Capítulo 2

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Blaine entró con confianza a la cafetería que había sido su refugio en las últimas semanas y se dirigió a la mesa del fondo (de la que prácticamente se sentía dueño) para trabajar en la canción que estaba componiendo.

Había encontrado la cafetería casi por accidente, mientras  aún se sentía perdido en la ciudad tras la ruptura con el que había sido hasta entonces el amor de su vida.

En cuánto había entrado, todavía indeciso, le pareció el lugar correcto, el chico rubio tras la barra le sonrió agradablemente y se encontró a si mismo respondiendo con la primera sonrisa que había tenido en días.

Armándose de un valor que no sabía que necesitaba entró al lugar para ordenar una bebida e intentar concentrarse en ese nuevo espacio desconocido y sin recuerdos de Kurt, su exprometido. Y apenas dio un par de pasos hacia la barra una agradable mesera apareció, toda sonrisas y amabilidad para indicarle que podía tomar el lugar que prefiriera y ella se encargaría de llevarle lo que ordenará hasta allá.

Blaine eligió la mesa más apartada, ordenó finalmente un té y se puso los audífonos con la melodía que había creado con anterioridad, intentando escribir una letra que encajara... Y de alguna manera, las personas que no tenían idea de su fracaso amoroso, el lugar que no traía recuerdos que se tornaban amargos tras la pérdida de lo que pensó sería su futuro, le dio la serenidad que realmente necesitaba para trabajar.

Por eso volvió al día siguiente y al siguiente de ese, de lunes a viernes sin fallar, por lo que eran quizás seis semanas ya, porque este era ahora el único lugar donde realmente se podía concentrar, dónde se sentía en paz consigo mismo.

Además, cómo un plus que irónicamente no era realmente importante, las bebidas eran realmente buenas y Tina, su recurrente mesera, era tan amable con él que empezaba a considerarla su amiga.

Por eso realmente se sorprendió cuando fue otra mesera quien le atendió ese día.

-Hola, bienvenido – dijo una chica latina frente a él – mi nombre es Santana, ¿puedo ofrecerte la carta?

-Hola – respondió Blaine recibiendo la carta- Sí, gracias, ¿no está Tina hoy? – preguntó con curiosidad.

-Tuvo que salir un momento – respondió  la latina con amabilidad – yo te atenderé en lo que vuelve.

-Claro, lo siento, gracias Santana, es solo que estoy acostumbrado a ella, soy Blaine – se presentó ofreciendo la mano extendida en un gesto formal.

Santana sonrió divertida y  Blaine supo por qué… nadie, jamás, se presenta con su mesera de esa manera.

-Lo sé – respondió ella recibiendo el saludo casi con la misma formalidad- Eres Blaine, el chico de la mesa 8.

-Oh, ¿El chico de la mesa 8? – preguntó el mencionado dividido entre la diversión y la vergüenza, sabía que era un cliente más que frecuente, pero no tanto para haberse ganado algún tipo de apodo- ¿Soy ya un personaje aquí?

Santana negó con una sonrisa.

-No, no realmente, es sólo que, quizás te hemos prestado más atención de lo que deberíamos – confesó tan inocentemente como pudo.

-¿A qué te refieres?

La chica se inclinó un poco hacia Blaine y bajo la voz, cómo contando un secreto.

-Bueno es sólo que – inició dando una rápida mirada al lugar- Sam me va a matar si sabe que te lo dije, pero realmente piensa que eres lindo y eso te ha puesto en nuestro radar, debo admitir.

-¿Disculpa?

-Sam, nuestro barista – repitió la chica señalando discretamente al rubio que estaba charlando animadamente con una chica frente a la barra- él cree que eres muy lindo.

Blaine observó al rubio sorprendido, pero desvío rápidamente su mirada al notar como el barista estaba a punto de girar el rostro hacia ellos.

-¿En serio? – preguntó confundido.

-Definitivamente

-¿Él es gay? – preguntó con curiosidad.

-¿Por qué? ¿Estás interesado?- preguntó la mesera enseguida.

-Yo… -Blaine volvió a mirarlo, estaba ahora de espaldas preparando una bebida para la rubia que seguía parada frente a la barra - ¿lo está él?

-Eso depende, ¿eres soltero?- preguntó Santana sin vacilar.

Blaine en cambio pareció dudar.
-Bueno sí… Podría decirse.

-¿Podría decirse?

-Acabo de salir de una larga relación, incluso estábamos comprometidos, pero definitivamente se acabó.

-Oh, vaya, eso apesta.

Blaine suspiró
-Sí, apesta.

-Señorita – se escuchó una voz a la distancia.

-Lo siento, vuelvo en un momento a tomar tu orden – dijo Santana caminando hacia donde era requerida.

-Claro, gracias – murmuró Blaine aunque no estuvo seguro de si fue escuchado.

Regreso la vista a la barra y los ojos del barista de posaron en él por un segundo pero en un parpadeo había vuelto a su charla con la chica rubia.

Blaine sacudió la cabeza, si bien “Sam” era un chico bastante atractivo él estaba aquí buscando tranquilidad, no una futura cita, y realmente el barista no parecía interesado en él ¿o sí?

.

…..

.

-La buena noticia es que es soltero- dijo Santana tranquilamente acercándose a la barra.

-¡Santana!  ¿qué demonios?! – se asustó Sam- ¿Le preguntaste?

-Por supuesto, no puedo leer la mente.

-¿Por qué? – preguntó de nuevo Sam sintiendo que las palabras se atoraban en su garganta- ¿Por qué le preguntaste?

-Porque tú no irías a preguntarle estoy segura.

-Oh por Dios, ¿qué le dijiste? ¿me mencionaste?

-Relájate Trouty, se está saltando una vena de tu frente, no es nada atractivo.

-No es verdad- se quejó Sam palpandose la frente con ambas manos.

Santana rio

-Quiere un frappé mocha blanco – agregó  con naturalidad, con suerte Sam creería que solo estaba bromeando.

-De acuerdo- dijo Sam empezando a preparar la bebida, Santana no haría algo así ¿verdad?

-Agrega tu teléfono en el vaso.

-Que cliché- dijo Quinn, su rubia amiga, bebiendo su café con tranquilidad.

-Y efectivo – aseguró Santana.

-No te atrevas a darle mi número.

-Bien, dáselo tú.

-Pide la orden en la otra mesa mejor – la regañó Sam - ¿Y dónde diablos se metió Tina? - preguntó revisando rápidamente el lugar.

-Oh, la encerré en el baño, iré por ella primero – respondió  la latina alegremente.

-¿Por qué? – preguntó Sam alarmado- Santana ¿por qué diabl- pero la chica ya estaba lejos de ahí…. Dios ¿por qué? ¿Qué planeaba realmente Santana?

El chico de la mesa 8Donde viven las historias. Descúbrelo ahora