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—¡NO PIENSO SALIR DE AQUÍ! 

—Por favor, Hyuck. Estás exagerando.

—Tarde o temprano se iba a enterar.

—Lo hiciste más fácil, porque estaba pensando en grabarte hablando de él y así decirle que eres gay.

—¡SON LOS PEORES!

Los tres muchachos seguían tocando la puerta de la habitación del morocho, quien se resignaba totalmente a ir al colegio. Era el tercer día que faltaba.

Al ver que no lo convencían, se miraron entre ellos con desgano. Bajaron hasta el comedor de la casa, viendo a los padres de Lee tomando tranquilamente su desayuno.

—Señora Lee —habló el menor—. ¿Cree que pueda sacar a Hyuck?

Ella solo se levantó con una dulce sonrisa, buscando entre los cajones la llave de la habitación de su primogénito. Mientras que el padre los invitaba a sentarse a acompañarlos al desayuno.

Solo bastaron un par de minutos para ver a Donghyuck bajando como si detrás suyo estuviera el mismo diablo, con su cabello mojado y su uniforme a medio arreglar.

—Debieron pedir ayuda desde un principio, chicos —habló la señora Lee, con su caracterizada voz dulce—. Ya no les causará más problemas. ¿No es así, bebé?

En una posición militar, Lee asintió.

Con su mirada clavada en el piso, Hyuck no para de suspirar ni de lanzarles miradas suplicantes a sus amigos. Él de verdad no quería ir al colegio. Tenía muchas cosas que afrontar y él apenas podía afrontaba la realidad cuando se levantaba de su cama.

El trayecto fue silencioso y eso lo aburría.

—Renjun me preguntó por ti —habló de pronto Jisung.

Su corazón dio una voltereta. Escuchar ello lo había puesto colorado. ¿De verdad Renjun preguntaba por él? ¿Debería hacerse el enfermo para que pensara más en él?

—¿Y esa sonrisita, Hae? —se burló Jeno—. ¿Acaso ya te dieron ganas de ir al colegio?

—No me malinterpretes. No es por él.

Sí era por él.

—Tengo una duda —intervino el Lee mayor, haciendo una pequeña mueca para luego mirar fijamente a Hyuck, deteniendo la caminata de todos—. ¿Cómo es que faltaste tantos días? ¿Tus padres ya saben qué es lo que sucede?

Era un tema muy delicado. No podría manejarlo solo, se le saldría todo de control. Nunca había tenido una conversación sobre su orientación con sus padres, ellos tampoco lo hostigaban con la idea de que tenga una novia. ¿Qué se supone que se decía en esos casos? Temía tanto decepcionarlos.

Tiene la fortuna de tener padres comprensibles. No lo bombardearon cuando dijo si podía ausentarse algunos días a la escuela. Entendieron que no estaba bien y solo lo abrazaron, diciendo que cuando esté listo para hablar, lo escucharían.

Él de verdad tenía miedo.

La primera clase transcurrió con tranquilidad. Lee no podía dejar de pensar en las mil y un formas de poder hablar con sus padres. La tormenta de su cabeza estaba acabando con él.

—Pss, dude —susurraba Mark.

Lo volteó a ver, recibiendo una bola arrugada directamente en la frente. La cual iba a tirar a la basura hasta que el mismo dueño le dijo que lea el contenido.

"No tengas vergüenza de buscarnos para obtener fuerzas. Sabes que nosotros te escucharemos y haremos todo lo posible para ayudarte. Somos familia."

una nueva oportunidad para amar | renhyuckWhere stories live. Discover now