06

59 12 0
                                    

—Me alegro de que hayan pospuesto la festividad de otoño.

Otoño había comenzado. Para la tristeza de muchos, el verano ya se había despedido de ellos.

Iba caminando la banda hacia su salón de práctica. No había señales de un nuevo proyecto en camino y eso de cierta forma los estresaba mucho. Rendirse a mitad del camino no estaba en sus planes, pero solo quedaban pocas semanas para el gran debut.

Donghyuck se sentía de alguna forma culpable por todo el retraso, pues su función era la más importante de los cuatro. Ser letrista era un trabajo muy pesado. Sumando la pausa de actividades por los bajones que tuvieron como grupo.

—¿Vieron a los superiores hoy en la mañana? —Mark sacó su móvil, reproduciendo el video que había grabado a escondidas. Las prácticas para los del club de música eran sagradas y privadas— Me muero por ser igual de geniales que ellos en el escenario.

—Ya, pero cuando pisas el escenario te transformas en una estatua —se burló Jeno, recibiendo una mueca avergonzada por parte del mayor—. ¿Qué pasa, tomatito? ¿No soportas la verdad?

—¡Voy a golpearte, Lee!

Jisung reía mientras hundía su rostro en el cuello de su casaca, observando como sus dos amigos se perseguían los unos a los otros. Se sentía raro, sentía que algo faltaba ahí.

—¿Hyuckie? —Dong levantó su cabeza de golpe, desorientado. Se miraron y se sonrieron cálidamente. Estaba a punto de decir algo, pero el mayor volvió a clavar su mirada en la hoja de papel. Miró de reojo y se sorprendió al ver tantos rayones en ella.

Ser letrista era un trabajo muy pesado.

—Despégate un poco —el contrario sonrió y lo miró de reojo—. No está mal pedir ayuda de vez en cuando.

Lee paró su caminar. Después de un día agotado, Hyuck por fin se dio la dicha de mirar a su alrededor. Se sentía bien después de un mal momento. Amaba a las personas que estaban a su alrededor y como estas lo trataban con tanta delicadeza. Guardó su cuadernillo y corrió hasta alcanzar al menor.

—¡Oigan, ¿Qué tal si vamos por unos churros?! —dijo con una gran reluciente sonrisa, obteniendo la respuesta de un gran y entusiasmado "¡VAMOS!".

Eran como dos pequeños huyendo de sus travesuras. Entre risas se pellizcaban para retrasar al otro. Un momento que perduraría en él por siempre. Por motivos que desconocían, el colegio había retrasado sus actividades. Estas cosas eran muy raras de suceder, muchos alumnos se estaban comenzando a desanimar por aquella noticia repentina, pero Lee no. Él realmente agradecía que fuera así.

Obviando el hecho de no haber terminado la letra para la banda, agradecía por los momentos que le estaban regalando.

Renjun y él se habían escapado un momento para ir a la práctica teatral, sin embargo, un tropiezo por parte de morocho hizo que todo se convirtiera en un caos. Y ahí se los veía, corriendo como dos infantes estallando de risa.

Renjun nunca dejaba de sorprenderlo, su sonrisa nunca dejaba de encantarlo y su corazón no dejaba de latir como loco al tenerlo cerca. Era hermoso.

—¡Debiste ver su rostro! —exclamó a todo pulmón el chino—. Tenemos que ir luego a disculparnos.

Al regular su respiración, Hyuck negó lentamente—. ¿Acaso me quieres entregar a la ley? Eso no es muy leal de tu parte, Injuna.

Las tardes de otoño se hacían más heladas con el pasar de los días; le gustaba. Donghyuck amaba como iba el camino de su vida en la actualidad. Era como volver a renacer. No más pesadillas, no más problemas, no más discusiones o celos enfermizos. Sería precavido pero no dejado.

una nueva oportunidad para amar | renhyuckWhere stories live. Discover now