Debí haberte dicho "te amo" antes.

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El clima era extraño, el sol se escondía en las nubes, pero terminaba saliendo de alguna manera, el aire era triste, todos se habían enterado de la noticia el día anterior, se esparció como el polvo.

La princesa respiró hondo frente a su espejo, recogiendo su cabello en su icónico peinado, vistiéndose un vestido blanco y azul oscuro, tal y como el profundo mar que rodeaba el reino. Ella salió de su probador para encontrarse con su madre, la cuál tenía puesto un largo vestido negro y un sombrero enorme, esta tenía una cara afligida. Ambas bajaron hacia el comedor, donde las esperaba el rey, con un traje blanco y negro.

Nadie tenía ganas de sonreír ese día. La ciudad estaba en silencio, no se le había visto así desde la desaparición de su fundadora, Hollyberry. Lo único que se lograba escuchar eran los pasos y los suspiros de los habitantes, y aún así uno podría no ser interrumpido por nadie en ese lugar.

El bosque se encontraba tan sereno como siempre, pero a una galleta en especial esto le pareció extraño que no se escuchara el clásico ruido proveniente del reino.

—Mucho... silencio. Yo ir a ver...—Tiger Lily Cookie salió de los arbustos, pero su fiel compañero, un tigre de mantequilla la siguió.—No, tú quedarte... Yo volver pronto...

El tigre se sentó en el frío suelo, y Tiger Lily siguió su camino. Logró salir del bosque sin problemas, acercándose sigilosamente hacia uno de los botes que se encontraban en el lago, no se encontraba nadie en estos, así que con facilidad pudo tomar uno y usar sus brazos como remos hasta llegar al otro lado del río.

La familia real salía del castillo, seguida por sus guardias, los cuales portaban ramos de flores varias, dispuestos a entregar sus respetos al caballero caído. La princesa miraba hacia abajo, concentrándose en sus propios pasos, no podía evitar imaginarse qué clase de destino horrible pudo haber pasado su mejor amigo, habían miles de probabilidades, y todas sonaban lógicas en su cabeza.

Todas las galletas se reunían al rededor del mismo lugar, un cementerio reservado para los soldados caídos del reino, donde se encontraban bastantes tumbas. La tumba del caballero había sido colocada en el medio de dos rumbas, perteneciente al varón Croque-Mounsieur y Croque-Madame, ambos padres del valeroso caballero, los cuales habían fallecido hace mucho tiempo, cuando el caballero solo era un bebé, siendo cuidado por los caballeros pertenecientes a la familia real.

No había cuerpo en la tumba del caballero, solo estaba uno de sus muchos cascos como forma de representarlo espiritualmente. La princesa se mantuvo en la primera fila, mirando directamente a la tumba de su mejor amigo, sin poder aguantar más las lagrimas en sus ojos.

Tiger Lily Cookie había llegado al lugar, observando desde un árbol bastante grueso que podía cubrirla por completo. Ella veía a la gente triste, pero no podía entender el por qué, solo lograba ver que se reunían al rededor de algo, pero no lograba visualizar el que era. Ella logró acercarse un poco más, subiendo a un árbol cercano, logrando ver la tumba en el medio de la multitud de personas.

Los caballeros pasaron al frente, cada uno entregando el ramo de flores que habían hecho con sus propias manos para su compañero caído. Wildberry Cookie parecía al fin mostrar alguna clase de emoción en su rostro, aunque este no era un cambio realmente bueno, ya que su expresión de tristeza era realmente deprimente. Aún sin contexto, Tiger Lily Cookie podía sentir la tristeza directamente en el pecho. Pistachio Cookie dio una reverencia en la tumba de la galleta a la cual había visto como su hermano menor por tantos años.

Los caballeros dieron unos pasos atrás, dejando espacio para la familia real. El rey dio unos pasos adelante y se aclaró su garganta, exclamando:

—Queridos ciudadanos, el día de hoy nos despedimos de un proyector y amigo, Knight Cookie. Este tuvo un origen con nosotros hace muchos años, creciendo junto a los honorables caballeros.—El rey tomó una pausa, respirando hondo.—El se fue, y con él una gran parte de nuestro espíritu como reino, y por eso, este día será recordado por generaciones y generaciones como un día histórico, donde una valiente galleta con armadura se enfrentó a un temible dragón.

El pueblo aplaudió, sin tener ese ánimo característico, se sintió más como algo hecho solo por respeto, y eso estaba más que bien para la princesa.

—Este caballero era especial para todos, pero, sobretodo, lo era para mi hija, así que hoy la invito a dar un paso al frente y decirle unas cuantas palabras a su mejor amigo.—El rey le tendió la mano a su hija gentilmente, y lo único que ella pudo hacer fue asentir y avanzar en su dirección.

La princesa tomó algo de aire, para después exclamar:

—Es algo... profundamente terrible para todos los presentes tener que despedirnos de un gran amigo como lo era Knight Cookie, pero para mi, era más que mi mejor amigo...—La princesa hizo una pausa, volteando la mirada a sus padres, los cuales escuchaban con atención su discurso.—Yo lo consideraba, y lo sigo considerando... como mi alma gemela.

La audiencia parecía más silenciosa que antes, muchos tenían la sospecha de que ambas galletas sentían algo por la otra, pero nunca se habían imaginado que la misma princesa admitiría tan cosa.

—Y ahora, me arrepiento de tantas cosas que hice con el, o sin el... Que solo puedo pensar en que...—A la princesa le estaba costando hablar, su voz temblaba y sus ojos se llenaban de lagrimas otra vez.—Que nunca le dije un "te amo" antes de que partiera... pude haberle dicho todos mis sentimientos hacia el, pero no lo hice... Y ahora... No tengo vuelta atrás...—La princesa se secó las lagrimas del rostro.

El público aplaudió una vez más.

La princesa bajó del escenario, arrodillándose frente de la tumba de su mejor amigo, largándose a llorar.

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