Tomar su mano.

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El tomarse de las manos era un acto casi instintivo para la pareja, era su manera de brindarse compañía, apoyo y cariño, su manera de decir "Estoy aquí, no hay nada que temer", un acto tan natural que a veces lo hacían sin darse cuenta, justo como en ese momento.

- Así que... vamos a trabajar juntos - Tweek fue el primero en romper el silencio, algo nada fuera de lo usual ya que, por lo general, le gustaba estar informado de las cosas que los involucraran a ambos rn su "relación" - Debiste decirme ¡Ack...! Así no habría tenido que hacer planes elaborados para convencer a mis padres de darme días libres para verte - era vergonzoso admitir eso pero no se guardaría los detalles de todo lo que tuvo que hacer por su "noviazgo", no porque quisiera chantajear al pelinegro... simplemente no le gustaba que este actuara a sus espaldas en algo que los afectaba a ambos.

- Lo sé... - entendía las intenciones del rubio, lo conocía lo suficientemente bien para comprender el trasfondo de sus palabras - lo siento... sé que debí decírtelo - ahora estaba nervioso, les había costado mucho tiempo encontrar el punto medio para fingir esa relación y seguir siendo amigos - pero aún no sabía si aceptar o no y... planeaba preguntarte hoy durante el almuerzo, ya sabes, no me gusta hablar estas cosas por teléfono- su estilo era ser directo, decir las cosas a la cara y sin rodeos, excepto claro cuando se trataba de sus sentimientos reales por Tweek.

- Bueno, ahora debes compensarme eso y lo harás lavando los platos en la cafetería- una pequeña sonrisa se asomo de los labios del rubio, algo que claramente Craig no se esperaba, no era algo comun que Tweek jugara de esa manera con sus reacciones, aunque tal vez se debia al poder que ahora tendria como su superior en la cafetería, sea como fuere, lo había tomado totalmente desprevenido - seré tu nngh... tu jefe a partir del lunes así que ¡Ack! Prepárate, tigre -.

En definitiva le agradaba el cambio que había logrado Tweek con el paso de los años, la ansiedad aún hacía estragos en él, los miedos irracionales no se habían ido de la noche a la mañana, de hecho, aún tenía recaídas y altibajos pero, la manera en la que afrontaba sus miedos era distinta, ya no estaba solo, tenía amigos que estaban para él, una red de apoyo que en verdad hacía algo por comprenderlo... y él no podía dejar de admirar su fuerza, si tan solo supiera que mucho de ello había comenzado gracias a su apoyo, si supiera lo especial que era para Tweek.

- Si ese es el precio que tengo que pagar para verte a diario... supongo que no será difícil hacerlo - ah, la expresión que había provocado en Tweek no tenía precio, por un momento se había arrepentido de decir algo tan cursi, temió que eso lo dejara en evidencia como el idiota enamorado más grande del pueblo y seguro así habría sido de no ser por un pequeño grupo de chicas que los admiraban desde la distancia.

Las asiáticas eran la coartada perfecta, por alguna razón siempre estaban cerca cuando decía o hacia algo demasiado comprometedor, no sabía si eran coincidencias o si estaban siendo seguidos por un séquito de fanáticas algo locas (en definitiva esperaba que sólo fueran coincidencias) pero al menos ahora lo estaban ayudando a salir del embrollo en el que él mismo se había metido.

- C-Craig... - al parecer el rubio también había notado la presencia de las chicas, si tan solo el pelinegro no hubiera estado tan centrado en calmar sus propios nervios, se habría percatado de la decepción en la voz de su rubio.

Era irónico, la mayoría de las personas solo podían ser ellas mismas con sus amigos, pareja o estando solos pero ellos... ellos sólo podían demostrar su amor estando frente a los demás, todo con tal de no perder la única conexión que ellos creían tener, su amistad.

Claro, darle material a las asiáticas tenía sus pros y sus contras; por un lado mantenía vivo el ship, lo que haría que la relación fuese duradera, no querían romper por culpa del arte asiático en el que eran emparejados con otras personas, ugh, eso ni pensarlo pero, por otro lado, el fingir que no se gustaban tras terminar su acto... era doloroso.

Aquel veranoWhere stories live. Discover now