Tiempo juntos.

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Los padres del pelinegro no tardaron mucho en llegar. La mesa estaba servida, la comida lista y casi todos estaban sentados a la espera de que mayor de los Tucker se les uniera a la mesa, el cual,  se encontraba guardando algunas de las compras que él y su esposa habían realizado antes de llegar a casa.

- Conseguimos varios ingredientes que nos hicieron falta la última vez para las galletas de chispas de chocolate~ - anuncio la rubia muy emocionada por poder cocinar con el novio de su hijo mayor.

- N-no nngh... no debió molestarse- Tweek se sentía apenado cada vez que la mujer le proponía cocinar algo. Él sabía que era bueno con los postres pero, en el pasado, llegó a sentirse intimidado por la mujer e incluso juzgado por esta ¡nada mas alejado de la verdad!.

- ¡Tonterías! - su tono hizo saltar al rubio, por suerte para todos ya había terminado de poner la mesa o sino habrían varios platos en el suelo pagando el precio por ese susto - adoro cuando horneamos cosas juntos, en especial porque es la única manera en la que puedo ver sonreír a mi bebé mientras come galletas, como cuando era un niño pequeño~ -

- ¡Mamá! - no iba a quedarse callado mientras su madre lo hacía pasar el ridículo frente al chico que le gustaba - estoy seguro de que Tweek no tiene interés en escuchar mis aburridas historias de bebé -

- Tal vez tengas razón- por suerte podía confiar en lo despreocupados y poco cariñosos instintos de su madre- en ese caso será mejor que los vea,después de cenar buscaré los álbumes de fotos~ - estaba jodido.

- ¡Buscaré el video de su baile de primavera en el kinder! - muy jodido.

- Tricia, no se grita en la mesa - su padre llamó la atención de la chica mientras tomaba asiento al la cabecera de la mesa.

- Lo siento - la pelirroja también lucía empcionada, aunque era por razones totalmente diferentes a las de su madre.

- No habrán fotos ni videos de mi - declaró el pelinegro - Tweek vino a pasar el tiempo conmigo y para ver una película además... -

- Bueno... me gustaría ver fotos tuyas de bebé... es decir, sé que nos conocemos desde el kinder pero en ese entonces no interactuamos mucho mmgh... el uno con el otro y ammgh... sería lindo recordar esos tiempos ¿no? -

Mierda ¿como podía negarse a una petición tan adorable? Fácil... ¡Era imposible!. Debajo de toda esa seriedad y escepticismo solo había una verdad, era un adolescente enamorado y devoto a la persona que había cautivado su corazón, no podía negarse a lo que su dulce rayo de sol deseara, si le pedía las estrellas y los cometas encontraría la manera de darselos.

Estaba a punto de responder, de implorar que no hiciera eso, que no dejase que su familia lo avergonzaba cuando...

- Solo recuerdo que en ese entonces también usabas un gorro como el de ahora - una pequeña sonrisa apareció en los labios de Tweek - eras tan adorable - el brillo de sus ojos terminó de dominarlo, esa dulce expresión de ensoñación era todo lo que necesitaba.

- Si es lo que quieres... - había caído ante sus encantos, igual que cada vez que le pedía algo - pero a cambio veremos tus fotos cuando vaya a tu casa - Oh, la expresión de Tweek fue oro puro.

Sus adorables mejillas anrojecidas que trató de ocultar bajando la vista a su plato y la forma en la que apretaba sus labios tratando de contener su nerviosismo sólo para calmarse dando un par de respiraciones profundas.

Él  conocía muy bien el mecanismo que Tweek usaba para poder estabilizar sus emociones, lo habían aprendido juntos en terapia cuando recién iniciaron su "relación" e incluso él mismo lo había usado en muchas ocasiones. En definitiva ser parte de la vida de aquel rubio lo había cambiado mucho, aprendió cosas sobre sí mismo que nunca se hubiese cuestionado antes y, por ello, le estaba enteramente agradecido.

Aquel veranoWhere stories live. Discover now