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Era un veinteañero lleno de sentimientos de lujuria, quien solo pensaba con lo que el calor de su cuerpo le susurrara. Si bien no soportaba a Jimin por las cosas que había sucedido en el pasado, reconocía que era el núcleo de sus deseos, desde aquella primera vez en donde compartieron el calor de sus labios el pensamiento de tenerlo debajo suyo jamás se había esfumado.

Quería poseerlo. Tenerlo bajo su control y olvidar los sentimientos amargos que aquel omega había plantado en él.

Lo detestaba, tenía mil y un razones para hacerlo, desde su carácter hasta su falta de fidelidad. Era otro más de su especie, con tanto dinero que podía hacer lo que quiera desde herir a quien sea y reducirlo por su estatus hasta faltarle al hombre que se había entregado en matrimonio.

Pero ahora eso no importaba, cuando entro a la mansión solo pudo distinguir el aroma tan característico del omega, durazno y con un toque de alguna colonia cara, recordando las palabras de Jimin subió hacia su habitación, abriendo la puerta que no estaba trancada como le había dicho.

"¿Siempre eres tan maleducado?" Pregunto Jimin, se había asustado por la intromisión de sorpresa, pero aún así mantuvo su compostura.

"¿Y tu siempre dejas tu puerta abierta?" Dijo lo que sea, el calor de su cuerpo era indescriptible, sobre todo al ver a Jimin sentado sobre la cama con solo una bata de seda y unas medias que se notaban.

"Es mi casa, claro que sí." Sonrío.

"¿Y el dueño de casa?" Cerro la puerta a su detrás, poniéndole el seguro.

"Lo estás viendo." Gateo por la cama hasta llegar a la esquina, más cerca de Jungkook. "¿Por qué no te acercas?"

"¿Estas seguro de esto?"

"No, pero no desperdiciemos tu tiempo." Alzó sus brazos hacía él, pidiéndole que se acerque.

"No haremos nada si no estás seguro de hacerlo." Dio un paso hacia atrás, haciendo que Jimin hiciera un puchero, algo adorable pero soso a la vez.

"Ah, vamos, ni siquiera tú estás seguro de esto." Sonrío de lado, levantándose de la cama, haciendo caer la bata por uno de sus hombros, enredo sus brazos en el cuello de Jungkook y se paró de puntas para estar cara a cara, sintió un calor inundando su cuerpo.

Y no el calor de la lujuria, aquel lo conocía muy bien, este era un calor muy distinto, no lo conocía.

"Tienes razón." Correspondió la sonrisa de lado, posando sus manos en la cintura de Jimin, sintiendo la seda de su bata y la colonia cara.

Y presos de aquella lujuria compartieron un beso, uno que se había hecho de esperar hace mucho.

Los labios de Jimin eran suaves y sabían a fresa, los de Jungkook eran ásperos y sabían a alcohol barato, había un claro contraste entre ambos pero no importaba nada, solo la calor de sus cuerpos y como se amoldaban perfectamente al tacto del otro.

"Hueles muy bien." Susurro Jungkook sobre el cuello de Jimin, quitándole la bata y tirándola para un lado, al fin tocando la tersa y cálida piel de Jimin.

"Y tu apestas a alcohol." Dijo siendo seguido de un gemido. "Tus manos son tan frías."

"Entonces calientalas." Lo tomo de la barbilla y volvió a besarlo, tenía hambre de él, quería poseerlo cuanto antes.

Quería ponerlo en su lugar.

Lo tomo de los muslos y alzandolo, siguió besando sus labios, se cansó de aquella posición por lo que lo tiró a la cama y se fue encima de él. Paseo sus dedos por los encajes que adornaban su piel.

"Te luce tan bien este conjunto."

"¿Sí?"

"Ajá" Suspiro sobre su cuello. "Me la pone dura."

"Que vulgar eres."

"¿Y lo dices tú?" Rió, tomando de la barbilla a Jimin para que le mirara. "Si eres tú el casado que busca meterse con su jardinero."

"¿Y eso como me vuelve vulgar?" Todo los ojos, como si no le importará estar cometiendo un pecado en este instante.

"Pues me has esperado con lencería que era para tu marido, eso te hace un vulgar, un fácil."

"¿¡Qué te pasa!?" Le alzó la mano, golpeándola en su mejilla.

Jungkook solo rió, tomo aquella mano del omega y la puso sobre su cabeza, y lo beso de nuevo, con pasión y mucha lujuria, se moría por seguir explorando su cuerpo, se moría por poseerlo y dejar alguna marca en aquel omega tan engreído.

La noche era extensa, se perdían entre besos y caricias, las prendas volaban y las palabras vacías abundaban, eran solo dos cuerpos entregados en su propio deseo.

"¿Por qué no sigues hablando?" Jadeo Jimin.

"¿Que quieres que te diga?" Se tragó el gemido que soltaría por seguir la conversación.

"Lo mucho que te gustó." Sonrío mientras hacía un manojo la sábana que estaba bajo suyo.

"No me gustas." Tomo la pierna de Jimin y la coloco en su hombro para tener una mejor posición para ambos, al hacerlo le arrebató un gemido tan fuerte a Jimin que logró que su miembro se sacudiera. "Solo te deseo y ya."

Jimin no lo escucho, estaba tan hundido en el placer que el cuerpo de Jungkook le brindaba que nada más le importaba. Solo quería seguir gimiendo por lo bien que se movía encima suyo.

La noche se la pasaron entre gemidos y caricias pesadas, no hablaron más, solo podían comunicarse con jadeos y gemidos, era todo.

Cuando terminaron Jungkook solo tomo sus cosas, se vistió y se fue, Jimin se acostó aún desnudo dándole la espalda y rendido se durmió, ninguno se dijo adiós, solo fue una noche de sexo sin compromiso.

Aunque a media madrugada, Jimin se levantó por el frío que sintio recorrer por su espalda y al voltearse sintió un vacío en su pecho.

La culpa y la soledad le habían golpeado.




























(2/5)

Dulce tentación ; km au omegaverseWhere stories live. Discover now