Tiempo juntos.

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Princess Cookie, tú sabes que si quieres ir a algún lugar del reino tienes que llevar a un guardia contigo, es muy peligroso estar allá afuera sola.—Dijo Jungleberry Cookie, dándole un sermón a Princess Cookie. A pesar de que la princesa fuera mayor de edad, tenía el espíritu de una niña exploradora, la cuál a veces necesitaba un poco de ayuda para recordar que estaba bien o mal, pero no es que le importara o lo tomara en cuenta.

Está bien, mamá, no lo haré nunca más...—Dijo Princess Cookie, con un tono sarcástico, obviamente no iba a hacerle mucho caso, pero Knight Cookie estaba radiante con orgullo, había hecho su tarea, y estaba orgulloso de si mismo por eso.

Después de otros largos 5 minutos de parloteo, al fin fueron autorizados para retirarse. Cuando llegaron a un pasillo vació, Princess Cookie se abalanzó sobre Knight Cookie para tirarlo al suelo, mientras ella lo observaba mientras se quedaba parada.

¡TE DIJE QUE NO LO HICIERAS!—Exclamó la Princesa.

Y lo hice de igual manera, órdenes son órdenes mi princesa, y la reina, al tener un cargo mayor al suyo, no puedo simplemente ignorar lo que encargan.—Dijo el caballero, con una voz tranquila, como si no estuviera muerto de miedo por dentro, ya que, a pesar de todo, la princesa era muy capaz de hacer pedazos si es que se le pasara por la cabeza, después de todo, era nieta de la mismísima Hollyberry Cookie, era de esperarse que su fuerza fuera mayor a la de una galleta normal.

Hmph, pues ahora te ordeno que vayas conmigo al mercado y me ayudes a encontrar accesorios para mi peinado.

Princesa, usted fue al mercado hoy en la mañana, ¿No se le había ocurrido ir en esa visita a comprar más cosas?

Si, pero no tenía tiempo, y ya casi era hora del almuerzo, así que me decidí por volver.—Dijo Princess Cookie, mientras le ofrecía la mano a Knight Cookie para que se pusiera de pie, cosa que hizo.

Bien, como lo ordene princesa, vamos de inmediato.—Dijo Knight Cookie, haciendo una reverencia, como si nada hubiera pasado.

Ambos salieron del castillo, saludando a los caballeros, sirvientes, músicos y los ciudadanos que se les cruzaban, muchas personas querían hablar con la princesa, así que Knight Cookie la agarró de la mano y al aparente único lugar en todo el reino que se encontraba vacío, donde se dirigieron a una tienda cercana, donde la princesa compró toda la clase de vestidos, de todos los colores, todos los modelos disponibles... en todos se veía preciosa. Según los ojos de cualquiera, ella solo era una chica linda que le gustaba la aventura, pero en los ojos del caballero ella era la muchacha más linda que haya existido, su belleza era tanta que a veces, mientras conversaban, se quedaba admirándola mientras ella hablaba, sin poner atención en sus palabras.

¡Knight Cookie! ¿Cómo crees que me veo en este vestido?—Preguntó la princesa, saliendo del vestidor con un hermoso vestido blanco con perlas.

Princesa, usted se ve bien en cualquier prenda, todo el reino lo sabe.—Respondió el caballero.

¡Di algo mejor que eso! Que te parece el vestido, ¿Muy largo, muy corto, muy blanco?

—En mi opinión, el vestido es perfecto para ocasiones importantes, como galas o una cena con gente importante de otros reinos.

Eso me basta, ¡Me llevo este también!—Gritó la princesa a la dueña de la tienda, la cuál fue a buscar otra bolsa para que llevara.—¿Crees que necesite otro?—Le preguntó a Knight Cookie.

No lo creo princesa, me parecen los vestidos suficientes por hoy.

—Está bien, de todas maneras, tengo algo de hambre, ¿Quieres ir a buscar algo de comer en el mercado? creo que la gente ya se dispersó, estaremos más seguros ahora.—Ofreció la princesa.

Si usted quiere, yo no tengo problema, princesa, solo preocúpese de tener cuidado.—Respondió el caballero, aliviado de poder salir de ese lugar.

La princesa pagó por sus nuevas prendas y agarró las bolsas, mientras salía rápidamente del local, con su preocupado guardia detrás, mientras las personas que se habían quedado en el mercado se les quedaban viendo, curiosos.

¡Oh!—Exclamó la princesa.

Mi princesa, ¿Qué ocurre?—Preguntó el caballero, preocupado.

—¡Casi se me olvidaba, vinimos aquí por accesorios para mi cabello!—dijo la princesa, mientras se le escapaba una risa. Knight Cookie se quedó admirándola, ahora, más que nunca, estaba dispuesto a hacer la misión que le habían encargado, para que la princesa se sintiera orgullosa de el. Después de re tomar la conciencia sobre si mismo, ambos compañeros se dispusieron a buscar una tienda de accesorios para el cabello.

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Ambos regresaron a la hora de la cena, llenos de barro y cargando miles de bolsas con las compras de la princesa. Las galletas que se encontraban en los pasillos del castillo los miraban con intriga, y quizás algo de molestia, pero a esas dos jóvenes galletas no les importaba ni un poco, solo se preocupaban en pasarlo bien y correr por todos los rincones de ese gran castillo.

La reina y sus caballeros fueron tras de los jóvenes, cuando los atraparon, los mandaron a ambos a limpiarse y a sus habitaciones a dormir. Cuando Knight Cookie terminó de limpiarse y se dispuso a ir a la cama, pensó en la misión otra vez.

Quiero hacerlo, pero la princesa se quedará sin mi compañía...—Habló para si mismo, mirando el techo mientras estaba recostado en su cama.—Pero si llego en una sola pieza... ella me dará el respeto que tanto ansío, y quizás, consiga en valor para poder expresar mis sentimientos hacía ella...

Knight Cookie suspiró, se revolcó entre las sabanas y se dispuso a dormir, tomar decisiones era un trabajo muy difícil, pero el ya había tomado la decisión definitiva.

Knight Cookie estaba dispuesto a enfrentarse al gran dragón.

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A la mañana siguiente, el caballero se colocó su armadura y se dirigió al salón del trono, con paso decidido y con la cabeza bien en alto, pero se detuvo, y corrió en la otra dirección.

Once Upon a Different TimeDove le storie prendono vita. Scoprilo ora