no quería, a pesar de tener a Bang Chan de su lado y ya dispuesto a tomar a su hija, él no quería dársela. No quería que la tocara, no quería que la tuviera. Jeongin tuvo que darle un pequeño pisotón para que dejara de pensar en todo lo triste que sucedió en su parto y post parto, porque ese era el rencor que Felix tenía con Chan. Que mientras él disfrutaba de la vida con cuánta mujer se le cruzara, el tuvo que enfrentarse a esto solo.

Aún así, lo hizo por Dae. Ella fue muy feliz en los brazos de su otro padre, cuando Felix la entregaba a otra persona, ella volteaba a verlo con demasiada regularidad, buscaba que la llevara de nuevo a sus brazos, pero en esta ocasión se abrazó muy pronto al cuerpo de Bang Chan.

Este solo caminó al jardín en donde por suerte estaba techado. Dae no observaba el lugar, observaba a Bang Chan demasiado curiosa por saber quién era y por qué lo quería tanto como para en ese momento comenzar a comerle las mejillas. Chan solo pudo sonreír, Dae lo hizo aún más porque vio que eso lo divertía, pero no podía contener su emoción, ella quería mucho a este hombre.

—¿Que pasa? ¿Quieres decirme algo? –la miró fijamente —Hmm, esperare cinco años para ver que era eso que tanto quieres decirme. Por mientras, mira esto –la llevó a ver las rosas rojas que estaban en su jardín, donde también se paseaban algunas mariposas. Dae a pesar de ser una destructora con todo lo que veía, las rosas solo las tocó con su dedo y luego se abrazó al cuerpo de Chan —¡Oh! ¿Eso te asusta? –se rió un poco —Me imagino que la sensación es rara. Te mostrare algo más –caminó hasta el otro extremo de su extenso jardín, se sentó y colocó a Dae en sus piernas, luego le quitó los pequeños calcetines y la sentó en el verde pasto. Claro, era una sensación nueva para la niña, quien de inmediato se puso nerviosa y quiso llorar un poco —Bebé, está bien, es una sensación rara que debes aprender –ella no quería, entonces solo volvió a los brazos de Chan y se quedó viendo la naturaleza por un par de minutos, todo fue silencio, Chan disfrutando de tener a su hija en sus piernas y quizás comenzando a aceptarlo —Dae –ella sabía que ese era su nombre, por eso volteó a verlo —Este soy yo, seré el mejor papá para ti, lo prometo pequeña nubecita.

Felix quien miraba aquella situación desde lejos, solo le quedó limpiar sus lágrimas y sentir aún más culpa, pero de la razonable. Fue él quien decidió tener a Dae solo, quien se rindió a los siete meses y después del parto no quiso buscarlo aunque Jeongin le insistiera. Bang Chan no tenía idea de esto, él también estaba sorprendido porque hace apenas dos días él ni siquiera sabía que había un pequeño ser con su sangre gateando por ahí.

don't blame meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora