14. El reencuentro

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Las vacaciones de semana santa, por desgracia habian acabado, Hugo y Mavra estaban más pegaditos que nunca en los compartimentos de primero. La señora del carrito pasaba por ahi.

-¿Quereis algo del carri...? -empezó diciendo pero paró en seco al ver que Mavra tenía la lengua metida hasta la traquea de Hugo.- ¡COCHINOS, MARRANOS, PORCINOS, CERDOS, ABANTOS, ABRAZAFAROLAS, ADUFES, ALCORNOQUES, ARRASTRACUEROS, ALFEÑIQUES, ANDURRIASMOS, ARTABANES...! ¡No tenéis una pizca de cuidado! ¡Te vas a quedar con el barrigón! Lo digo por experiencia...

Hugo y Mavra se sobresaltaron y, al marcharse indignada la señora, comenzaron a reírse. Era una anécdota que contar a sus hijos y, con suerte, a sus nietos también. Desde luego, ese momento quedaría grabado en sus memorias para la posteridad, ya que la lista de insultos fue tremendamente épica. No entendieron ni la mitad así que no pudieron ofenderse mucho.   Al poco rato estaban comiéndose la boca de nuevo. "Algo se siente raro", pensó la bruja del carrito desde el otro vagón, y es que no era para menos. 



Mientras tanto, en otro vagón Lyssan ponía a Dabria al día de lo que había pasado en Hogwarts en el tiempo que estuvo con Raven en España.

-Ah, y Rose y me invitó a ver el partido de Quidditch de Ravenclaw y Gryffindor con ella -añadió Lyssan a la larga lista de anécdotas.

- ¿Te lo pasaste bien con ella? -preguntó Dabria. 

-Sí, bueno... pudo ser peor -respondió Lyssan, evitando hacer contacto visual con ella. 

-Me alegro por ti -dijo ella, sonriente, mientras miraba por la ventana. "Vaya fracaso de operación" pensó Lyssan. En ese momento, irrumpieron Albus y Raven en el compartimento. Lyssan se quedó mirando a los recién llegados, preguntándose a qué venían los auto-invitados. Dabria, por su parte, estaba en su mundo piruleta hasta que llegaron el dúo dinamita, lo cual la hizo pegar un pequeño salto del susto.

- ¿Qué tal? ¿Podemos sentarnos? -preguntó Raven, y antes de que alguno respondiera a la pregunta, se acomodaron en los sillones. Obligaron a Lyssan a pegarse a Dabria para que Raven y Albus pudieran sentarse juntos. 

-¿Queréis jugar a "yo nunca"? -preguntó Albus, sacando unas botellas de cerveza de mantequilla de su riñonera sin fondo (truco que aprendió de Hermione). 

-Vale -accedió Raven-. Yo nunca me he vestido con ropa del sexo opuesto... -10 milisegundos después de que Raven terminara la frase, Albus alzó la botella y le pegó un buen trago. 

-Bien, ahora sabemos que Albus se traviste -dijo Lyssan entre risas-. Yo nunca he fantaseado con alguien aquí presente -esta vez, todos bebieron menos Dabria, quien se quedó procesando la escena en silencio desde su esquina del compartimento. 

-Pues... -era el turno de Albus- Yo nunca he llevado una máscara o antifaz en la cama -nadie bebió. Se dirigió a Raven y añadió- ¿Y tú por qué no bebes?

Todos se quedaron perplejos. Raven se puso rojisima. Se miraron unos a otros y para romper el silencio, Lyssan le pegó un codazo para que realizara su pregunta.

Dabria se aclaró la garganta y dijo:

-Emm... Yo nunca he comido las sobras de otras mesas en una taberna.- Dabria bebió un sorbo timidamente y Albus sin titubear bebió tal trago que se la acabó.

-Te juro que en esta pregunta me debería beber la botella entera.-confesó Albus mientras Dabria le servía más cerveza y se daba un morreo con Raven.

-Me toca- dijo Raven-. Emm... Yo nunca he dicho el nombre equivocado durante una relación. -esta vez tampoco bebió nadie. Aprovechando para vengarse de Albus, que la había hecho pasar mucha vergüenza, Raven dijo- ¿Y por qué no bebes, Albus?

Esta vez era Albus el que estaba rojo hasta el infinito y más allá, como Buzz Lightyear. Raven le lanzó una mirada asesina.

-Yo nunca he escondido un chupetón a mis padres -dijo Lyssan. Albus directamente se terminó la botella, abrió otra y siguió bebiendo. Ya iba bastante pedo, porque mientras el resto iba por la mitad de la primera botella, él ya había inaugurado la tercera.



Por otro lado, Scorpius estaba caminando en busca de la señora del carrito para comprar unas chuches cuando vio a Danelle y James meterse en un compartimento. Sigilosamente les siguió y antes de que pudiese apreciar la escena evidente que iba a suceder, se chocó con una chica pelirroja con rizos que Scorpius percibió como severamente atractiva. 

-Ten cuidado, ¿no?- dijo de manera borde la chica que Scorpius rápida y claramente identificó como Rose. Rose le miró a la cara, suspiró y al apartar la vista se encontró por sorpresa a lo que parecía ser James y Danelle en un compartimento mientras la cosa se ponía caliente.- Parece que tu noviecita está con otro, ¿eh? ¿Cómo se siente la traición? Conseguí mi venganza y no he tenido ni que mover un dedo...

-Dos cosas-. la interrumpió Scorpius. - Yo ya te he dicho que te quiero a ti y no a ella. Aparte...

-No es suficiente. No lo entiendes- interrumpió Rose, haciendo un afán de irse. Scorpius la detuvo.

-Aparte, - continuó Scorpius.-  no era yo. Bueno, técnicamente sí era yo, pero ese no es el punto. Lo que pasa es que... simplemente huele esto.

Scorpius le extendió una caja de bombones que claramente tenían tal dosis de amortentia como para enamorar tres elefantes. Rose le miró con lágrimas en los ojos. Antes de que pudiera decir una palabra, Scorpius le estaba comiendo la boca a Rose. Lily, que pasaba por ahí, los vio y gritó:

-¡LA PAREJITA DEL AÑO HA VUELTOOOOO!




El legado maldito pt. 2Where stories live. Discover now