una nueva oportunidad para amar | renhyuck

08 (II)

"De acuerdo, ¿qué se supone que es esto?"

El mayor alineó las tizas en el pupitre, mirándolo.

"Esto, mi pequeño yo, es un espacio que creé en tu cabeza para que podamos tomar decisiones en base a tu vida y mi vida." En un chasquido apareció una pizarra y una carpeta. Invitó al contrario a sentarse. "Algo como para no meter la pata."

Donghyuck se quedó sin palabras. Era raro verse así mismo pero como alguien mucho mayor, demacrado, solo y con aspecto de vagabundo. ¿Acaso no había algo que podría hacer su cabeza para cambiar su apariencia?

Aunque lo que más rondaba era la capacidad que tenía para poder imaginar ello. ¿Hablar con su yo mayor de otro plano universal? ¿Era posible ello? No lo sabía, pero lo estaba viviendo. Se pellizcó el brazo, sintiendo el dolor pero sin poder despertar. Donghyuck mayor estaba jugando un poco con las tizas mientras miraba la pizarra, como si estuviera pensando en lo que podría escribir. Solo quería despertar, se sentía raro.

"Creo que a este paso voy a enloquecer."

"¡Oye!" Lo apuntó con la tiza. "Gracias a ti aún no descanso en paz, así que mejor que lo hagas bien."

"Voy a tomar las palabras de Jeno e ir a su psiquiatra..." Susurró para sí mismo.

"Al menos siguen siendo amigos. Ese es un gran avance para ¿mí...?" Ladeó la cabeza "...nosotros." Aclaró.

"Aún no entiendo como dejamos de hablarnos solo por romper el manga de Jisung."

"Eso mismo pensé yo, pero éramos jóvenes. Las peleas sin sentido tenían mucho sentido en esa época. Además Jisung ya nos tenía cólera por obligarlo a interactuar con Renjun." El menor asintió. Tenía toda la razón. "Y como Jeno era muy pegado a él, obviamente se pondría de su lado."

"Últimamente es más cercano a Mark."

Alzó los hombros, dándole la espalda al menor para poder escribir en la pizarra. Comenzó a trazar líneas por la superficie. Lee solo se mantenía atento, cualquier cosa que el contrario haga era oro para él. Una aviso que podría salvar su vida por completo.

En la pizarra apareció un nombre que casi ocupaba el cincuenta por ciento de espacio. Kim Doyoung era como una alerta de peligro para el morocho. El mayor se quedó observando las reacciones ajenas, las cuales eran de pura incomodidad. Sonrió, dibujando un angelito al lado del nombre.

"Ya se han visto, ¿verdad?" Asintió. "¿Qué tal la interacción?"

"La mitad de su cuerpo estaba cubierto de sangre... ¿te suena a una bonita interacción?"

"Perdón, es que también entré en pánico cuando lo viste. No era mi intención que presenciaras eso..."

Rodó los ojos. Después de todo sí se parecían. Aunque con mucha razón, eran la misma persona. 

"Necesito que lo ayudes."

"¡¿Qué?!"

"Sé que suena loco y que te había dicho que si las cosas no se dan está todo bien, pero yo sí quiero que las cosas se den, ¿de acuerdo?" Dio un respiro hondo. "Además, en mi vida, hice que Doyoung no se metiera en la relación de Jungwoo y Renjun. Grave error, si me lo preguntan" Miró la pizarra. Sus ojos pasaron de expresar entusiasmo a expresar nostalgia. "Kim guardó todos sus sentimientos por él y cuando no pudo ocultarlos más, los demostró de la peor forma."

"¿Cómo?"

Volteó a mirarlo, reflejando su vida en él, en lo que podría convertirse si no hacía algo. Tenía que cambiar a toda costa aquel final.