Bruja prodigio

66 6 3
                                    

Después del almuerzo, la última clase transcurrió según yo sin nada especial, pues me sabía el hechizo de transformación que McGonagall nos enseñó, el cual me salió a la primera y me quedé aburrida esperando mientras ella les mostraba a los demás como se hacia.

Al terminar la clase me acerqué a la profesora quien me llevó al despacho de Dumbledore, este se encontraba detrás de su escritorio firmando unos papeles del ministerio.

–Hola Samantha, me da gusto que vinieras ¿Cómo estuvo tu primer día? –preguntó en cuanto puse un pie dentro.

Me pregunté como supo que era yo sin haberme mirado. Pero recordé que Dumbledore era mucho mas poderoso y había cosas de él de las que yo jamás me había dado cuenta.

–Bien, todo normal.

–No creo que normal sea una descripción de algo perteneciente a Hogwarts, pero entiendo tu punto. También he visto que pasas tus horas de comida con los de Gryffindor ¿Se puede saber la razón?

–No quisiera entretenerlo con mis cuentos baratos, pero por favor no me obligue a sentarme con los de mi casa.

–Claro que no te obligaré a decirme ni a sentarte con ellos, solo quiero que sepas que puedes contar conmigo para cualquier cosa, pero si no quieres añadir nada más, ve a disfrutar tu día antes de la cena.

Dumbledore continuó firmando sus papeles y yo me quedé plantada pensando en por qué rayos me había hecho ir a su oficina si no me iba a decir nada importante o a regañar, pero no dije nada al respecto, salí tranquilamente pensando a donde ir a pasar el día, porque la sala común no era una opción.

Así que salí por la puerta del castillo que llevaba hacia los jardines y busqué un lugar para sentarme, encontré una pequeña banca a unos metros y me dirigí a ella, sintiendo las miradas en mí de algunos curiosos.

Me senté y saqué la novela favorita de mi madre, yo no era tan fan de leer pero quería recordarla leyendo su libro favorito. Me sumergí en la lectura cuando alguien me interrumpió poniéndose enfrente de mi.

–Perdona la interrupción... Mi nombre es Hermione Granger –dijo la castaña con voz monótona.

–Si, te conocí antes, Harry nos presentó –dije bajando el libro.

–Es verdad, disculpa, ¿estás estudiando para las clases? –continuó intentando hacer conversación, pero yo la notaba incómoda.

–Oh no, es una novela muggle, Cumbres Borrascosas se llama.

–Si la conozco, no la he leído pero escuché de ella alguna vez, también soy hija de padres muggles –se sentó a mi lado mientras lo decía.

–Entiendo –respondí sin saber que mas decir.

–Y cuéntame... ¿Cómo te fue en tu primer día?

–Bien, fácil de sobrellevar en cuanto a las clases, de hecho hasta aburrido y en cuanto a mis compañeros de casa pues me odian –levanté los hombros.

–Genial –parecía que no había prestado atención a mis palabras–, oye y... ¿Tienes novio o algo con alguien?

–Eh pues no, ¿estás interesada? –pregunté con voz sexy como forma de incomodarla, me encantaba incomodar a las personas.

–No, no, no –dijo trabándose–, sólo curiosidad, podríamos ser amigas, pero solo eso, de-de hecho me gustan los chicos.

–Lástima, hubiera sido lindo –dije guiñándole un ojo, la castaña se ruborizó.

–Tengo que volver con mis amigos, nos seguiremos viendo por ahí.

–Ten por seguro que si –sonreí.

Rivals to lovers | Hermione GrangerWhere stories live. Discover now