𝘙𝘦𝘤𝘶𝘦𝘳𝘥𝘰𝘴.

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—Ya debemos irnos, nos están buscando, Twilight— mis besos no se detuvieron hasta que hablé.

—Solo un momento más, no pude besarte en toda la semana, deja que tú prometido goce un poco más esto, Wild— mi mano en su cintura lo sostenía sobre el piano. El salón de música era uno de nuestros lugares para encontrarnos.

Hace 7 años vencimos a Ganon, fue una batalla difícil.

Conforme pasaron los años las reconstrucciones casi se completaron, aún faltan algunas cosas, pero es cuestión de más tiempo. Gracias a esto el estar con Wild me es más complicado, ya que debemos de distanciarnos al ir a las diferentes regiones a supervisar los avances, tratados de paz y al pueblo.

Era cansado, pero lo mejor era el final. Me escabullia entre las sombras de los pasillos en la noche para ir a su habitación, para que me abrazara y que su calidez me envolviera ante el frío del invierno, aunque el hecho de no ser vistos no me gustaba.

Vine de una época anterior a esta con tal de ayudarlo a vencer al mal. Todo empezó con una extraña amistad sin palabras, luego una confianza que avanzaba... y sin saberlo quedé perdidamente enamorado del héroe de lo salvaje.

Nuestra relación floreció entre la oscuridad. Puede que nuestra tecnología fuese avanzada, pero la sociedad no y a su criterio, el estar juntos era un pecado ante la Diosa Hylia, además, no era un rumor que la princesa Zelda estuviese enamorada de Wild. Era lo normal, ¿no?, así es en todos los cuentos: el héroe rescata a la princesa y se casan.

No el héroe y su maestro.

También nosotros nos merecemos una recompensa por salvar a Hyrule. Al menos deseo que mi relación con mi rubio sea libre y sin restricciones. No me importa, pero a él sí, y es entendible, es el héroe, escolta de la princesa y campeón Hyliano.

Aunque sinceramente, dejaría arder el reino para que eso se cumpliera.

—Twilight, ya, tenemos que irnos.

—Bien... pero— mis ojos brillaron al encontrarse con los suyos—.  Solo si te veo está noche— mi sonrisa se estrecho.

Wild me miro por un momento, pero terminó accediendo.

Tuvimos que salir del salón para ir a la sala de reuniones.

Nos esperaban el consejo real, los nuevos campeones y la ahora reina, Zelda.

Debíamos debatir sobre los problemas con el Clan Yiga que aumentaron desde que acabamos con su líder.

—Pensé que no vendrían— habló con sarcasmo Fred, el presidente del consejo.

—Lamentamos la tardanza, tuvimos un pequeño percance— hablé con total normalidad, aunque Wild agachó la cabeza tratando de ocultar su leve sonrojo.

Tomamos asiento en nuestros respectivos lugares, frente a frente.

—Los ataques de los Yiga son cada vez más frecuentes. Necesitamos hacer algo al respecto— comenzó Riju.

El sol ya se escondía, fueron varias horas de discusiones que no llegaron a ningún lado.

Tuve que esperar un poco para ir a su habitación. Trepé por el balcón y toqué suavemente la ventana.

Su sonrisa al verme me calentó el corazón.

Ese chico, sin importar lo que hiciera, me enamora cada vez más.

Abrió el ventanal para que entrará—. Ya llegó tu príncipe azul— recité con ironía.

—No eres un príncipe, ni azul.

𝓡𝓮𝓬𝓾𝓮𝓻𝓭𝓸𝓼.  [𝑾𝒊𝒍𝒅𝒍𝒊𝒈𝒉𝒕.]حيث تعيش القصص. اكتشف الآن