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"Buen día, Seohyun."

"Buen día, joven Jungkook."

Su primera conversación del día en la mansión de los Kang siempre era así, saludaba a las otras mucamas y comenzaba con su trabajo, el jardín de Jimin era bastante fácil de manejar, tenía que recortar una que otra ramita y supervisar que no haya alguna plaga que arruinara el hermoso Edén. Siempre trataba de terminar antes para así tener más tiempo libre, tenía que dedicarse a sus estudios y a su perro, era un hombre ocupado.

Pero últimamente no le había importado demorarse solo un poco más, pues entre los descansos podía escurrirse en la biblioteca para darse uno que otro beso con Jimin, tenía que admitirlo, era un adicto a la suavidad que sentía al chocar sus labios con los del omega.

"¿Y el patrón?" Pregunto antes de irse, se le hacía raro no verlo tan temprano, sobre todo después de aquella noche.

"Aún duerme." Respondió Seohyun, preparaba un desayuno nutritivo para el caprichoso de la casa. "¿No quiere un poco de jugo de naranja?"

"Claro." Asintió, mirando las escaleras para ver si en algún momento Jimin aparecía.

No lo hizo, lleno su estómago con tanto jugo que le comenzó a doler, esperaba ver al omega, pero se había quedado dormido.

Claro, lo dejaste agotado ayer. Pensó y no pudo evitar reírse como un loquito.

"Bueno, voy a podar que ese césped no se podara solo." Se bajo de la silla, sintiendo una punzada en su estómago por lo lleno que estaba de naranja.

"Más aún cuando el señor Hyungwon regresa." Añadió Seohyun con una sonrisa.

"¿Hoy vuelve?"

"Ajá. Por eso preparamos un buen desayuno."

"Que suertudo." Sonrío de lado y se fue de la cocina.

Por una extraña y estúpida razón, quiso subir las escaleras, quería ver a Jimin dormir ya que en la madrugada ni se había dado vuelta para ver cómo sus pestañas acariciaban sus mejillas, solo había tomado sus cosas y se había ido. Lamentaba haberse ido sin ver su rostro dormido.

Rodó sus ojos por los pensamientos tan tontos y se fue al jardín, como hacía mucho sol se quedó en polera y con un gorro, comenzó a quitar las ramas extra y tomar la podadora. Este era el trabajo más tranquilo y sencillo que había tenido, no se arrepentía de haber postulado.

No se arrepentía para nada. Tal vez en un pasado por lo molesto que era Jimin pero ahora no tenía nada de que quejarse.

Cuando supuso que había terminado, se dio un descanso de cinco minutos antes de llevar la podadora a su lugar, descanso observando el pasillo de la mansión en donde se reunían Jimin y Hyungwon.

La interacción fue interesante, el omega le sonreía al alfa como si fuese su único propósito en vida, era gracioso ver y comparar la actitud de Jimin con su esposo a cuando estaba con él. Porque con su esposo era maleable, una ternura sonriente y con él era alguien dominante y sensual, la diferencia entre amor y deseo.

Hyungwon saco de su saco una caja rectangular envuelta con un moño y se la dio a Jimin quien con saltitos la abrió, era un collar de perlas con un dije en medio, para que el alfa se lo coloque Jimin tuvo que mirar hacia el jardín, mirando a Jungkook.

Sus miradas se conectaron y se mantuvieron por pocos segundos que se sintieron eternos, al abrochar el seguro Jimin se volteo y abrazo a su esposo, un abrazo que incrustó cierta amargura en el paladar de Jungkook.

Dejo de observar a la pareja y guardo la podadora, como ya había acabado con su trabajo decidió irse, claro, no sin antes despedirse de sus jefes y saludar a Hyungwon.

"Buen día, señor Hyungwon." Dio una reverencia. "Que bueno volver a verlo."

"Lo mismo digo, Jungkook." Sonrío extendiendo la mano que el alfa joven le ofrecía. "Espero que hayas cuidado muy bien del jardín de mi omega."

"Oh, no se preocupe, cuide muy bien de su jardín." Para bien o para mal, hizo una broma utilizando las propias palabras de su jefe, era gracioso.

Y algo triste. Hablar entre líneas porque no se puede vociferar.

"Bueno, yo me voy, tengan buen día." Sonrío mirando a Jimin, el omega volvía a tener aquella expresión fría y distante que tuvo el primer día. "Adiós, señor Hyungwon, señor Jimin."

El alfa se despidió con una sonrisa y el omega solo asintió.

Con esa cara sería y de pocos amigos siguió con su mirada a Jungkook, viendo como se iba, tal cual lo hizo anoche.

Sin mirar atrás.

Dulce tentación ; km au omegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora