—Mi bonito, no olvides que aún tenemos el teléfono de casa, si no quieres llamarnos y hablar, puedes hacerlo sonar para avisar que haz llegado, no responderemos si así lo quieres

—Mamá, esto que haces me lastima –le tomó de la mano —No quiero que pienses que los evito o intento desprenderme, solo quiero darles espacio

—Nosotros no queremos más espacio entre nosotros Felix –esta le abrazó y comenzó a llorar silenciosamente en los brazos de su hijo —Perdí un hijo, no quiero perderte a ti. Me terminaría de destrozar el alma.

—Prometo que no me perderás –le acarició la espalda mientras la mujer lloraba, devolviéndolo a esos tiempos en los que él lloraba desconsoladamente por un juguete roto y ella lo consolaba de la manera más hermosa —Mañana me pagan, te prometo que vendré aquí con pollo frito para comer.

Felix le dio un beso a su madre y se fue de ahí diciéndole que mañana volvería, pero ninguno sabría si eso podría ser verdad, Felix no tenía nada para pensar en que no lograría hacerlo, pero ella estaba realmente atemorizada por lo que sentía en su pecho al ver como su hijo menor salía por aquella puerta hacia la noche obscura.

Él solo salió y caminó con normalidad, su objetivo era llegar a la parada del bus, pero a medida que iba avanzado en la calle, estaba comenzando a sentir frío y extrañas miradas sobre él. Se encargó de irse por rutas en donde había gente y le daba calma ver que a lo lejos la parada de autobús con gente, por lo que corrió hasta llegar ahí y sentirse a salvo entre la multitud.

Eso terminó pronto porque aún dentro del bus sentía que alguien lo seguía y lo observaba desde lo lejos, incluso cuando se bajó, todo se sentía tan tenso que le fue imposible no poder borrar ese sentimiento de miedo que lo hizo caminar con más rapidez.

No quería asustarse demasiado, pero había algo que no pudo ignorar y es que cuando giró hacia atrás para asegurarse de que nadie lo siguiera, justamente vio una sombra escabullirse por los carros. Entró en pánico pero en ese momento también pensó que debía correr y ponerse a salvo, luego pensó que él no tendría que ponerse a salvo, sino el tipo que lo seguía, ya que estaba seguro de que le demostraría porqué intentar meterse con él fue un error.

La valentía de Felix provenía desde su nulo conocimiento sobre lo que había estado pasando mientras él estaba cayendo en una perfecta trampa por alguien para llevarlo hasta donde ahora está. Felix pensaba que quien lo seguía era alguien que lo quería despojar de sus pertenencias, pero entonces sonrió y pensó que en su lugar él le robaría a ese tipo, porque no tiene nada de dinero y necesita para los pañales de su hija.

Se escondió entre el callejón que hacían dos establecimientos de comida que ya se encontraban cerrados por la hora que era. En esos espacios era común encontrar basura apilada, por lo tanto no le fue difícil encontrar una botella de vidrio, tomó esta y esperó pacientemente por el ladrón, lo que no imaginaría nunca es que en ese callejón sin salida también había alguien detrás de él.

Lo supo en cuanto sintió unas manos cubriéndole la boca y evitando a toda costa que se moviera, porque sus brazos eran tan grandes y fuertes que lo apresaba perfectamente entre ellos. Sentía que era un pez que había mordido el anzuelo y ahora le urgía regresar el tiempo, gritarse a sí mismo que fue un error entrar ahí, entre más luchaba por salir de esos brazos y pedir ayuda, su miedo lo bloqueaba cada vez más.

—¡Guarda silencio, por favor cállate!

En ese momento jamas tendría tiempo de ponerse a reconocer la voz del tipo detrás de él, pero si reconoció el olor de su bebé y sus ojos se llenaron de lágrimas, su hija era lo que más le dolía.

Tontamente pensó que dejando caer la botella de vidrio llamaría la atención de más personas, por lo que la lanzó lejos. Lo que hizo que el tipo que lo seguía fuera hasta ahí. Felix vio por un segundo una silueta negra frente a él, pero al otro segundo ya estaba aturdido por el sonido de un disparo que hizo que la persona frente a él cayera de manera inmediata.

Finalmente pudo salir de esos brazos, quiso huir pero cayó por culpa de la basura apilada en ese lugar. Quiso comenzar a llorar y pedir ayuda, pero nuevamente el tipo lo tomó del brazo.

—¡Suéltame! ¡Ayuda, ayuda por favor!

—¡Maldita sea, cállate! – finalmente le dio una bofetada que hizo que Felix se quedara callado unos segundos —¿Ya?

La última pregunta se sentía obvia. Le estaba preguntando si es que lo reconocía y claramente lo hacía, antes no podía por los nervios y el miedo invadiendo toda habilidad que tuviera, pero ahora lo entendía.

—Bang Chan.

—Los encontré primero. Desde ahora no pueden separarse de mi, Felix.


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Estoy publicando esto desde la fiesta de quince años de mi mejor amiga, entonces corregiré todo mañana por la mañana que suba otro capítulo.

¡Gracias por leer!

don't blame meWhere stories live. Discover now