𝕄𝕚 𝕤𝕒𝕝𝕧𝕒𝕔𝕚𝕠𝕟 || Amajiki Tamaki ||

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Después de aquella maravillosa tarde de recuperación, los alumnos volvieron a los exhaustos entrenamientos. 

Adara pasó entonces a entrenar un movimiento diferente. 

Quería probar a utilizar algo parecido al Hell's Curtain de su padre, pero con un fuego aún más concentrado. 

Por eso, su entrenamiento se basaba en intentar atravesar casi de inmediato con su llamarada las montañas que Pikie-Bob había creado.

Para incrementar la dificultad del entrenamientos, aquellas montañas tenían un gran tamaño y dureza, por lo que la Todoroki, aunque se había quedado cerca, no había conseguido atravesarlas a la velocidad que buscaba. 

La gran mayoría de aquellas montañas estaban destrozadas, quedando solo una en pie, la más grande. 

Era la que había dejado para el final a posta para poder usar su último movimiento en ella. 

— Chicos, es hora de empezar a preparar la comida— llamó Mandalay por su telepatía a todos los alumnos. 

El llamado coincidió con el momento en el que Adara aprovechaba para descansar, mientras enfriaba su cuerpo por unos segundos. 

Aunque la concentración que tenía para lograr su objetivo hizo que no se percatase del llamado de la heroína profesional. 

Pero, a su mente llegó la imagen de la noche anterior, en la que Tamaki le animaba a cantar con el pulgar, provocando que una amplia sonrisa apareciera en su rostro. 

Junto a esa imagen recordó como le enseñó a nadar y la tranquilidad y calidez que sintió en ese momento. 

Era una sensación tan parecida a la que le transmitían su madre y Tōya de pequeña, pero a la vez era distinta. 

Cuando estaba con Tamaki estaba feliz y relajada, pero, a su vez, unos pequeños nervios siempre nacían en su interior.

Todos los estudiantes se encontraban reunidos y habían comenzado a preparar la comida.

Todos salvo cierta estudiante de cabello blanco, que al parecer estaba tardando demasiado en volver.