𝘊𝘢𝘳𝘳𝘦𝘳𝘢𝘴.

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Búsqueda Parte 4.






Ahora, su camino era el poblado orni, la época de invierno helaba sus huesos.

Varados en la estación, sentados juntos para obtener el calor del otro en esta noche, el dúo dinámico esperaba la llegada del autobús, no caminarían hasta el pueblo y gracias a la ayuda financiera de la señorita Urbosa, (que por cierto aceptó ayudarlos en su travesía, ya que conocía a Zelda), sin embargo a Wild le costó el hombro lesionado.

—Twilight...— el rubio llamó la atención del mayor —. ¿Algún día pensaste que estarías en esta situación?, ya sabes, lo de ser héroe y salvar Hyrule.

La pregunta tomó desprevenido a Twilight, quién, mirando las estrellas de la noche fría respondió con sinceridad —si te soy honesto, no, pero después, algo me decía que mi propósito en el mundo aún no lo conocía.— su sonrisa se estrecho y su mirada se posó en los ojos azules del rubio.

Wild iba responder, pero justo llegó su apreciado autobús.

Les quedaba un largo viaje.

















Las siguientes 3 horas, las pasaron sentados y durmiendo, aunque, el autobús se detuvo en seco, haciendo que Wild se estrellara en el asiento de enfrente.

Twilight despertó alterado, al ver a Wild sobándose la nariz, supuso que estaba relativamente bien. Miró por la ventana y se dió cuenta del por qué estaban detenidos: Una tormenta de nieve.

Aunque en ese momento el conductor del bus tuvo que tomar otra ruta a un pueblo más cercano, seguir con la tormenta sería peligroso.

Al pasar una hora, llegaron a su destino.
Bajaron sin entusiasmo, solo querían seguir durmiendo en la calidez del interior del autobús, pero ahora deberían buscar una posada y a la mañana siguiente tomar de nuevo el bus.

—Que maldita suerte tenemos...— dijo el rubio con molestia.

—Deja de quejarte, ya llegamos a la posada.

El menor asintió y se sentó en una pequeña banca en lo que el moreno reservaba una habitación. Luego de unos minutos, este llegó con él, y con la cara roja, tal vez por el frío —. Solo hay una habitación disponible— Agregó Twilight.

—Bien vamos.

Llegaron a la habitación y al entrar, la poca felicidad que recibía en el rubio se esfumó.

Sólo había una cama y dormir en el suelo no era una opción para ninguno, tendrían que dormir juntos.

—Ni modo— Twilight se lanzó a las finas sábanas, acomodando su cabeza contra la almohada de plumas.

Wild dejó sus pertenencias en una pequeña mesa y sacó un poco de ropa —. Iré a darme un baño, cuando regrese quiero un espacio en la cama—

El moreno se dió la vuelta, mirando al techo, pero cuando escucho su voz, observó como se iba al baño, admiró su espalda delicada, pero fuerte, su cabello miel que hacía contraste con la luz blanca de la luna, y el tono carmesí de la punta de sus orejas. Cada detalle era exquisito a la vista, y probablemente al tacto, sin embargo, se detuvo en el momento en que su figura se esfumó por el marco de la puerta.

Su vista regresó al techo, cerró los ojos y los pensamientos habituales regresaron, además de uno en concreto, el futuro.

¿Qué pasará cuando todo esto terminé?, ¿vivirá para contarlo?

No lo sabía, ni siquiera conocía si lo lograría, era cuestión de suerte y esfuerzo.

—¿Twilight?

𝓡𝓮𝓬𝓾𝓮𝓻𝓭𝓸𝓼.  [𝑾𝒊𝒍𝒅𝒍𝒊𝒈𝒉𝒕.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora