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Jungkook paso por una tienda de flores antes de llegar a la casa de sus jefes, la variedad de flores en el jardín de los Kang no era tan variada, quiso añadir un poco más de variedad y por eso compro un par, era de noche, aproximadamente ocho y media, tenía algunos trabajos que terminar para mañana pero aún así estaba allí para acabar el trabajo extra remunerado.

Tenía cansancio pero dinero era dinero, aunque tenga que verse con el insoportable de su jefe. Su ánimo cambio el momento en el que aquel omega despota le abrió la puerta, paso de cansado a confundido.

Park Jimin llevaba una bata de seda que dejaba ver un poco su pecho blanquecino, por suerte debajo de esa bata tenía unos pantalones de chándal, aún así, se le hizo tan raro ver a su jefe de esa forma, siempre lo había visto bien vestido y la única vez que le vio con pocas prendas fue esa vez que el omega llegaba de su clase de pilates.

"Buenas noches, Jungkook." Sonrío el omega, haciéndose a un lado para que su empleado entre.

"Buenas noches, señor." Aunque estuviera confundido no podía olvidar hablarle con respeto, su cuello dependia de eso.

"Pasa, algunos jarrones para las flores estan en la cocina, te mostraré." Camino frente a él, y por dios que fue difícil no mirar a la curvatura que se le hacía con la bata de seda en el trasero.

Jungkook se encontró admirando ese pedazo de carne, no se culpaba, era un hombre joven que podía reconocer los buenos atributos de otros y su jefe vaya que tenía unos buenos atributos. Era muy atractivo, tenía la cara de un muñeco y el cuerpo tallado por Miguel Ángel, pero su carácter era lo que afeaba la carita de ángel que Jimin tenía.

Como ya había hablado con Yeri, si el omega no fuera como es, hace rato que Jungkook hubiese caído en los encantos de su cara de ángel.

"Estos jarrones los compré hoy, espero que sirvan para los ramos que harás." Sonrío mordiendo su labio, algo que era muy extraño.

Como lo que le había dicho a Yeri, sentía que su jefe lo estaba seduciendo, siempre le sonreía y hacía esos gestos coquetos, quería creer que solo estaba viendo cosas donde no las había, pero el cambio de actitud era evidente. Paso de mirarlo de pies a cabeza a sonreírle mientras se mordía el labio.

Jungkook se puso nervioso, incluso sus mejillas enrojecieron, porque se dio cuenta que no había nadie más en la casa, solo eran ellos dos y las flores.

"Esta bien, compre algunas flores y las demás las sacare del jardín, ¿está bien?"

"Sip." Sonrío una vez más, colocándose de puntillas por un instante y con las manos en su espalda logrando que su pecho se vea un poco más. "Puedes tomar lo que necesites y puedes consultarme lo que quieras, mientras tanto estaré bañandome, te dejo."

La palabra <bañandome> se remarcó en su cabeza, para dejar de pensar en todo, Jungkook tomo las flores y se fue al jardín.

Por otro lado, Jimin se aseguraba de dejar su perfume por todo el pasillo en el que vaya a trabajar Jungkook, necesitaba tener algún avance con su plan pues ya había averiguado sobre un jardinero parisino que podría hacer maravillas en sus arbustos y rosedales. Rápidamente impregnó su perfume en el aire y se fue a bañar, necesitaba verse medianamente seductor para darle la mala noticia a Jungkook de que sus amigos le habían cancelado la visita, dejándolos a ambos solos y muy juntos.

No pensaba dar una zancada hoy, solo quería meterse en la cabeza del joven, quería permanecer en sus pensamientos hasta que el deseo le ganará y pudiera cometer su plan, que era que su esposo despidiera a Jungkook porque el joven no paraba de coquetearle.

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Jungkook tomo las flores y las acomodo en todos los jarrones, las llevo por los pasillos y en las escaleras, mientras acomodaba se le hizo imposible no sentir el aroma dulce que estaba en el aire, un aroma que le intoxicaba con cada olfateada, tenía los pensamientos dirigidos solo en aquel buen olor. Aún con aquella distracción termino de "decorar" y se fue a la cocina a esperar a su jefe.

Cuando el omega llegó, aún tenía la bata de seda solo con la diferencia que su cabello estaba mojado y no tenía el pantalón de chándal, las cosas se volvían nerviosas.

"Hiciste un buen trabajo." Sonrío haciendo que sus ojos desaparezcan en sus cachetes, acercándose a Jungkook sin quitarle los ojos de encima, poniendo nervioso al menor pues de inmediato le quitó la mirada y sus mejillas enrojecieron.

Después de todo era un alfa y joven, debe estar en un paraíso al tener a un omega sonriéndole así, pensaba Jimin.

"Pero te comento que me cancelaron." Hizo un puchero, colocándose frente a Jungkook. "Uno de mis amigos no iba a poder venir por lo que la reunión se pospuso, de todas formas." Levantó su mano para colocarla en el hombro de Jungkook de forma delicada. "Gracias por haber venido."

"No hay de que." Sentía que el aire le faltaba y que sus mejillas estaban ardiendo de lo rojas que posiblemente estaban. La cercanía de su jefe era asfixiante, más aún cuando volvió a sentir aquel aroma dulce; pero sobre la piel del omega.

"¿Quieres que te pague por una transferencia o en efectivo?"

"Efectivo."

"Bien." Sonrío diminutamente, pero aquello no se robo el show, sino la forma en como quitó su mano del hombro de Jungkook, deslizandola suavemente por su pectoral para después quitarla.

Jimin se dio media vuelta para traer el dinero, dejando a un muy nervioso Jungkook, en la sonrisa del omega había satisfacción de tener el completo control de la situación.

Jimin siempre había sido coqueto, conquistó de aquella forma a su esposo, volver a aquel camino le daba cierta euforia y adrenalina. Le gustaba como los alfas reaccionaban a su toque "inocente" y a su mirada cálida, sabía cómo enredarlos en su dedo y hacerlos completamente suyos, le estaba funcionando con Jungkook que por sus expresiones sabía que pensaría en su piel durante toda la semana.

Cuando volvió con el dinero, trato de volver a pegarle la mirada a Jungkook, pero el alfa la evitó a toda costa, estaba nervioso.

"Toma." Dijo con un tono amable, rozando sus dedos con los de Jungkook.

"Esta bien, señor."

"Oh, no me digas señor, me haces sentir viejo." Rió ladrando su cabeza, chocando su cadera contra la isla de la cocina. "Dime Jimin, así tendremos una mejor relación empleado-jefe, ¿no?"

"Claro...Jimin." Asintió.

"¿Yo puedo decirte Kook?" Sonrío ladeando su cabeza, coqueto y risueño.

"Si, puedes." Sonrío nervioso. "Y si eso es todo..."

"No no, quería hablar contigo sobre algo importante."

"¿Que pasa?"

Jimin dio un paso cerca a Jungkook, lo miro con sus ojos risueños y grandes, tratando de verse inocente; algo que no era.

"Quería pedirte perdón." Puso su mano sobre el antebrazo de Jungkook. "Cuando nos tratamos fui muy grosero contigo, no merecías eso, ni antes, ni después. Estoy muy avergonzado por eso, te pido disculpas."

Jungkook estaba genuinamente sorprendido, jamás pensó ver a un tipo tan ególatra admitir sus errores y pedir perdón de ellos, al parecer lo había juzgado mal.

Pero todo era la mentira de Jimin, nada era sincero.

"Te perdonó." Se limitó a decir, se sentía mareado por la cercanía y el íntimo momento que tenían, se sentía como un adolescente otra vez.

"Gracias por hacerlo." Volvió a sonreír, acariciando levemente el antebrazo de Jungkook. "Nos vemos mañana, Kook."

La forma en la que había dicho su nombre fue tan distinta... tan cautivadora y atrapante que lo distrajo.

"Nos vemos mañana." Susurro, embobado en el rostro de ángel de su jefe, embobado en el aroma dulce del perfume y su aroma natural.

Se acompañaron a la puerta y si Jungkook creía que todo había terminado, no era así, un beso se le fue plantado en su mejilla en forma de despedida.

Con el beso, con su voz aterciopelada y su aroma dulzón, Jimin se había escurrido en la mente débil de Jungkook. Justo como lo había querido y planeado.

Solo era cuestión de tiempo para que cayera.

Caeran.





























estos días actualizaré mucho xq días anteriores me gano la flojera jajaja :'''

Dulce tentación ; km au omegaverseWhere stories live. Discover now