xii. "qatar"

1.1K 110 34
                                    

Había pasado mucho tiempo desde la última vez que pisamos Argentina. Disfruté y saboreé cada día de mi vida en Qatar como pude, junto a Elena en mis días libres y de vez en cuando, compartiendo horas con Lola. Mañana jugábamos contra Australia y no podía dejar de sentir nervios. No me sentía apto ni mucho menos listo, estaba asustado. Sé que probablemente debería estar más seguro y decir positivamente que íbamos a llegar a la final pero, ¿y si no lo lográbamos? Yo no podía aguantar la angustia de nuevamente vernos perder. No podría con el simple hecho de decepcionar a un país entero. Necesitaba la copa, nosotros necesitamos la copa.

Además, se lo prometí a Elena.

Con respecto a Lola, todo iba más que bien. Logramos conocernos muchísimo mejor y se podría decir que estábamos en una clase de relación. No quería dar por hecho nada, ya que, ambos dijimos de intentarlo pero aún así estaba esa duda de si nosotros realmente éramos novios o apenas era un indicio de lo que podría llegar a ser una relación a futuro. Ese tipo de preguntas a veces me mantiene en duda, trato de que no afecten en nada lo que tenemos pero es costumbre en mí que siempre exista una molestia.

Y para colmo, tenía las leves sospechas de que Maia estaba acá. Mi familia no me quiso decir nada cuando escuché que "estaban contentos con que Elena esté acompañada", cosa que me extrañó demasiado porque se suponía que ellos cuidarían de ella. Incluso quise interrogar a mi hija para que me diga algo, cosa que fue en vano porque solamente recibí preguntas sobre los partidos o algún que otro invento de la menor.

Si realmente ella estaba acá, me metería en un gran problema.

— Ma, mándame a Elena que la quiero ver.—envié un audio en su chat privado, recibiendo una respuesta rápida.

— Está yendo hijo. Cómprale helado que ayer estuvo caprichosa con eso.—expresó en la grabación, dejando en visto cuándo pregunté con quién estaba viniendo.

— ¿Y? ¿Viene la enana? —cuestionó Lola abrazándome por la espalda, completamente ida de la conversación que había tenido con mi mamá.

— Sí, creo que viene con una de mis hermanas o con mi viejo.—murmuré, mirando la vista que teníamos desde la entrada del predio. Ni siquiera correspondí su abrazo o me giré para mirarla, estaba concentrado en pensar con quién iba a venir mi hija.

— ¿Y si salimos a pasear los tres?—volvió a cuestionar, sin darse cuenta de que no le estaba prestando atención.— A la noche podemos cenar los dos solos y pasar tiempo juntos, no sabes lo que te extrañé estos días.

Asentí moviendo mi mentón hacía un costado en específico, dónde se podía ver el mar y a mucha gente pasar por la arena seca. Habían muchas personas con remeras de distintos países pero, las que más llamaban mi atención eran las de Messi. Literalmente por dónde mires, estaba ese característico 10 pegado en la espalda de todos.

— ¿Lean? ¿Me estás escuchando?—volvió a cuestionar, posicionándose frente a mí mientras sus manos acariciaban mis brazos.

Esta vez sí me dediqué a observarla y con una leve sonrisa tímida, volví asentir.

— Sí, perdóname. Estaba mirando la playa y me quedé colgado.—expliqué, haciéndola reír.

— Voy a buscar el mate adentro.—habló segundos después de separarse de mis labios, haciendo un sonoro ruido que me contagió la risa.

— Yo voy a esperar a Ele.

Mientras veía cómo su cuerpo se adentraba en el gran hotel, saqué mi celular para poder responder los mensajes que habían dejado en el grupo de la Scaloneta. Y como ninguno era importante, volvió a guardar el celular. ¿A mí que me importa si el Kun está comiendo tortafritas con un árabe?

unkept secrets,  leandro paredes. Where stories live. Discover now