Pròlogo

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  Era de las que no creía en supersticiones ni tontas historias de ciudades donde el coco te jalaba por los pies. 

Lo era. 

 Solo en medio de aquel dolor de cabeza recordaba una hermosa voz, acompañada de un tic tac de dedos, un compás armonioso en conjunto. ¿Quien era aquel hombre? ¿Porque me sentía atraída a él? 

 Caminé por el muelle casi volando hasta su cercanía. Recuerdo sus ojos bravíos como el mar, verdes y turbulentos como el odio perpetuo. Su sonrisa sarcástica me dejaba dicho que no me presagiaba nada bueno. ¿Porque no corrí? ¿Porque me quede allí? Y su voz, ¡Oh dulce manjar divino!, casi era palpable para mi. 

- Ven pequeña... sigue mi voz, sigue su sonido. 

  Miré hacia el hombre, era tan hermoso parecía nacido de uno de esos viejos libros o de una representativa película de antaño, donde surcaban marineros y piratas sietes mares y aún los ocultos. Pero era imposible, ellos estaban extintos casi como los dragones, los caballeros y las glorias de sus épocas. 

 Atisbe hacia el fondo del suelo de madera, para enfocarme en el; a lo lejos, el mar estaba enfurecido, y las velas golpeaban con fuerza, miré nuevamente a aquellos ojos turbios, entonces lo descubrí. 

No era humano. 

- ¿Has perdido algo...? - Me atreví a preguntarle, el simplemente llevó su mirada a la luna y la devolvió a mi.

  A lo lejos oí el gritar de mujeres con gran agonía, muchas a la vez. Casi perdí el conocimiento. Me desmayé en segundos sintiéndome en el aire, no sin antes percatarme.

De que él... no tenia sombra.

No, no era humano.

Saga Delucios: La Leyenda de O'MalleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora