—¿Qué comeremos?—pregunto en un bostezo.

Lyanna sonrió y se puso de pié, tomó el sombrero de paja que había dejado aún lado la noche anterior y lo coloco en la cabeza del pelinegro.

—No se, veremos que hay para hacer—se estiro.

Sus ojos se posaron en Ace el cual también estaba de pie frotándose los ojos, este al notar la mirada de ella alzó una ceja.

—Buenos días, Ace—saludo con una gran sonrisa.

El pecoso solo chasqueo su lengua y miro hacia otro lado.

—Lya, a mi no me has dicho Buenos Días—comentó Luffy acercandose a ella.

—Buenos Días, Luffy—le sonrió.

—¡Buenos Días, Lya!—dijo de la misma forma.

Ella solto una pequeña risa, antes de mirar hacia donde estaba Dadan, la cual parecía ya haberse rendido con Sabo.

—¡Lya, Ace, Sabo, Luffy, les daré un lugar para vivir, pero tendrán que trabajar duro!—exclamó Dadan.

Lyanna sonrió y se puso detrás de Sabo, mientras que Ace y Luffy estaban a sus costados.

—¡Gracias, Dadan!

—¡Prometo esforzarme más en mis tareas!—agregó la ojiazul.

—Yo creo que tu estas bien. Eso fue más para ellos tres—explicó Dogra.

—Es cierto, no hace falta que te esfuerces de más—sonrió Magra.

—Igual quiero esforzarme—les sonrió a ambos—¿Aún no han desayunado?

—Pues, estábamos apunto..

—¡Oh, genial! Así podremos desayunar todos juntos.

La ojiazul tomó las manos de Ace y Luffy para poder caminar hacia el lugar en donde desayunaban todos los días. El pecoso estaba sorprendido ya que nunca había tenido este acercamiento con ella, por otro lado Luffy solo sonreía.

—Oh, casi lo olvido—dijo antes de salir de la habitación.

Solto las manos de ambos pelinegros y corrió hasta Sabo para poder tomar su mano.

—¡Tú también debes venir con nosotros!

El rubio sonrió algo nervioso. Mientras que Ace y Luffy hicieron una mueca al ver que ella se había olvidado de ellos para ir con Sabo.

 Mientras que Ace y Luffy hicieron una mueca al ver que ella se había olvidado de ellos para ir con Sabo

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La mujer hizo una pequeña mueca al oír unos murmuros, sentía su cuerpo caliente. Hizo un esfuerzo en moverse y de pronto recordó en donde estaba. Se levantó de golpe sentandose en la cama. Su respiración era normal pero su cuerpo estaba ardiendo, incluso podía decir que estaba sudando.

Miró a la persona a su lado y abrió los ojos al encontrarse con aquel hombre de piel morena. Se había equivocado, ella no era la que desprendía ese calor tan agobiante.

𝑃𝑅𝑂𝑇𝐸𝐶𝑇𝐸𝐷 ❙ ONE PIECE Where stories live. Discover now